La globalización ideológica

Las ideologías están globalizadas como la religión y las tradiciones, lo que no se toma en cuenta es que estas son las causas del porqué las opiniones filosóficas políticas y sus respectivas acciones consecuencias viven también más o menos igual en todas las poblaciones como una especie de religiosidad filosófica pagana de orden global.

En términos de percepción da igual vivir en Asia como en Occidente, incluso, vivir en las naciones que se les dice bananeras o tercermundistas, pues en realidad es como vivir en el “primer mundo”; además, que esto se puede confirmar al observar la calidad de los medios de información que suelen ser igual, en el sentido de que se transmite la misma parrilla de contenido de noticias, música y variedad de distracciones en todos los lugares, como de forma magistral lo expone el afamado investigador social Karl Deutsch.

De ahí que gracias a los medios, el pensamiento humano es cada vez más homogéneo y reducido, superando cualquier barrera genética, antropológica cultural, religiosa, entre otras.

Resultado de ello es el mismo pensamiento en todas las poblaciones con palabras más, palabras menos, sin importar mucho los sistemas de gobierno, bien sean de régimen parlamentarios o presidencialistas, entre otros; sabiendo además que la forma de gobierno y la religión, adoptada, tampoco representan mayor dificultad en introducir formas del pensamiento humano de control de masas.

Por otra parte, recordando aquella frase que se le atribuye a Bismark: “El pueblo no debe estar presente cuando se hacen las salchichas y las leyes”, habría que agregarle otro momento, cuando se cuentan los votos, además cuando se diseñan las sistemáticas distracciones; ya que la automatización de los escrutinios, junto con la revolución tecnológica, vienen cercenando el derecho de los ciudadanos  de elegir el próximo administrador de gobierno y decidir la orientación natural de sus propias vidas.

En fin, dentro de este entramado denso de la comunicación que ocurre, frente a la vista de todo el mundo, como si nada, por la ceguera que generan las múltiples distracciones psicológicas y materiales que aportan tanto los medios como los sistemas de control de masas, al que las cosmovisiones religiosas, ideológicas, científicas, vienen acomodándose, sin nada que le haga frente, más que contribuir al férreo control de masas en pro de los sistemas tiránicos totalitarios de orden global, como consecuencia de la internacionalización del pensamiento único, que incide en las ideologías, las religiones, tradiciones y maneras de ser.

De esta forma se viene construyendo el hombre nuevo, primado negativo de los medios, un mesías muerto no resurrecto, dócil, débil y obediente a los poderes del hegemón para lo que todo coopera consciente o inconscientemente, hecho a imagen y semejanza de un sistema totalitario de recreación que, momento a momento, vive adaptándose a los nuevos desafíos del carácter libre de la persona.

Esta visión explica por qué los líderes que presentan los medios de información están representados en la ficción de un héroe mítico, imitación de la imagen cristiana, pero derrotado en el Gólgota; así que, no debe parecer extraña esa visión de aureola de santidad de luz prístina que la propaganda le aporta a los seudolíderes.

Para terminar, desde esta visión, contraria a los pregones del antiliberalismo económico, más allá del paganismo de la dialéctica totalitaria; proporciona ver que la globalización ideológica permite la consolidación de un gobierno mundial “todopoderoso” sin límites en la soberanía de cada persona.