El director ejecutivo de la ONG Médicos Unidos Venezuela , Jaime Lorenzo, denunció que en el país reaparecieron enfermedades que estaban extintas y que circulan sin control.
«Lo triste es que estamos en la Venezuela de los años cuarenta o antes», dijo el también especialista en administración de hospitales en entrevista con Unión Radio.
Entre las afecciones más comunes -otrora extintas- el médico mencionó: malaria, dengue, tuberculosis (en cárceles, sobre todo), hepatitis A (transmitida por alimentos), paludismo (de la cual espera un repunte) o fiebre amarilla. Además, fiebre tifoidea y brotes de diarrea en ciertas zonas del país (en lugares donde no hay más detalles y se desconoce su origen).
Lorenzo aseguró que en el siglo XX las enfermedades se controlaban solo con prevención. «Había brotes, aparecían con cierta frecuencia, pero había una campaña institucional no solamente del ministerio correspondiente, sino de educación», puntualizó acerca de las políticas de Estado sobre la materia.
Sin embargo, señaló que la educación acerca de enfermedades infectocontagiosas ya no existe. Tampoco hay campañas informativas y de concientización para la población por parte de las autoridades.
Las recomendaciones de Médicos Unidos de Venezuela
En Venezuela muchas de las afecciones que circulan actualmente comparten síntomas, incluso cuando tienen vectores diferentes de contagio. Por lo tanto, es complicado -en ocasiones- autodiagnosticar cuál se padece. Más aún cuando existe la superposición de enfermedades.
«Lo primero, al tener síntomas de gripe guardar reposo necesario. Protegerse para cuidar al resto de la familia porque no sabe si la enfermedad se contagia por la picada de mosquito (dengue o chikungunya) o estás pasando por una clínica de covid. Tenemos que protegernos desde el punto de vista de la gran interrogación: ¿Qué puedo tener? Como es algo respiratorio y está el covid dando vueltas, protégete tú poniéndote el tapabocas y protege a tu familia».
«Y si es chikungunya o las otras enfermedades, vamos a ver su desarrollo en días. Reposo, hidratación y tomar antipiréticos, pero no aspirina. Volvemos a la letanía del siglo pasado: no usar aspirina en ningún tipo de fiebre porque no sabemos contra qué nos estamos enfrentando», dijo.
Añadió que si los síntomas persisten luego de 48 horas, hay que acudir a un servicio de atención médica público o privado.
«No es fácil. En otra época contábamos, en la parte pública, con un arsenal de posibilidades de diagnóstico; y en el privado se cuenta con el arsenal, lo que pasa es que tiene un costo que sale del bolsillo del paciente», dijo.
Con respecto a las condiciones de los hospitales y demás centros de atención médica en Venezuela, Lorenzo expresó: «Me duele ver lo que veo. Que nuestro ciudadano común y corriente, cuando va a un establecimiento público lamentablemente tiene que sacar dinero de su bolsillo porque no funciona el laboratorio o el servicio de rayos X, y para hacer el diagnóstico -los familiares o los pacientes- empiezan a hacer miles de cosas para poder hacerse los estudios. Y lo duro es que como en nuestras emergencias siempre va a estar ese joven médico que no tiene la experiencia y ante el miedo solicita una serie de exámenes tratando de cubrir lo más amplio, ese costo lo paga el paciente».
Tomando en cuenta el escenario, Lorenzo insistió en la importancia de la prevención, más allá del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades: con la educación desde la familia y el colegio. Lavarse las manos frecuentemente, cepillarse los dientes después de cada comida, taparse cuando se estornuda, caminar, tomar mucho líquido y evitar excesos y vicios dañinos (por ejemplo, el cigarrillo).
«La prevención pasa por nosotros mismos, y entender que, en la medida en que evitemos, no nos enfermamos», agregó.
Las vacunas en Venezuela
Lorenzo se refirió al covid-19 para explicar que hoy día no existe una única vacuna contra el virus, tampoco un medicamento específico. Desde hace semanas, expertos indican que hay un repunte en los casos en Venezuela.
Tal comentario dio pie a un llamado de atención.
«Yo tengo tiempo que no veo ninguna de las cadenas de farmacias que estaban vacunando con los stands de vacunación. Esos ya no están. Y mucho menos en instituciones que deberían tener puestos de vacunación perennes para llevar el programa de vacunación normal, tampoco los estamos viendo. Y no hemos vuelto a escuchar la palabra vacuna por parte del órgano rector», dijo.
Informar a la población, pero no alertar
Muchos médicos trabajan en el sector privado y están atentos a la aparición de ciertas enfermedades. Por su parte, desde la ONG Médicos Unidos de Venezuela cumple con los canales regulares para denunciar, pero esto no va más allá y no se informa a la población.
«Tratamos de alzar nuestras voces públicamente de las situaciones. Siempre enseñando y sin crear alarmas», dijo.
«Supongamos que hay un brote de diarrea en una zona. Si se hace la alerta, se actúa y se le dice a la gente que en su zona hay un brote: cuídense un poco más, hiervan el agua, lávense las manos y los alimentos; podemos parar el impacto. Pero al no haber información, no hay manera de parar las cosas», alertó.
Manifestó que los venezolanos ya afrontan problemas para subsistir, por lo cual es prudente informar con cautela a la población; es decir, no alarmar.
«De ser así no estamos cumpliendo con nuestro deber y nuestra formación porque entendemos que el hombre es una unidad biopsicológica y social», indicó.
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