En pasados días pudimos constatar la reincidencia de la dictadura en su estrategia criminal de promoción del miedo. Con ello intenta la inhibición ciudadana de participación en las elecciones primarias del venidero 22 de octubre. Para ello utiliza sus principales voceros partidistas y hasta militares. La escogencia de la persona que lidere, como candidata o candidato presidencial, la exigencia del pueblo soberano de realización de correctas elecciones presidenciales en 2024, con base en nuestra Constitución Nacional, concretará el comienzo del final del desastre económico, social y político actual. Esto lo haremos posible los ciudadanos “contra viento y marea”.
Es preciso comprender, en esta etapa que se nos plantea, dos cosas vitales: 1) De la célebre frase popular “no aclares que oscurece compadre», que no es momento de ser reactivos o alardear sobre asuntos que al régimen tiránico le conviene convertir en “temas virales”. No será supuestamente “aclarándole estrategias” a preguntas de la prensa del cómo y el cuándo se deberán hacer tales o cuales exigencias al poder dictatorial, para que efectivamente se produzca el cambio. Ello sencillamente comporta nuestra necesidad de una estrategia comunicacional distinta del estilo político tradicional, sobre el cual existe, por cierto, un enorme hartazgo en el país. 2) Sabemos que para todos está claro: para ellos, para nosotros y para el entorno a ambos lados, de aliados internacionales que, sobre la terrible realidad-país existente, éste abrumadoramente anhela y busca la forma de iniciar la superación de tal estado de cosas; en las ciudades y campos del que otrora fuera un pujante país petrolero.
Para hacer posible el cambio en Venezuela, y del modo más eficaz al más bajo costo, hemos emprendido el actual abrir camino hacia: a) La mayor cohesión ciudadana, fundamental en la unidad de propósitos, y mediante la promoción de valores de amor a la familia y a nuestra tierra. Esta campaña que encarna María Corina Machado, punteando en todos la intenciones de voto, debemos mantenerla protegiendo a nuestra líder preferida; b) Fortalecer la organización ciudadana, integrándose a la defensa de la elecciones primarias y la participación, más allá de las fronteras partidistas; y c) Garantizar la búsqueda y disposición de ciertos recursos que, puestos al servicio de la causa de la recuperación de la libertad y la democracia para Venezuela, sean aportados por cada quien, según sus posibilidades.
A consecuencia del secuestro y violación de una joven venezolana en búsqueda de trabajo en un país hermano de Suramérica, en medio del dolor ante el abominable hecho, escribí en uno de mis pasados artículos: “Tenemos que unirnos como una sola familia para enfrentar nuestra realidad”. Los que defienden en primer orden sus colores partidistas, en esta hora decisiva de la patria deberán ser relegados”. “Las fuerzas del bien, donde quiera que nos encontremos, debemos cohesionarnos para enfrentar y derrotar las fuerzas del mal”. De lo que se trata entonces es de salvar a la Venezuela, secuestrada y ultrajada, de las garras de la alianza criminal que se asentó en nuestra patria; bajo la cómplice traición de unos pocos, quienes sí tienen razones para vivir en el miedo.
Con total cinismo, el títere castrista Maduro habla de solicitar que la Naciones Unidas preste auxilio a los venezolanos que han huido por millones del país. Diosdado Cabello utiliza su condición de vocero político del PSUV, para lanzar las directrices del amedrentamiento y la guerra psicológica de una supuesta imposibilidad de sacarlos del poder. Ellos usarán sus frases, nosotros las nuestras, como el “hasta el final”, y que como lo escribiera antes “no es otra cosa que el fin de la dictadura” y el comienzo del cambio en Venezuela, para la libertad, la igualdad ante la ley y la fraternidad dentro de la gran familia venezolana para que con oportunidades de trabajo, el estudio y la atención a la salud vayamos todos adelante.
Este es el momento de asumir, todos y cada uno, nuestra responsabilidad frente a la ineptitud de los que han fracasado antes, y garantizar la libertad que buscamos para Venezuela, y el cómo lograrlo. ¡Somos conscientes de todo lo que es necesario establecer y hacer en el campo estratégico y táctico para alcanzar el objetivo!
La abrumadora mayoría de venezolanos, de ciudadanía civil y de aquella en uniforme de las fuerzas armadas y policiales de Venezuela buenas aún tienen valores familiares. A pesar de todos los esfuerzos del régimen por pervertirlas y llevarlas a ser definitivas huestes asesinas de su pueblo, de querer usarlas para defender sus mafiosas fortunas, mientras ellos y sus familias apenas si logran comer, hacen parte del anhelo del cambio, y de un nuevo amanecer para todos. Excepto el pequeñísimo grupito que anda nervioso en cómo sostener lo insostenible, de un poder que se les extingue, están previendo para dónde le tocará ahora a ellos emigrar. Saben que le llegó la hora a la auténtica Venezuela de todos. Esa que en medio de la lucha se seca una lágrima, ríe y echa pa’lante. Sale al encuentro de María Corina, la esperanza por esa Venezuela que viene ¡con el regreso de miles de hijas e hijos a casa! Abrazar y sentir a padres, abuelos, hermanos y amigos. Esa Venezuela de “María Esperanza” ya viene…
@gonzalezdelcas
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