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Las ideologías

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A José Félix Oletta, mi médico, mi amigo, un gran venezolano.

Es cierto que en las dictaduras las ideologías pasan a segundo plano. Lo importante es salir del dictador y después nos diferenciamos y pelearemos, eso sí, sin golpes bajos. Pero la ideología de todos modos aparece, es renuente a que la callen. Por ejemplo, yo no comparto para nada la ideología de María Corina Machado, al parecer con la primera opción para ganar las primarias. Me parece, sin embargo, muy lamentable su regocijo por el triunfo en esa curiosa elección de embuste que tienen los argentinos- previa a la verdadera- de Javier Milei tipo bastante desquiciado que ama a Trump, a Bolsonaro, a Abascal y a cuanto ultraderechista fascistoide amenaza este mundo  y es lo suficientemente  tarado como para desconocer el cambio climático, repudiar el aborto, propiciar que la gente  se arme, que haya venta libre de órganos, y otros disparates. Apoyarlo simplemente porque es un neoliberal económico de una radicalidad absoluta, pero absolutamente absoluta, que hasta va a cerrar los ministerios que se ocupan de cuestiones sociales.

Que el neoliberalismo de la señora Machado me parezca lo menos pertinente para levantar un país en terapia intensiva, cuando José Gregorio haga el milagro de democratizarnos, es muy real, pero quién sabe para cuándo queda esta disputa.

Por cierto, que conozco poco las ideologías de los otros, trataré de enterarme. O sea que mi voto anda como en suspenso porque me temo que la mayoría anda por caminos muy parecidos. De repente Andrés Velásquez, aunque las encuestas dicen que es un pobre de solemnidad en cuestión de votos, me da la impresión de que al menos debe ser un socialdemócrata. ¿Los adecos? Sí, lo eran también, al menos nominalmente, pero después de Pérez 2 uno ya no sabe. Bueno ya veremos. Realmente el rollo es buscar la manera de salir de este infierno en que vivimos.

Digamos que lo ideológico surge en nuestras relaciones internacionales. España es un buen medidor. Me da la impresión de que muchos opositores, sobre todo nuestra colonia  de Madrid, apuestan al PP y Vox, que van a perder. Eso dice mucho. O la cada vez más clara opción del gobierno por aplaudir la masacre que hace Rusia en el heroico pueblo ucraniano; lo ratifica enfáticamente el ministro de la Defensa, el generalote máximo, apenas ayer y sin que queden dudas. O la incapacidad de distinguir las izquierdas latinoamericanas, una cosa es Ortega y otra Boric, Lula, Petro y algunos otros, que son democracias plenas. Esto indica un anticomunismo macartista, cuando éste ha muerto, y de la creencia de que quienes nos gobiernan, masacran, son de izquierda, cuando son una banda de represores y cleptómanos, y además están configurando con torpeza una política liberal. Esto último lo pueden preguntar en Fedecámaras o en la Cruz Roja, incluso.

La ideología es nuestra identidad última, nuestro lugar inevitable en la sociedad. Puede suspenderse por un buen rato y hasta disfrazarse, pero siempre saca la cabeza.

 

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