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De pendejo al «tú no me jodes» y «dar coñazos”…

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Las precedentes expresiones definidas como “malsonante, vulgar, coloquial, poco educado, obsceno, grosero, soez, ofensivo, inculto, despectivo” son extrañas a la línea editorial del octogenario diario El Nacional, en el que sólo el culto escritor Arturo Uslar Pietri logró imprimir en sus planchas el adjetivo «pendejo» tenido como vulgaridad, pero de alto sentido moral para el venezolano de bien y así lo acuñó, el 16 de mayo de 1989, en entrevista televisiva del programa Primer Plano, para referirse de manera irónica a los ciudadanos «honestos, esos que ingresan a la vida política y no cometen actos de corrupción u otros delitos relacionados con el ejercicio del poder». Fue tal su contundencia, que de manera espontánea no sólo se promovió una “Marcha de los pendejos» con su Himno y una Orden. Movilidad que pernoctó en la sedes del Poder Público exigiendo reconocimientos a la «gente honesta del país». Después, el presidente Chávez Frías la incorporaría a su glosario de insultos cuando se refirió por ejemplo a la victoria del “No” como una “victoria de mierda” y el 23 de noviembre de 2007 aseguró: “Quiero recordarle a mis enemigos que aquel Hugo Chávez pendejo quedó en la historia».

A ese discurso de altanerias se sumaría el expresidente Jaime Lusinchi, quien disgustado por los ataques a su gobierno por parte del canal de la RCTV en forma airada le diría a un periodista suyo…A mí no me jodes tú»

Pendejo se corresponden, a “Persona, cosa o actividad que se caracteriza por su inutilidad y resulta pesada o molesta y joder: <<molestar o fastidiar mucho a alguien una cosa, una persona o una situación”

Al respecto y a treinta años de la Marcha de los pendejos ¿seguimos siéndolo? (Junio 14 de 2019) Se interrogó María Ramírez Delgado del “Centro de investigación de la venezolanidad” que se dedica al estudio y la comprensión de lo que somos los venezolanos consideró que: “La palabra define los límites de nuestro mundo, a través de ella demarcamos lo que pensamos y sobre todo reformamos lo que pensamos. Es por eso que tengo la creencia de que Uslar Pietri trató de iniciar un proceso de transición moral a partir del significado de la palabra pendejo, puesto que si perdía su valor como una cualidad negativa podía pasar a considerarse como una cualidad deseable”

Pero de allí, a promover: “cuando vean aquí a una María Corina, tenemos que sacarla a coñazos de aquí” se está en presencia de la «Ley Constitucional Contra El Odio» cuyo artículo 20 establece: «Quien públicamente (…) incite al odio, la discriminación o la violencia contra una persona o conjunto de personas en razón de su pertenencia real o presunta a determinado grupo social, étnico, religioso, político (…) será sancionado con prisión de 10 a 20 años»

Esa expresión «darle unos coñazos» a una mujer, además de falta de hombría, configura científicamente una conducta compulsiva conocida en el mundo de la psiquiatría como «coprolalia» característica en los pacientes del síndrome de Tourette que no solo puede ser totalmente incontrolable, sino conllevar a la degradación de la vida social y laboral que para el filósofo chileno Rafael Echeverría, en su libro “Ontología del lenguaje” hace referencia a cinco actos lingüísticos, destacándose algunos, como: “juicios, afirmaciones y pedidos” expresadas en la combinación de algún adjetivos verbo y sustantivo utilizados, lo que lógicamente nos remite al lenguaje jurídico y en consecuencia a su interpretación, a tono con la norma a la que pueda ser remitida la expresión, para determinar sus propósitos. Con razón el dicho…la lengua es el castigo del cuerpo y…a confesión de pruebas releo de pruebas…

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