Caminos a ninguna parte es el nuevo documental de La Vida de Nos, bajo dirección del escritor Héctor Torres, quien narra el proceso descarnado de la migración fallida, a través de los testimonios de seis víctimas de una catástrofe humanitaria de siete millones y medio de personas que han salido del país, en busca de mejores oportunidades.
Es una producción independiente, de corte animado, que representa la fortaleza que anida en la creación de cine verité en el país, tomando la inspiración de trabajos similares como Flee y Waltz With Bashir, así como acompañando la denuncia de series recientes, del mismo impacto, como La República que tortura, realizada con de Roberto Weill.
En tal sentido, La Vida de Nos ha aportado una contribución audiovisual, sobre temas similares, en defensa de los derechos humanos.
Caminos a ninguna parte destaca por la interpretación de actores que logran traducir las emociones y los crudos relatos de vida de los personajes, contando con la participación de Rossana Hernández, recordada por su desarrollo en el teatro y en cintas de calado hondo en la memoria contemporánea, como El Amparo.
El guion logra mantenernos en suspenso, al imbricar las historias de seis hombres y mujeres, que cruzan la frontera por diferentes vías, topándose con el horror de la intolerancia, la trata de blancas, la extorsión de los cuerpos de seguridad, la orfandad, el miedo, la desaparición y hasta la muerte.
Entendemos el contexto de cada uno de ellos, sus razones, sus esperanzas, sus sueños y pesadillas comunes en una nación, donde las alternativas se van evaporando, a merced de la inflación, la represión y la crisis sistémica.
El documental se pone del lado de los que padecen, visibilizando el dolor de los demás, sin pecar de explotador de la porno miseria.
La idea es dignificar las narrativas de unos ciudadanos que no consiguen ser escuchados y atendidos en sus demandas.
Uno de ellos afirma que la “documentación es justicia”.
En efecto, la película de no ficción cumple con despertar la conciencia, ante un entorno que finge demencia y prefiere ignorar los problemas.
Por algo, el Estado minimiza el impacto de dichos documentales, censurándolos de facto por los canales y medios oficiales.
Se abordan las situaciones complejas de naufragios, retornos por la pandemia, idas y vueltas, los caminantes que son devorados por el infierno del Darién.
Vemos así el contraplano de la simpleza de los escándalos virales de Twitter, cuyos sensacionalismos acaban por distraer la atención y convertirse en meros espectáculos.
El lenguaje animado permite establecer una cierta distancia de sutileza y diseño estético, que brinda calor y empatía, priorizando la comprensión antes que la anécdota superflua de los algoritmos polarizados.
Las viñetas exponen rostros, primeros planos, mapas y situaciones incómodas, por medio de una ilustración funcional que sostiene el arco dramático, inspirando la lectura activa y artística del espectador.
Con economía de recursos, Caminos a ninguna parte refrenda la calidad de nuestros talentos, que luchan por quedarse aquí, por proponer conversaciones inteligentes y urgentes, en vez de cruzarse de brazos.
Un meritorio documental que debe verse, reflexionarse y discutirse en cine foros.
Para reivindicar a los caídos y desaparecidos, para trabajar por una recuperación necesaria de valores y principios democráticos.
De lo mejor del cine venezolano del 2023.
Un nuevo ejemplo del camino crítico y político que ha tomado el cine nacional, para retomar la brújula hacia nuestra esencia, hacia nuestra parte más comprometida.
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