En la década de los dos mil Gregorio Sucre Cervantes es un enviado de Dios, con la misión de conversar en Venezuela con dirigentes políticos en procura de alternativas para enrumbar al país por la senda de la democracia y el progreso, afectados por desaciertos en la conducción del mismo. El Todopoderoso estima que “Gregorio”, dada su habilidad para conversar, la cual le había hecho ganar el apodo de “el conversador”, era el personaje idóneo para la encomiable tarea.
El Señor, enterado de que para agosto del 2023, la situación en Caracas es más caótica que en la pasada década, plantea a San Agustín, el hijo de Mónica, la perentoria necesidad de habilitar a Gregorio, sancionado por el Espíritu Santo con la mudez, por no haber cumplido a cabalidad con la encomienda del 2013, esto es, devolverle la habilidad para conversar. Agustín se propone que Dios acepte a otra persona, pero desiste al constatar que para el Señor la selección de Sucre Cervantes era decisión tomada. “Nuevamente el hijo de Mónica” es la reacción de Gregorio al informársele de la noble pero difícil tarea de reconciliar a los venezolanos, más divididos ahora que en 2013. Apreciación que refuta Agustín, alegando que se celebrarán elecciones primarias para seleccionar popularmente a la persona que competiría con el actual presidente, Nicolás Maduro, por la primera magistratura en 2024. Y que Dios está convencido de que gane quien gane tiene la perentoria tarea de un aggiornamento democrático y un gobierno de concertación nacional, camino para que Venezuela sea próspera, como lo merece. San Agustín queda debidamente instruido para que ejerza la adecuada vigilancia, a fin de estar seguros de que Gregorio cumpliría la tarea a cabalidad. La guía para la gestión es el ensayo Las reconciliaciones políticas en una Venezuela aturdida, cuya autoría se mantiene en el más absoluto secreto.
El conversador sorprende a Agustín al proponerle analizar la denominada “Marea rosa”, para los más escépticos, catapultados en “un rancio conservadurismo”, quienes, le imputan todos los males que nos afectan. Pero, además, le reta expresándole que se le conoce, también, como “Pink Tide y Ola Socialdemócrata”. Tu abnegada madre, Mónica, a quien hiciste sufrir por tu vida pecaminosa, de la cual, por fortuna te arrepentiste, por lo menos, en apariencia, te refiriera hoy, tomando en cuenta el irrealizable cometido que Dios te ha asignado, las serias dificultades confrontadas en América Latina, tipificado, entre otras particularidades, por la guerra entre dictaduras y democracias. Y que algunos cuantos atribuyen al “conjunto de nuestros rasgos y carácter”, o sea, a la propia “idiosincrasia”. Has de leer más, Santo de Ipona, como yo lo hago diariamente, motivo para recitarte: 1. Tres cuartas partes de los 350 millones de suramericanos, para el 2005, son gobernados por regímenes calificados con el remoquete de la izquierda, 2. No le paran al denominado Consenso de Washington, de la década de 1990 y 3. Estoy seguro de que desconoces que se trata de la puesta en práctica de mercados abiertos y privatizaciones. Informado como me mantengo, me siento con la autoridad para encomendarte que le recuerdes a Dios las dudas por parte de académicos con respecto a la influencia que tales políticas tuvieron en la “Marea Rosa”, con excepción de Chile, donde un régimen de fuerza, el de Augusto Pinochet, con fuente en un “Coup d’Etat” y con un masivo apoyo popular, la aplicó y sin comentarios. Así somos en Suramérica y grábatelo como realidad incuestionable.
Estoy seguro, “caro Agustín”, de que Dios conoce la realidad de la humanidad de hoy. Países poderosos afectados gravemente por conflictos relacionados con la persona y manera de conducirles. La democracia en Estados Unidos dominada por una guerra sin cuartel entre republicanos y demócratas. Rusia gobernada por el heredero de Yeltsin, quien desde donde se encuentra entre el cielo y el infierno y que con seguridad querido Agustín has debido tropezarte con él, mira arrepentido por la conducta de su recomendado, Vladimir Putin. En cambio, Mao Tse-tung mira con complacencia a Xi Jinping, fiel ejecutor del “socialismo a la China”. Una evidencia, en principio, caro hijo de Mónica, de que la denominada soberanía demanda ser ensayada para aprendérsele bien. Y ello debe hacerse previamente antes de ser concedida, como en “las democracias de papel” que con muy pocas excepciones han existido en una humanidad cada día más maltratada. Los temores miran la catástrofe y cuesta negarlo.
En Venezuela, querido Agustín, ha nacido una esperanza. Las resultas supeditadas a la voluntad de Dios, tanto en lo que respecta a la realización de elecciones primarias para seleccionar a quien competiría electoralmente con el actual primer magistrado en 2024. Es, por tanto, necesario que lo expliques al Señor a fin de que convenza a los actuales mandatarios que han gobernado bastante y que el rechazo popular es notorio, opuestamente a Hugo Chávez, electo presidente. Sus seguidores han sido sometidos a escrutinio y los resultados no les favorecen. Qué mayor reivindicación y manera de rendirle cuenta al mentor que acudir a la consulta electoral de un pueblo que manifiesta un justificado descontento.
Agustín, acudiendo a su condición de santo, aconseja a Gregorio que acepte la misión, pues se trata de una tarea que Dios le ha impuesto, pues de lo contrario, tal vez, se le castigue como en la ocasión pasada, esto es, que a “un conversador” se le “prohíba hablar, pero si a escuchar”. Sucre Cervantes para sorpresa del “hijo de Mónica” extrae de su viejo y roído maletín el libro Posdemocracia de Colin Crouch, juntamente con el ensayo de la profesora venezolana María Puerta Riera, La posdemocracia frente al auge autoritario populista, en el cual deja asentado que “en la democracia, la tensión entre el individualismo y la equidad ha sido desplazada por el desafío autoritario y que la posdemocracia puede ser una oportunidad para la reinvención de la alianza entre libertad e igualdad”. Pero, advierte, que si no hay consenso en la necesidad de adoptar medidas enérgicas para garantizarla, es posible que sea la transición hacia una fórmula de opresión en la que predomine el egoísmo minoritario por encima de un bienestar colectivo mayoritario.
Y en criterio de Crouch, el politólogo de la Universidad de Warwich, los mecanismos de la democracia, entre ellos, elecciones, la suplantación de gobiernos mediante el voto, la libertad de expresión, confrontan, en lo que a su aplicación respecta, límites severos. Pero, además, agrega que “una pequeña élite está tomando las decisiones más importantes y coopta a las instituciones democráticas.
Carísimo Agustín, finaliza “el conversador”, te has sonrojado ante mi sapiencia, derivada por el largo tiempo inhabilitado por Dios para conversar, el cual dediqué a instruirme mucho más que cuando me visitaste la primera vez. Seguramente Dios pensó en mí por conocer de mi erudición, pero en esta ocasión no puedo complacerlos. Mas, por el contrario, quisiera, además de mudo, quedar sordo, pues la descomposición es tan grande que lo más conveniente, para la gente sensata, es no hablar y no escuchar.
San Agustín, sin poder contener la risa, se despide con un fuerte abrazo a Gregorio, prometiéndole rezar por él.
Comentarios, bienvenidos.
@LuisBGuerra
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