Hay frases de políticos venezolanos que marcan una posición significativa en sus vidas. Cipriano Castro se estrenaría con «Hombres nuevos, nuevos procedimientos, nuevos ideales», que no pasó de allí por su arbitrariedad.
«Calma y cordura» del general Eleazar López Contreras fue en principio un mensaje de reconciliación efectivo e incluso práctico, estropeado por la ambición de poder que nos llevara al 18 de octubre de 1945. El civil y demócrata que quiso serlo, llegaría a Miraflores en solidaridad con el presidente Medina Angarita, desmintiendo los rumores de haber estado detrás del golpe, pero el daño estaba hecho y la terquedad de Medina aligeró la asonada que se daría, con y sin Acción Democrática y esa es una verdad, no desmentida por los investigadores de aquel hecho.
«Yo soy un presidente que ni renuncia ni me renuncian» fue la respuesta del presidente Rómulo Betancourt cuando una mañana caraqueña en sus paredes se escribió «Rómulo renuncia» en alusión a su gobierno en 1962 y más categórica no pudo ser la respuesta de firmeza, de un gobernante con el sentido de legítima autoridad, por encima de su vida, que no se dejó amilanar por sus adversarios, quedando claro, que llegaría hasta el final «por encima de las tumbas», como diría muchos años después, citando al Fausto de Goethe .
Carlos Andrés Pérez, desde su Secretaría General de Acción Democrática, concluía sus discursos con «Manos a la obra» hasta sus presidencias con el «Hubiese preferido otra muerte» que confirmará su defenestración, que no sirvió por cierto al expresidente Alan García para su pistoletazo. Pérez, que nació con vocación de poder, demostrada hasta su natural desaparición, se negó a aceptar la evidente conjura en su contra. Es posible que hubiese aceptado el asesinato, de allí la interesante frase aún no analizada como tal.
«Por ahora» fue una afortunada expresión de Hugo Chávez Frías, que le llevó al poder siendo convincente para los venezolanos, hastiados de la corrupción, en la que llamara «cuarta república» para luego engolosinarse con el «Patria, socialismo o muerte», una mala copia y pega, como todas las demás, imponiéndola como saludo militar, para terminar cobardemente modificadas como «Patria, socialismo, vida»; hasta desaparecer con la fúnebre: «Chávez vive» de peor destino, porque, hasta el más ilustre de nuestros fallecidos está muerto y desde entonces, como dijera el poeta José María Vargas Vila, ante la tumba de un amigo, «aquel que le dijo a Lázaro ¡Levántate! no ha vuelto a visitar sepulcros, en el tuyo, tampoco lo hará»
«Hasta el final» es la más categórica expresión de María Corina Machado, que tiene varios sentidos y que Dios la acompañe, por el significativo compromiso de su interpretación…»el final», un mandato que incluye su vida y un reto para nada más y nada menos que una «delincuencia organizada» que sabe matar. Cinco palabras, reiteradamente pronunciadas y que están siendo aceptadas por un pueblo, que deberá entenderlas como una exigencia de acompañarla, precisamente hasta el final y no vamos a especular de sus alcances que lo dirá el tiempo, pero es sin duda un compromiso fuerte, que no admite marcha atrás, frente a sus interlocutores y corresponderá a la historia descifrarla.
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