Cierto es que existe un dicho que afirma que justicia tardía no es justicia, con lo cual se quiere resaltar lo engorroso, difícil y costoso que es llevar adelante un proceso judicial que, a la postre, cuando se dicte sentencia esta ya no servirá para ningún propósito práctico. Ello se debe a la multitud de recursos ejercidos de buena o mala fe que inciden en la demora excesiva de estas tramitaciones. Por eso también se afirma que suele ser mejor una mala transacción que un buen juicio.
De la misma manera existe otro dicho que avisa que la “justicia tarda pero llega”. Tal esperanza no suele ser demasiado consuelo para quienes esperan que la justicia tenga la consecuencia que se espera.
Una mezcla de las dos reflexiones previas es aplicable al caso de la recientísima decisión de la Corte Europea de Derechos Humanos desechando el recurso interpuesto por el señor Hugo Carvajal, más conocido como “el Pollo”, quien pretendía evitar su extradición a Estados Unidos con la excusa de que en ese país pudiera ser sometido a tratos inhumanos o degradantes, además de la posibilidad de serle impuesta una larguísima o perpetua pena de prisión. Más o menos el mismo libreto que el de Alex Saab, quien luego de haber sido extraditado desde Cabo Verde viste desde hace meses su braga naranja en una prisión federal en Miami a la espera de su juicio y eventual sentencia.
Empecemos por aclarar que el delito que se le imputa al Pollo no es de naturaleza política. Se le acusa pura y simplemente de ser parte de una mafia dedicada -con éxito- a la introducción de cocaína a Estados Unidos, lo cual no es poca cosa.
La saga del exgeneral comienza en 2014 cuando dicho ciudadano, designado como cónsul general de Venezuela en Aruba, con rango de embajador, fue rechazado por el gobierno de la isla por cuanto era objeto de un proceso por drogas que se había abierto en Estados Unidos. Ante esa bochornosa situación, el Pollo regresa a Caracas donde es recibido como héroe por el propio Nicolás con la excusa de que el pobrecito era víctima de un complot del “imperio”.
Como el Pollo era chavista mas no tonto, percibió que la cosa olía feo y decidió trasladarse a Madrid solicitando asilo político, el cual, como era procedente suponer, le fue negado resolviéndose su expulsión, que fue velozmente recurrida ante la Audiencia Nacional (Poder Judicial de España) la cual revocó la orden administrativa. Entretanto la justicia española decide iniciar su propio proceso de investigación decretando la prisión preventiva del indiciado quien luego de pasar algún tiempo detenido logra que el proceso siga adelante mientras él es beneficiado por una excarcelación. Ni corto ni perezoso el Pollo deja de acudir a la citaciones y desaparece de los radares hasta que es reubicado , no por eficiencia de la policía española, sino por datos que aporta el FBI.
Igual como en el caso de Saab, surge la especulación de que la tendencia a “cantar” convertiría al Pollo en un ruiseñor. Con ello logró estirar el proceso hasta dos años más con cuanto recurso, procedente o no, pudo echarle mano; todos con el mismo resultado denegatorio.
El recurso personal y directo ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que está ubicado en Estrasburgo, Francia, fue la última esperanza, la cual, como era lógico, también denegó la petición.
Queda ahora pendiente que el Tribunal notifique su decisión al gobierno de España (actualmente parte del tratado internacional que lo crea en el año 1950) y que la autoridad administrativa española competente ponga el escurridizo pollo (con minúscula) en un avión rumbo a una prisión federal norteamericana igualito que Saab.
Llama la atención el hecho de que en este caso en Venezuela y fuera de ella no se hayan orquestado pancartas ni movilizaciones en favor de Carvajal. Interpretamos eso como que el combo Nicolás & Cía. más bien prefiere que el otrora heroico Pollo disfrute de su braga naranja y a la hora de negociar su proceso con el Fiscal que lo acusará lo haga con la mayor reserva posible, evitando salpicar a muchos de quienes fueron sus cómplices y aun hoy militan en situaciones de poder.
Ni el Pollo, ni quienes fueron sus cómplices o socios podrán alegar que no se han cursado y agotado -con excesos tal vez- todas las instancias del tal “debido proceso” que en Venezuela no existe desde hace años pero -hay que reconocerlo- en Europa y Estados Unidos constituye piedra fundamental del Estado de Derecho.
¿Será que algún otro prócer o enchufado estará temblando? Recuerde usted lector que en este caso la causal es narcotráfico, nada tiene que ver con el “complot mediático” que según Miraflores libra el mundo en contra de la “revolución bolivariana”.
En este marco y en el del inclemente saboteo al proceso electoral que se avecina ¿podrá resucitar el difunto diálogo de México? ¿Será que a la luz de este clima pueden flexibilizarse las sanciones impuestas por Estados Unidos? Allí se mueven otros intereses que también tienen sus padrinazgos pero… de eso escribiremos otro día.
@apsalgueiro1
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