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Quizá no fue hoguera la adolescencia de Saab, sólo iconoclasia

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No quise pero lo estuve, entre vacías tinieblas. Lo infiero al modo como lo hizo Ramos Sucre [01], hace ya tantas noches que se convertían en víspera de un amanecer interrumpido por el suicidio que determinaría la trascendencia de su literatura. No permanecí en el umbral de otro mundo, adentré obras de escritores emblemáticos en mis días de pubertad y durante el salto hacia la madurez de joven inquieto. [02]

El azar cósmico me puso en el centro del Reino Revolucionario de Prosopopeya donde el «Capitalismo Salvaje» gobernaba y en sus entrañas el prototipo de hombre come candela, como solían bromear sobre ellos los jerarcas del sempiterno Imperio del Dólar, apuraban celebrar la vida con los magníficos licores que les ofrecía gratuitamente. No eran malas personas ni peores poetas, irradiaban simpatía y comicidad. El humor no era criminado por el funcionariado mayor de Estado. En la bulliciosa Caracas, una noche Juan Calzadilla me pidió acompañarlo libar en el apartamento de Ludovico Silva, desde cuyo balcón el profesor de marxismo veía ansioso llegar el camión que le traía cajas de cerveza. Nadie hallaría motivos para cuestionar el estilo de vida a ese memorable personaje de la Historia de la Literatura Venezolana, ni siquiera un joven reaccionario como yo: cobijado por Carlos Rangel, Sofía Ímber, Ramón J. Velásquez, José Ramón Medina y Juan Liscano.

Ludovico me susurraba persistentemente que el rigor de la poética podía ser medido con la vara con la cual un catador de whisky introducía en los barriles donde se fermentaba. Le creí. Sonaban persuasiva sus entonaciones etílicas,  y su infinita tristeza era fidedigna. Se despedía de mí y los demás o nosotros de él, es irrelevante. Calzadilla y yo planeamos algo impactante mientras bebíamos en el balcón: un suicidio simultáneo, saltar juntos desde la cúspide.

Mi propensión hacia ciertos escritores era una advertencia de https://es.wikipedia.org/wiki/Enfant_terrible, que no fui el único porque lo comprobé inmerso en libros como https://monteavilaeditores.com/libros/hoguera-de-una-adolescencia-intemporal/.

«Hay un aire de río más allá del viento que sopla» -afirma el hacedor Saab. [03]

Qué pretendíamos aquellos jóvenes intelectuales, entre ellos Tarek, a quien todavía no había conocido ni leído y el futuro deparaba admirar con el fervor propio de un desobediente abriéndose paso en un ámbito político signado por la agitación y desigualdad social que, al cabo de casi medio siglo, todos admitiríamos imposible de corregir. La utopía justicia social seduce, tiene profesos, pero jamás se consumará.

A Tarek William Saab escuché atento decir (01-07-2023, Mérida, Venezuela) que las Escuelas de Letras no formaban escritores, lo cual no es sino alerta temprana para nuestros relevos generacionales. Las academias no forman hacedores de literatura, pero en ellas los honorables estudiosos e investigadores tienen la obligación de enterarse que existimos con o sin números correspondientes. El autor amaneció de bala [rememora a Víctor Valera Mora, indiscutible] y formula:

-«Hay quienes no sonamos en silla de banqueros. Hay quien se desprende en el desuello de los sentidos hasta hacer de sus restos una caja de resonancia; un algo de flauta diluyéndose finamente como garúa en lo más dentro del corazón». (cfr. p.p. 05-06)

Sin ambages, tengo que inferirlo: la pléyade que nos antecedía en rabia fue luminosa por su formidable mezcla entre ebriedad e ingenio, que molestó a muchos académicos y críticos de la bohemia codeándose con hombres poderosos en política, periodismo y finanzas. Que me refute alguien si no fue cierto que Benito Raúl Losada [04] fue mecenas de tantos cuyas posturas insurreccionales culminaron en la https://relatosdetropicalia.blogspot.com/2017/01/la-republica-del-este.html que pocos conocimos. Departí con Tarek William Saab muchas veces, pero no sólo en Mérida sino que también en Barquisimeto: pero, durante nuestro más próximo encuentro nos faltó tiempo para discernir más sobre asuntos que todavía podrían calificarse escabrosos. Me agradó constatar que prosigue https://dle.rae.es/beat, forma trascendental de identificación universal mediante la veneración por el rock ya clásico.

En su libro https://monteavilaeditores.com/libros/hoguera-de-una-adolescencia-intemporal/, Saab evoca y afectuoso personajes que también conocí y a los cuales asistí en la Universidad de los Andes. Formidable que pusiera puntos sobre las íes. Pero, lo más relevante es que lo hace con anotaciones que no importa si el lector las califica ensayos o reseñas. Son evocaciones de personajes y obras, caso Valera Mora. Igual discurre con gentileza y generosidad sobre Gustavo Pereira. [05]

-«Vecinos de un oficio milenario, los verdaderos poetas persisten tercamente -y así- para siempre, en ser habitantes del verbo primordial: el mismo que suena desde adentro a la semejanza de las desgarraduras ancestrales, pero asonadas extrañamente por un profundo esplendor». (p. 14)

Me satisfaría Saab con sus reflexiones en redor de https://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=liscano-velutini-juan, un formidable pensador [ensayista] y poeta venezolano que buscaría mi amistad el año 1979 a partir de la lectura de uno de mis libros de cuentos. Afirma Tarek y sus lucubraciones me emocionan porque lo quise mucho:

-«Liscano es un ejemplo inusual en la historia venezolana de este siglo. Se me ocurre apreciar entre sus más altas virtudes, el carácter de utilidad pública que le ha asignado conscientemente a su vida. Desde el ejercicio de una elegante poesía, rica en significados y resonancias, pasando por el legado imperecedero de sus investigaciones sobre el folklore nacional, la literatura, las artes y el pensamiento universal, hasta llegar a la huella de sus polémicas posiciones ideológicas y políticas, marcadas estas de una honda autenticidad y de un compromiso consigo mismo, fiel al combate, a la confrontación abierta de sus verdades y creencias». (p. 31)

Redactaba este breve ensayo en torno a la escritura de Tarek y recordé a Emilcen Rivero [https://www.facebook.com/literaria.ateneo] al cual confesé que el año 1982 recibí una carta de http://hubermatos.org/ invitándome dictar charlas en Estados Unidos sobre la democracia, cuando presidía la organización Cuba Independiente y Democrática. No acepté por razones que no divulgaré.

-«Si tuviste afectuosa amistad con Edmundo Aray, Carlos Contramaestre y Salvador Garmendia es porque has sido durante toda tu vida un doble agente» –espetó Rivero en Meta, precipitándome la risa porque vivo en un suburbio merideño donde la pobreza duele.

Respeto el talento, la creación poética y prosa del autor de https://monteavilaeditores.com/libros/en-un-paisaje-boreal/ sin que la Central de Inteligencia Americana se enfade por ello (eres muy imaginativo, proclive al humor negro que tanto practicaron los balleneros).

NOTAS 

[01] Me transmuto hacia Barquisimeto, donde, en la parte externa de la puerta de mi habitación, colgué una cartulina donde había transcrito el famoso texto de un poeta atreviéndose expresar en prosa sus tormentos.

[02] https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Antonio_Ramos_Sucre

[03] Ob. cit. p. 05

[04] http://eglycolinamarinprimera.blogspot.com/2021/05/benito-raul-losada.html

[05]https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/86_87/pereira.html

Puede interesarte:

https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/acta-de-nacimiento-habitos-extincion-y-tedeum-de-nuestra-intelectualidad/

(Descarga el texto aquí: https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/9886617886?profile=original

@jurescritor

 

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