Creo que esto ya lo hemos visto antes. Lo que está pasando en esta coyuntura nos recuerda viejos episodios cuando la dirección política de la MUD se embarca en intentos improvisados, pide apoyo popular, pero, eso sí, nunca rinde cuentas de sus decisiones políticas. En 2013 la falsa oposición pidió acompañar y votar por Henrique Capriles Radonski. El pueblo respondió masivamente, pero no hubo forma de auditar el resultado electoral, ni de defender la voluntad de los electores frente al avasallante megafraude electoral del chavismo. Tal como esperaba el chavismo, Capriles y la dirección política de la MUD reconocieron los resultados y mandaron a la gente a bailar a sus casas. Nunca hubo un debate de cara a los venezolanos sobre la tesis de participar en esas elecciones y menos sobre renunciar a pelear por el resultado.
En 2017 el pueblo y los estudiantes respondieron afirmativamente al llamado de los partidos de salir a la calle a luchar contra el régimen. La desproporción del enfrentamiento entre unos muchachos con piedras y escudos de cartón frente a las bazucas, rifles y tanques del chavismo dejó como resultado una masacre cuyos victimarios jamás pagaron. Por supuesto, el Estado chavista es el primer responsable de esta carnicería donde se fusilaron jóvenes a quemarropa, pero la falsa oposición luego de alentar durante meses esa confrontación suicida dejó que las protestas se extinguieran guardando un silencio vergonzoso y, por supuesto, haciendo mutis sin dar explicaciones ni a los familiares de las víctimas ni al país sobre su proceder.
Pero hubo otro evento en 2017 que fue vendido como un conveniente pote de humo a los venezolanos. El referéndum o la consulta nacional. Aquí una vez más se le pidió a la gente salir a votar y respaldar las tesis contenidas en tres preguntas que en síntesis proponían a) Rechazar la Constituyente de Nicolás Maduro; b) Exigirle a los militares y a los funcionarios en general reconocer la Constitución de 1999 y respaldar la Asamblea Nacional de 2015; y c) Renovar los poderes públicos mediante elecciones transparentes y la conformación de un gobierno de unidad nacional. En ese momento se decía que la Asamblea Nacional de 2015, y más específicamente la MUD, necesitaban de un claro e irrevocable mandato popular para emprender esa ruta. La gente respondió y votaron más de 7 millones de venezolanos en respaldo a esas tesis. Luego la falsa oposición no sólo no supo qué hacer con eso, sino que al igual que con todas sus salidas fracasadas también esta fue tirada al cesto del olvido, sin mayores explicaciones.
Los últimos episodios de esta cadena de fracasos han sido el gobierno interino y las negociaciones. Siguiendo el mismo patrón de conducta la falsa oposición pide apoyo para validar sus políticas improvisadas, pero luego al estrellarse con la realidad no se siente obligada a rendir cuentas. En ese preciso punto volvemos a estar hoy.
Sin evaluar todos los desaciertos anteriores se le pide a los venezolanos salir a votar en una elección primaria para escoger el candidato unitario que enfrentaría a Nicolás Maduro. Al principio se le decía a la gente que si el candidato es unitario (apoyado por todas las franquicias partidistas) y si la mayoría de la gente vota (si no hay abstención) entonces se le podría ganar a Maduro. Pero ahora la inhabilitación política de María Corina Machado por parte del régimen parece haber trastocado las premisas originales.
Según Jesús María Casal, presidente de la Comisión de Primaria, María Corina puede continuar como candidata en esa elección y hasta ganar. Al preguntársele qué va a pasar cuando el chavismo no permita su inscripción por estar inhabilitada, Casal, interpretando correctamente el espíritu improvisado, irresponsable y espontáneo de la falsa oposición, sólo atina a responder: “…bueno, eso será resuelto después”. ¿En serio? ¿Cómo? ¿Cuándo?
La realidad es que llegado el momento la dirección política de la falsa oposición tendrá que escoger un candidato para presentárselo a Nicolás Maduro que no podrá ser ninguno de los inhabilitados por el régimen. Esto, si de verdad insisten en ser parte del fraude electoral de 2024, como parece. De ser así, ¿cómo queda entonces la candidatura ganadora de la primaria muy probablemente en la persona de María Corina Machado? ¿Qué lugar le pueden dar a María Corina al tiempo que escogen un candidato por el cual nadie votó? Pero, lo más grave, ¿cómo quedan los electores que de buena fe acudieron a votar y luego se les dice que la candidata que escogieron no puede ser legalmente y hay que escoger a otro?
Todo indica que estamos frente a una nueva estafa de la falsa oposición. Pero esta promete ser la madre de todas las estafas. Insistir tercamente en llevar a la gente a votar bajo engaño, tanto a la Primaria como al fraude de 2024, sólo dejará más desesperanza y desilusión. La pregunta para calibrar y valorar el espectáculo circense que tenemos al frente es la misma y no otra. ¿Cómo sirve toda esta tragicomedia para sacar al chavismo del poder? ¿Ayuda en algo?
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