Radio Caracas Radio se vio forzada el 30 de junio a dejar de transmitir su programación para resguardar sus equipos y evitar riesgos ante las acciones arbitrarias que el régimen de Nicolás Maduro estaba tomando para cercenar su capacidad de comunicación. Jaime Nestares, director de la emisora, dijo a El Nacional que la decisión de cesar las operaciones se debe a un acto de responsabilidad para poder estar presentes cuando al país retorne la libertad. Con esa esperanza, alentó a los venezolanos a participar en la elección primaria de la oposición y en la presidencial, prevista para 2024.
RCR 750 —del grupo 1BC, el mismo de Radio Caracas Televisión— fue sacada del aire el 30 de abril de 2019, el mismo día en que hubo un intento de sublevación cerca de la base aérea de La Carlota que desencadenó otra ola de persecución contra dirigentes opositores. Las autoridades socialistas alegaron el vencimiento de la concesión, pero la directiva de la radio afirmó que el permiso estaba vigente y que se trata de una medida ilegal.
Así, emigraron definitivamente a las plataformas digitales para seguir informando y ofrecer a los usuarios sus contenidos. Pero el chavismo reforzó la presión y la censura.
Nestares, desde la cabina del edificio principal de la radio ubicada en El Paraíso, explicó cómo en los últimos años sufrieron cortes de electricidad prolongados, interferencias en un servicio privado de Internet y la suspensión de las líneas telefónicas de la estatal Cantv, a pesar de que los pagos estaban al día. Mientras el país avanza hacia la elección presidencial y se oscurece aún más el panorama para la prensa, se incrementó el temor ante la posibilidad de que el asedio termine en el decomiso o robo de todos sus activos o en detenciones.
El empresario afirmó que hay esperanzas puestas en 2024 y cree que en Venezuela está ocurriendo una especie de mar de fondo que en algún momento se sentirá.
—¿Cuál era la situación que presentaba Radio Caracas Radio desde 2019?
—Radio Caracas Radio fue cerrada arbitrariamente en 2019 por el gobierno de Nicolás Maduro alegando que la concesión se había vencido, lo cual no es cierto porque ni siquiera los títulos de Radio Caracas Radio, al igual que los de Radio Caracas Televisión, fueron nunca transformados. De tal manera que el gobierno cometió un exabrupto más, una ilegalidad más, que además estaba declarada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos como un hecho absolutamente ilícito e ilegal, sobre el cual ordenó devolver los transmisores y la concesión a Radio Caracas Televisión a sus naturales dueños. Estamos cerrados desde el día 30 de abril con un proceso totalmente arbitrario y, a pesar de que se nos notificó que era porque se había terminado la concesión, entraron de forma abrupta y por la fuerza en nuestras instalaciones de El Junquito y se robaron las tarjetas de control de los transmisores sin ninguna razón. Porque si era un cierre por no renovación, no lleva implícito en lo absoluto la incautación de equipos. Y ¿por qué además entrar por la fuerza y de forma abrupta a las instalaciones? Es parte de la ley chavista que nada tiene que ver con la ley que está sujeta a los controles jurisdiccionales y a las garantías procesales. Y ya sabemos que estamos bajo un sistema autoritario.
—¿Por qué entonces el régimen sacó a RCR del aire?
—En aquel momento no tuvimos la menor idea, nos agarró por sorpresa, no entendíamos nada, la toma militar de la radio, el ejercicio de fuerza exagerada. Luego pudimos saber que en La Carlota se estaba produciendo una serie de eventos que, entiendo yo, no llegaron a absolutamente nada. Y que, quizá por nerviosismo, el gobierno pensó que había que empezar a callar estaciones de radio, pero quizá con una llamada preguntando si estábamos al tanto se habrían enterado, quizás encendiendo la radio y escuchándola se habrían dado cuenta de que nosotros no estábamos en el patrocinio y jamás hemos estado en patrocinio de ningún elemento de subversión en contra de ningún gobierno. Más bien, al contrario, siempre hemos estado a favor de la democracia y en contra de los golpes de Estado, así fue el 4 de febrero y el 27 de noviembre (primer y segundo intento de golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez en 1992). Y de forma continua nos hemos opuesto. Así esta radio estuvo confrontada y enfrentada a los sucesos de abril (de 2019), no fue nada cómodo para nosotros. Pueden buscar en los archivos. Así fue.
—Desde esa fecha y hasta su cierre, ¿cómo fue emigrar a las plataformas digitales?
—Para el 30 de abril ya estábamos en el desarrollo de un concepto que era ‘la radio que se ve’. Esta radio, este estudio, al igual que los otros estudios de grabación, tienen tres cámaras digitales de alta definición, inclusive, el estudio de grabación tiene sistemas de croma para producir productos audiovisuales. Enormemente limitados, pero producíamos algo que podía ser permitente y potable para YouTube y nos estaba yendo muy bien. Nosotros teníamos programas con 25.000 y 30.000 impactos diarios, llegamos a tener entre 400.000 y 450.000 impactos diarios en total con toda la programación. Pensábamos que por ahí podíamos escurrirnos y nos escurrimos, y así el gobierno empezó, de alguna manera, a tratar de ahogarnos.
—¿Y cómo lograron mantenerse a flote por tanto tiempo?
—Han pasado cuatro años en donde hemos hecho todo lo posible, lo habido y por haber. Tres cosas son fundamentales para que tú tengas un canal de Internet que funcione como Dios manda. Una es electricidad confiable; dos es el Internet constante y confiable, tanto para ti como para quien te consume y baja el contenido. Y, tres, la comunicación, líneas de teléfonos; la comunicación que existe entre la audiencia para denunciar, contar lo que el gobierno no quiere que cuenten, para que lo contemos nosotros. ¿Qué pasa con estas cosas? Esta es una radio que estuvo 92 días sin electricidad producto de una explosión de un transformador que tardó 92 días en ser arreglado; estuvimos a punta de planta eléctrica, por lo cual el esfuerzo del departamento técnico es sencillamente un acto heroico. En segundo lugar, con Internet. Incluso hoy, que estamos ya apagados, aquí no hay absolutamente nada transmitiendo, resulta que hay una especie de enanito silvestre metido dentro de nuestra red de Internet, que además es un canal óptico, de dedicación exclusiva punto a punto, contratado con el mejor proveedor de Internet que existe en Venezuela; ahí adentro hay un enanito consumiendo cuatro megas. Cuando preguntamos al proveedor quién es, nos dijeron que éramos nosotros. Estuvieron aquí en el Departamento de Sistema comprobando esto y nos explicaron. El enanito siniestro dentro del Internet está. ¿Qué nos hacía eso? Algo que es muy crítico para una transmisión en YouTube, te hace un blink de tres o cuatro segundos, que genera entonces un rebote en buffer, el buffer hace que se atasque la imagen, tú como televidente o como youtuber estás viendo una imagen que se congela, un audio que se adelanta y ¿qué ocurre? Dejas de conectar. Entonces, tú arrancas con una conexión que a los 15 minutos tiene 2.000 o 2.500 personas y terminas el programa con 42 personas. Eso explica por qué RCR tiene uno de los niveles de bajadas de contenidos más importantes como canal de YouTube en Venezuela, es uno de los más importantes. Pero, entonces, ¿qué pasó con mi transmisión en vivo? Por si no fuera poco con el tema de la electricidad, por si no fuera poco con el tema del enanito verde que está metido en nuestro canal de fibra óptica de Internet, vamos ahora con el tema de la telefonía. Estando al pago, las 25 líneas de teléfonos que teníamos con Cantv nos las cortaron sin ninguna explicación. Entonces nos fuimos por telefonía celular. Así hicimos, aumentamos las líneas gracias al apoyo de Movistar y de Digitel, pero eso le encarece a la gente que no tiene el poder adquisitivo adecuado para poder comunicarse. Entonces, el nivel de comunicación con la gente bajó de forma dramática también.
—¿Cómo tomaron la decisión de cerrar?
—Habiéndonos reunido con nuestros talentos, con nuestro talento gerencial, con nuestro talento al aire, los periodistas, los comunicadores, dijimos: está difícil la cosa. Pero es que además, si tú ves lo que ha ocurrido con los medios de comunicación en Venezuela en el último año, donde han cerrado aproximadamente unas 230 radios, y no de una forma muy amable, y entre 14 y 20, creo recordar, medios de comunicación digitales, que tampoco tuvieron un cierre muy amable, todos en distintas discusiones llegamos a la conclusión de que ha llegado el momento de preservarnos en el cuartel del invierno, preservar los activos, estos estudios, estas capacidades, nuestras destrezas, nuestros departamentos de sistemas, nuestros transmisores, nuestras redes y sobre todo, lo más importante, nuestro recurso humano. ¿Para qué? Hay una esperanza en 2024. Para algunos puede ser mejor el 6 de enero, es poco probable, pero hay una esperanza y, mientras esa esperanza esté, ahí seguiremos. Y creo que es lo que hay que intentar.
¿Parece responsable no seguir corriendo riesgos innecesarios cuando están cercenando tu capacidad de comunicación? ¿Parece sensato y responsable guardarte, guardar a tu gente y tus activos? A mí me parece un acto de inmensa responsabilidad por lo duro que pueda ser. Eso no implica que nosotros no estemos estudiando la manera de buscar alguna rendija por la cual podernos colar y, de alguna manera, llegar a la gente para tratar de movilizarlas. Miren, los regímenes totalitarios como el venezolano, el nicaragüense, el norcoreano y el cubano tienen como característica fundamental que son muy pocos quienes los apoyan. No es verdad que hay inmensas mayorías de gente que los apoyan. Son grupos muy pequeños, muy enquistados, en la corrupción, en la dádiva, en el intercambio, en el favoritismo. Y, de otro lado, existe un grupo de gente relativamente pequeño como nosotros, como ustedes, que resisten, se oponen y retan. Bien, ¿y en medio qué ocurre?, está la inmensa mayoría, ¿qué tenemos que hacer para poderlos motivar y que se unan realmente a los factores de cambio, a las oportunidades de cambio? Uno siente que eso está pasando en Venezuela. Uno siente una especie de mar de leva, mar de fondo, y que la gente se va viniendo, se va viniendo, se va viniendo. Y todos sabemos en Venezuela qué es lo que pasa cuando la gente se va viniendo. Ojalá sea así y en 2024 podamos estar hablando con las luces encendidas y de otra manera.
—¿De alguna manera significa que ganó la censura?
—No, en absoluto. Yo no creo que sea un término de ganar o perder, creo que es un término de repliegues y de avances. Hay momentos en los que tienes que replegarte para poder avanzar. Si no lo ves estratégicamente, jamás ganarás la guerra.
—¿Evalúan regresar en un tiempo cercano?
—Sí.
—¿Qué han ideado por los momentos?
—Me gustaría no revelarlo para que no lo sepa el gobierno.
—¿Cómo han vivido la desazón por el cese de la programación?
—Frente a una noticia como esta se reacciona mal, es lógico, es la negación. Pero a medida que uno escucha las explicaciones que los anclas han dado, que los periodistas han dado, de estas entrevistas que nos dan la posibilidad de visibilizar por qué lo estamos haciendo, etcétera, la gente comenzará a entender y comprender. Y, sobre todo, cuando llegue la primavera se entenderá perfectamente que lo que hicimos fue un acto de responsabilidad para estar presentes mañana.
—¿Cómo define esa primavera?
—Libertad.
—¿Qué ocurre con los trabajadores?
—La inmensa mayoría de ellos está en la parte de servicios, una parte de la empresa que está dedicada a servicios de posproducción, están ahí laborando; otros me han anunciado que tienen nuevos caminos que emprender, no lo dudo, me parece estupendo, me parece bien. Son todos tan competentes que se van a poner muy rápido en el mercado.
—¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que atravesaron en sus casi 100 años de historia, sobre todo en épocas de dictadura, totalitarismo y represión?
—No creo que haya habido un peor momento, creo que ha habido múltiples situaciones difíciles. El problema del totalitarismo es que se va imponiendo poco a poco, como una manta que te va enfriando y te va ganando. El tema no es ese. El tema es si hemos encontrado siempre la manera de superarlo y la respuesta es sí. Nunca nos hemos quedado parados. Cuando estoy diciendo que encontraremos nuevas maneras de llegar, es que vamos a encontrar nuevas maneras de llegar y vamos a tener credibilidad para demostrarlo y hacerlo. No nos hemos quedado quietos. Seguimos aquí y seguiremos. La pregunta debería ser: ¿la gente aún tiene ganas, fe, entusiasmo e ideas para continuar? La respuesta es sí. No nos cansamos.
—Habló de un mar de fondo que en cualquier momento se hará visible, ¿qué mensaje tiene para los venezolanos que aún dudan de participar en un proceso todavía cuestionado?
—Hay mucha gente que dice que las dictaduras no dan oportunidades para poder desmontar o desbancar. Si la dictadura te da la oportunidad, prepárate y aprovéchala, yo soy escéptico de que nos vayan a dar la oportunidad, pero si nos la dan, vayamos en masa. Si convocan las elecciones, como las convocaron en Barinas, que intentaron y las perdieron, vayamos a votar en masa con responsabilidad. No perdamos esa oportunidad. No le pongamos remiendos a las cosas. Si la dictadura comete el error de darnos la oportunidad, vamos a aprovecharla porque los vamos a desbancar.
—¿Cómo ve la situación actual de la libertad de prensa en Venezuela?
—Hay quienes han elegido censurarse y contar cosas que no son verdad, con muy poca credibilidad, lamentablemente esa es una parte del espectro de lo que está ocurriendo, otros han decidido seguir contando la verdad y lo que está ocurriendo en el país, cosa que le hace la vida incómoda al gobierno. Ellos van tener las mismas dificultades, mayores o menores, que hemos tenido nosotros, y lo que es evidente es que la tendencia es que el gobierno de Maduro nos lleva hacia Nicaragua. La oposición nos quiere llevar a la libertad de un país como Ecuador o España. Queremos ser un país libre.
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