MCM rompe los paradigmas de su liderazgo
El crecimiento exponencial del liderazgo de María Corina Machado, «impensable hace algún tiempo», provoca acciones desesperadas por parte del régimen de Nicolás Maduro, que lejos de diluir el apoyo popular que se levanta a su favor lo acrecienta a ritmos acelerados y desconcertantes, tendrá el régimen que meditar hondamente sobre sus acciones, en MCM quizás aquella expresión de Miguel de Unamuno; “mi objetivo es agitar y molestar a la gente, no estoy vendiendo pan; estoy vendiendo levadura”.
La creencia de la radicalización extrema de un posible gobierno de MCM, con consecuencias de cárcel para tirios y troyanos, los ha llevado al límite de los errores, el desbordamiento social a su favor paradójicamente solo es comparable con el aluvión electoral que en sus tiempos despertó Hugo Chávez, muy lejos de contenerla se han atascado en una calle ciega, mientras eclosiona al máximo nivel su respaldo en las calles de Venezuela, las dimensiones de las consecuencias de tales e irracionales acciones en su contra están por verse en el campo internacional, lo más difícil para el régimen quizás sea por primera vez medirse contra una auténtica retadora, que encarna la voz de millones de venezolanos indefensos, lastimados, que han hecho de ella su voz, porque expresa contundentemente en una línea constante el sentimiento de millones de ciudadanos venezolanos vulnerados sistemáticamente por el horror que representa el actual sistema de gobierno.
El elemento de mayor vulnerabilidad para el gobierno está ubicado en el rompimiento de los paradigmas sociales en cuanto al apoyo que recibía MCM, por momentos sujetada a los estratos sociales altos y medios de la sociedad venezolana, sin margen de maniobra a permear las clases populares, no obstante, en total contravía del diseño del régimen, su crecimiento está profundamente determinado por la cascada de los sectores de los barrios populares, de los campesinos, de los obreros, pensionados, de los estudiantes, de la población joven, de los migrantes que solo anhelan el cambio político del país y adquieren total identidad sobre todo con su firmeza, su entrega y constancia, dejando hacia el futuro el debate sobre su propuesta de privatización que aun parece antagónica e irrealizable.
Ahora bien, la apuesta franca de la inmensa mayoría de los venezolanos se ubica en provocar la salida de Nicolás Maduro del poder, y la que encarna esa posibilidad en el ecosistema opositor es MCM, ningún otro adquiere la confianza de la población, que parece estar a manos llenas en franco compromiso histórico con su liderazgo.
Una mirada a la oposición
La tempestad que provoca MCM no solo es el campo del régimen, también es en los terrenos infértiles de la cúpula tradicional de los partidos de oposición, que han dominado la escena política a su antojo durante mucho tiempo sin capacidad de provocar la caída de la tiranía, hasta ser considerados cómplices del gobierno, pivoteados por Henrique Capriles y Manuel Rosales, y otros tantos enrostrados de fracasos y cuestionamientos que han intentado lapidar el proceso de primarias y elegir un candidato de consenso que les permita mantener el control del centro político opositor, pretensiones que no han podido establecer sobre todo por la disposición de la ciudadanía de elegir su referente de confianza para encarar el desafío histórico de conquistar la libertad y la democracia de la nación.
Por el bien del país, los partidos de oposición tendrán que valorar a profundidad la posición que asumirán para la gran avanzada hacia la libertad, actuar con mezquindades en los momentos donde la mayoría ciudadana reclama un liderazgo podrá ser bastante costo en el futuro próximo, la pérdida infinita de la confianza es la característica que los define, habrá que pensar en la necesidad de entregar el testigo, para robustecer a la oposición y sobre todo la lucha del pueblo, no son los intereses de los partidos los que deben imponerse, las ambiciones de los directivos de los partidos: AD, PJ, UNT y VP, no deben definir el rumbo del país, están tan heridos de muerte como el PSUV, una andanada de prácticas los revela como obstáculos a vencer para poder pensar en el resurgir de la nación, aguas abajo en las profundidades sociales, la decisión está tomada, y difícilmente habrá un cataclismo que produzca un viraje, tienen en sus manos la posibilidad de rectificar y de apostar al país, sin reservas y sin complejos, en líneas de Miguel de Cervantes Saavedra, “un buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma”.
Le corresponde a María Corina Machado tender puentes, unificar criterios, matizar posiciones, mostrar sus dotes y capacidades democráticas para unir sobre todo a la sociedad, distanciada e irreconciliada por causa de la mal llamada revolución bolivariana, crear los andamiajes para el acercamiento entre todos los venezolanos de bien, con el perdón como eje central de la reconstrucción de la sociedad que amerita urgentemente un gobierno que la dignifique, que haga justicia sin venganza, y sobre todo que abra las compuertas para la paz para toda la nación, enseñar con el ejemplo y ser diferentes a todo lo que ha experimentado la sociedad venezolana a lo largo de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, bien sentenció el premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela: “Derribar y destruir es muy fácil, los héroes son aquellos que construyen y trabajan por la paz”.
@jufraga12
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