El domingo 19 de junio de 1919 sucedió un fatal accidente en donde falleció el Dr. José Gregorio Hernández al ser atropellado por un vehículo cuando atravesaba la calle en la esquina de Los Amadores, La Pastora, en el preciso momento que circulaba por un extremo el tranvía y por el otro un auto Essex Super Six, conducido por Fernando Bustamante Morales.
El día del sombrío accidente, el Dr. Hernández celebraba 31 años de su graduación como médico, no obstante, pasada la 1:30 de la tarde, al doctor lo llamó un vecino a la puerta de su casa, para solicitar sus buenos oficios en procura de una mujer mayor que estaba gravemente enferma. Al paso, y como era común, salió el médico a atender a la dama.
El Dr. Hernández hizo una breve parada en su trayecto para comprar unas medicinas en la farmacia de Amadores, porque sabía que la mujer enferma las necesitaría pero que con sus propios recursos no iba a poder adquirir.
Al salir de la botica, el galeno alcanzó a ver el tranvía que pasaba por la pequeña calle, pero no logró visualizar el vehículo Essex que se desplazaba a 30 kilómetros por hora, conducido por Bustamante, que para entonces tenía 25 años.
El Hudson Super Six era un vehículo de lujo traído por el benemérito presidente de la República general Juan Vicente Gómez para funciones de gobierno.
En ese momento José Gregorio trató de agarrarse de un poste cercano, pero se tropezó con los adoquines de la calle y cayó al suelo. Bustamante lo recogió con otros vecinos y lo llevó al Hospital Vargas donde, ese día, estaba el Dr. Luis Razetti como médico de guardia. José Gregorio Hernández llegó muerto, confirmándose que la causa del deceso era una fractura en la base del cráneo.
El cuerpo del médico fue trasladado a la casa de su hermano José Benigno, situada de Tienda Honda a Puente La Trinidad. Fue tanta la gente que acudió a la casa para el velatorio, que fue necesario trasladarlo hasta la Universidad Central de Venezuela, luego a la Catedral, y de allí, al Cementerio General del Sur. El multitudinario entierro tuvo lugar el 1° de julio de 1919.
Cuál fue su destino
El Essex “Super Six”, fabricado en 1918 por la empresa estadounidense Hudson Motor Car era un “phaetón” de notables dimensiones y prestaciones para la época, con un motor de seis cilindros y carrocería con techo de lona abatible.
Este vehículo no era de Fernando Bustamante, quien era mecánico de oficio. Él lo había recibido para hacerle servicio en su taller. Su propietario era el Estado venezolano, que lo había adquirido en Estados Unidos para realizar funciones protocolares y oficiales.
Aquel Essex no era el único auto dispuesto para la flota oficial del gobierno. Tampoco era el primer carro llegado al país como tantas veces se ha repetido. Para entonces ya había más de 900 vehículos formalmente matriculados solo en Caracas. De hecho, en 1919 ya el tránsito era uno de los llamados “nuevos males” que amenazaban a la parsimoniosa Caracas y zonas como El Paraíso, y los alrededores de la Plaza Bolívar mostraban una densidad vehicular notable.
Después de realizarse las experticias legales, el auto regresó a sus labores protocolares y se mantuvo en la flota de la Presidencia de la República por varios años, siendo asignado a numerosos eventos, incluyendo brindar transporte a Fernando María de Baviera y Borbón, emisario de Su Majestad, Alfonso XIII de España, durante su visita oficial a Caracas en mayo de 1921. Al terminar su vida útil, el Essex Six fue desincorporado de la flota oficial y nadie más supo de su paradero.
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