El 3 de junio, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció que Laura Sarabia, su jefa de gabinete, y su embajador en Venezuela, Armando Benedetti, eran removidos de sus cargos tras el escándalo de escuchas ilegales que involucraba a la niñera de Sarabia, también trabajadora del enviado a Caracas.
El representante de Colombia en Caracas pidió en Cancillería que su renuncia se hiciera efectiva a partir del 23 de junio, por lo que hasta este viernes oficialmente es embajador.
¿Cómo queda la sede en la capital venezolana y cómo ha funcionado hasta ahora?
En la práctica, la residencia oficial quedó sin huésped. Lorena Arboleda -mano derecha de Benedetti-, consejera y segunda a cargo de la misión permanece en Caracas, y pese a los intentos de contactarla no ha respondido las solicitudes.
Germán Castañeda | Foto: EFE
Por otro lado, el personal en las oficinas de la embajada encabezado por el primer secretario, Germán Castañeda -con más de 30 años de carrera en la Cancillería colombiana- ha continuado con las labores en beneficio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y lo concerniente a las funciones de la misión diplomática en el país. La cooperación judicial ha sido otro de los temas abordados por el equipo de trabajo.
Desde este viernes, Castañeda queda como encargado de negocios de Colombia en Venezuela mientras el embajador designado, Milton Rengifo, llega a presentar cartas credenciales y a posesionarse en el cargo.
El Tiempo conoció que Rengifo ya había iniciado su capacitación en Bogotá en materia diplomática, antes de volar a Caracas.
Por los momentos sigue la deuda del gobierno de Colombia con sus ciudadanos en el vecino país. El consulado de Caracas sigue cerrado. Lo último que se pudo confirmar fue la solicitud de vacaciones de la cónsul Fulvia Benavides.
Aunque las relaciones entre ambos países se han ido restableciendo, aún falta estabilidad en este proceso. La atención de los colombianos en Venezuela es prioridad y es una realidad que no logra concretarse.
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