Todo empezó con Luis Alfonso López Michelsen (1974-1978), en su famosa Operación Anorí, en 1973, en la cual, y tengo testimonios, como por ejemplo el de la Brigada logística de esa estructura militar, que atestigua de los regalos que le hizo el Presidente de turno, luego de los duros golpes que les causó en la fementida operación. Todo bajo la sombrilla de la autoridad presidencial y bajo la protección del gobierno de Venezuela.
Con Ernesto Samper no hubo acuerdo. Ni con Julio César Turbay (78-82), ni con Belisario Betancur (82-86), ni con Virgilio Barco (86-90), ni con César Gaviria (90-94), ni con Andrés Pastrana (94-98), ni con Ernesto Samper (94-98).
Continuó con Álvaro Uribe Vélez, (2002-2010) quien, como se ha sabido, extendió los acercamientos. Todo cubierto con la autonomía presidencial.
Con Juan Manuel Santos (2010-2018) y con una aproximación a los 5.400 mujeres y hombres del ELN, esto sin abandonar los diálogos que sostenían con él. Claro que su foco principal, el de Samper, fueron las FARC y en segundo lugar el ELN, que se lo entregamos con 500 hombres y lo dejó crecer hasta las cifras actuales.
Continuó con Iván Duque (2018-2022) que les dio los ejercicios en Quito, los cuales se rompieron a raíz del bombazo a la Escuela General Santander. Un trágico final.
Y finalmente llegó al Estado colombiano la negociación con el ELN, algo inesperado y que cuenta con la mayoría de rechazo de la sociedad civil que objeta excepcionalmente, la acción de los narcos terroristas. En cuanto a Petro, es difícil creer que un hombrecito enclavado en los parámetros del antiguo estalinismo (recuérdese la memorabilia del muro de Berlín) esté de acuerdo o por el contrario recuerde con cariño esos tiempos pretéritos.
Con una mayoría extraña, los del ELN no quieren dejarse contar pues ya está en confrontación con las FARC, con el Clan de Golfo, ahora llamado Autodefensas Gaitanistas de Colombia y con las Fuerzas Militares de Colombia.
Pero está Estados Unidos por su lado, el cual ha manifestado que observa con detenimiento el proceso sin participar en ello. No hay ningún plan de participar. No estamos interesados en la prisión para grupos revolucionarios o Terroristas de Suelo Extranjero (OFAC), dijo el oficial.
En medio de este intríngulis, es de esperarse que Petro, el mandamás de turno, pueda impulsar un acuerdo que vaya allende las simples intenciones de este escribidor.
Allá el presidente y sus ambiciones de 2025 de cerrar un trato de paz con el ELN.
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