Artistas empoderadas que sumaron su voz al feminismo, la lucha contra el racismo o por los derechos LGBT. Desde cantantes de ópera decimonónicas hasta las más jóvenes superestrellas del pop, las «divas» toman la escena de una gran exposición en Londres.
Bajo el nombre de DIVA, el Victoria & Albert Museum despliega del 24 de junio al 7 de abril de 2024 las historias de decenas de artistas caracterizadas por su inconfundible imagen, su marcado talento y su inconformismo transformador.
Incluye más de 250 objetos -fotografías, carteles, revistas, fragmentos de cine o videoclips- acompañados por una banda sonora que evoluciona mediante unos cascos interacVersalles abrirá al público los apartamentos privados de la reina María Antonietativos.
Pero centran la exposición unos 60 atuendos, desde los trajes de lentejuelas vestidos por la artista y activista francesa Josephine Baker a principios del siglo XX hasta los modernos diseños de Stella McCartney para la joven cantante estadounidense Billie Eilish, pasando por modelos de grandes diseñadores lucidos en alfombras rojas y galas de entrega de premios.
«Desde las cantantes de ópera de principios del siglo XIX que encargaban sus propios vestidos de alta costura hasta el tipo de pasarela contemporánea que vemos en la Gala del Met o los escenarios, la imagen de la diva y que la diva se exprese a través de la moda es increíblemente importante», explica a AFP la comisaria Kate Bailey.
Trazada como un recorrido por casi dos siglos de empoderamiento femenino, la muestra comienza con el primer uso de la palabra italiana «diva» (diosa) para referirse a grandes cantantes de ópera como la soprano Adelina Patti, que en el siglo XIX era la mujer más conocida en Gran Bretaña tras la reina Victoria.
Su estatus de divas permitió a estas mujeres una independencia inhabitual para su época, convirtiéndolas en pioneras de la lucha por la igualdad.
El concepto fue después evolucionando a los escenarios, con bailarinas como la estadounidense Isadora Duncan y actrices como la francesa Sarah Bernhardt. «Mi vida ha sido una lucha por hacer las cosas a mi manera sintiendo que tenía razón», afirmó esta última, que en el siglo XIX interpretó papeles masculinos como el Hamlet de Shakespeare.
De igualdad de género a fluidez de género
De las tablas, la figura pasó al cine, primer mudo y luego sonoro.
Una importante parte de la exposición está dedicada a las icónicas Greta Garbo, Marlene Dietrich, Elizabeth Taylor o Marilyn Monroe, esta última representada por el célebre retrato pop de Andy Warhol.
Entre fragmentos de cine, se exponen los trajes utilizados en películas como Cleopatra de 1963 o Some Like It Hot (Algunos prefieren quemarse en Latinoamérica) de 1959.
DIVA relata la lucha de estas artistas por abrirse paso en un mundo de hombres e incluye una cronología de la evolución paralela del feminismo y las industrias creativas.
Se trata de mostrar «la diva y su poder, la diva y su creatividad (…) tener una voz y usar esa plataforma para volver las tornas», afirma Bailey.
Fue lo que hicieron divas del jazz como Nina Simone y Ella Fitzgerald para romper barreras raciales en Estados Unidos, explica la exposición junto a imágenes más recientes del movimiento Black Lives Matter.
Si la parte más moderna de la muestra está centrada en figuras de poder y grandes empresarias como Tina Turner o Cher, con sus espectaculares trajes diseñados por el estadounidense Bob Mackie, no faltan representantes del punk como la inglesa Siouxsie Sioux con sus inconformistas atuendos creados por Pam Hogg.
Inseparables del concepto de «transformación», divas modernas como Madonna, Björk o Lady Gaga muestran una camaleónica capacidad para reinventarse que llevó a algunas como Annie Lennox a jugar con las fronteras entre lo femenino y lo masculino.
Esa fluidez de género permite incluir a otras «divas» que a imagen de Freddie Mercury, Elton John o Prince contribuyeron a la lucha LGBT con sus trajes de plumas y zapatos de tacón, hasta desembocar en figuras disruptivas como el rapero queer negro Lil Nas X.
Por «falta de espacio», explica Bailey, no se incluyó a artistas hispanas como Shakira o Rosalía. «Tal vez si llevamos la exposición a España o Latinoaméricana será diferente», afirma.
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