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El rechazo a Maduro está minando las bases del PSUV

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Entre mala y muy mala, empeorando cada día más, es la percepción que tiene de Maduro la mayoría de la militancia chavista consultada: una élite que controla el partido, un partido que controla el Estado y un Estado que controla todas las organizaciones populares, sindicales y aspira a controlar también las ONG. Conocer la situación del Partido Socialista Unido de Venezuela es una necesidad para el interesado en el futuro político del país.

Consultas personales a la militancia del PSUV, estudios periodísticos propios y anteriores, análisis de algunas encuestas como la realizada por Poder y Estrategia que midió a algunos líderes del partido oficialista, el trabajo sobre “Chavismo. Balance desde la izquierda para reimpulsar el horizonte democrático popular” realizado en Caracas por la Fundación Rosa Luxemburg y otros, sustentan esta investigación.

Se pudo constatar que algunos partidos y movimientos de izquierdas ya se han separado del PSUV, como es el caso del Partido Comunista de Venezuela, la izquierda que siempre fue antichavista, otra izquierda que simplemente no es chavista, que no comparte la política actual. El colapso del partido no es el de toda la izquierda. Maduro no tiene la capacidad articuladora de Hugo Chávez, su política de imponerse a la fuerza, su enfoque antidemocrático, el querer imponer su candidatura nuevamente es su principal enemigo.

​Altísima es la cantidad de ciudadanos presos, otros ya pasaron tiempo de detención, la muertes de opositores, del mismo chavismo, militares, trabajadores, sindicalistas, bomberos, médicos, estudiantes, todos por asuntos políticos. Los venezolanos rechazan el uso de la fuerza del Estado sin razón que lo justifique. Consideran la gestión de Maduro mala y nadie debe ir preso por decirlo, criticarlo o querer que deje el poder; sumado a esto tenemos la migración forzada de miles de militantes o sus familiares buscando mejores condiciones de vida en otros países.

Maduro no tiene en sus dos períodos presidenciales resultados reales de mejoras en la calidad de vida del venezolano, ha desarrollado un Estado centralizado con un muy mal funcionamiento de los servicios básicos, bajos sueldos y pensiones, militarización de los espacios políticos civiles, no existe la autocrítica, no hay control popular de los recursos del Estado, total falta de contraloría social, el desmontaje de las instituciones que distribuían la renta petrolera a lo social… muchas razones de peso por las cuales muchos militantes están dejando el partido.

Para la mayoría Nicolás no solo se polarizó contra la oposición sino contra la clase más vulnerable, con operaciones policiales dirigidas a sectores de bajos recursos, muchos jóvenes muertos a manos de las autoridades, casos que están siendo investigados por la justicia internacional.

La democracia participativa y protagónica fue eliminada por Maduro, la consigna de la élite es “Lo que diga Nicolás”, la destrucción sin control de la naturaleza en el Arco Minero no es una política de la izquierda.

​Maduro fue desmontando la Constitución de 1999, el Estado de Derecho y la justicia social, con múltiples decretos de estados de excepción, la ley antibloqueo, las zonas económicas especiales, una constituyente fuera de la Constitución y del pueblo, la radicalización en el control de todos los medios de comunicación social…

La candidatura impuesta de Nicolás Maduro, para su tercer mandato consecutivo, es casi una realidad, según la declaración de varios miembros de la élite del PSUV, entre ellos Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez. Así lo han dado a entender, sin embargo, esta candidatura está muy alejada de lo que quieren las bases, que consideran que fue un error de Chávez dejarlo sin haber consultado a la militancia. Más de la mitad afiliada al partido se retirará si es impuesto como candidato para un tercer período, harán un giro natural como búsqueda de salida a la situación personal que viven. Es muy arrogante, típico de una élite, pensar que en los cuadros bajos, medios y altos no hay debate sobre estos asuntos.

Los resultados electorales desde que el PSUV está dirigido por Maduro son una realidad incuestionable: más de 4 millones de militantes ha perdido el partido por el incumplimiento de las promesas, el incremento en la desigualdad social, el aumento de la pobreza extrema, la mala situación que tienen los militantes y el país, entre otros problemas.

Posibles candidatos chavistas, como Tareck el Aissami, Rafael Ramírez y Elías Jaua, entre otros, han sido neutralizados. Maduro ha ido eliminando a todos los que tienen mayor popularidad que él dentro del PSUV. Es de suponer que sus servicios de contrainteligencia le hayan alertado sobre la situación. Es el caso de Rafael Ramírez y también esa repentina política de lucha contra la corrupción, que es cuestionada como motivo verdadero de la operación policial especial contra El Aissami, quien siempre demostró, incluso en la época de Chávez, su interés en conducir la revolución.

​Ante este escenario, las bases esperan que el partido organice de forma voluntaria unas primarias internas justas que permitan ampliar la participación, pues muchos cuadros medios y altos quieren asumir el liderazgo del partido, pero no se atreven ni a proponerlo por el temor a terminar presos, exiliados o tratados como traidores.

Es necesaria la autodeterminación política en el partido, manifiesta la militancia, poder escoger en unas primarias un nuevo líder. De lo consultado, entrevistado, encuestado y examinado tenemos un orden claro de aceptación actual de la dirigencia del partido: Rafael Lacava, Elías Jaua, Tareck el Aissami, Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello y Nicolás Maduro, quien seria la ultima opción por quien votaría la militancia del PSUV.

La élite sabe que Maduro como candidato tiene un gran desgaste, rechazo interno e internacional, sus discursos no tienen credibilidad, alejado de la realidad y necesidades sociales, a lo que se suma la inmadurez en tratar de imponer un culto a su personalidad con un muñeco propio de superhéroe. Incluso, ejecuta inmoralmente políticas de derecha. Él está pensando solo en cómo mantenerse a la fuerza en Miraflores

Maduro perdería las presidenciales 2024 con una oposición medianamente unida; incluso, en este momento no ganaría ni siquiera en unas primarias del PSUV.

 

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