Comerciantes en La Parada, en la frontera entre Colombia y Venezuela, tratan de llevar su día a día con normalidad en medio del temor, pues el grupo irregular El Tren de Aragua sigue moviendo sus hilos en la ciudad de forma solapada y silenciosa.
El pasado martes 13 de junio un cadáver fue hallado en la trocha Los Mangos, que comunica al corregimiento colombiano con San Antonio del Táchira. La noticia del cuerpo sin vida no detuvo el ritmo comercial. En cada rincón se murmuraba sobre el suceso, pero sin levantar sospechas de que se estaba hablando del mismo.
El levantamiento del cuerpo se hizo en horas de la mañana de ese martes. Mientras la furgoneta hacía el traslado, los vendedores continuaban con su jornada con la mayor normalidad posible, y es que una hora perdida se traduce en menos ganancias.
“Dicen que los disparos se escucharon en horas de la noche”, comentaba al diario La Nación un ciudadano a modo discreto.
La Parada es una gran vitrina comercial. Allí hay gran variedad de productos, con casas de cambio que son visitadas por decenas de venezolanos que buscan vender sus divisas para obtener pesos, mientras decenas de mototaxistas y conductores tratan de conseguir sus pasajeros.
“A simple vista, pareciera que cualquiera se para en cualquier lugar a ofrecer su servicio, pero no es así. Acá hay normas y las imponen quienes sabemos”, manifestó otra persona al explicar que para poder ofrecer sus servicios en cualquier lugar en La Parada deben pagar una cuota a los grupos irregulares.
Nadie denuncia o habla sobre los crímenes que se cometen en la ciudad por temor a que en los entornos haya gente que trabaje con los irregulares.
En el corazón de La Parada, además del crimen y la extorsión, también circula la prostitución, cuyos protagonistas son muchos venezolanos migrantes que cayeron en ese mundo debido a la desesperación.
Mientras los comerciantes intentan mantener una fachada de normalidad, las autoridades colombianas aún tienen pendiente rescatar a La Parada de los grupos irregulares que son quienes verdaderamente controlan la ciudad.
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