«Estoy bien». Con esas palabras, la canciller alemana Angela Merkel se refirió a los episodios de temblores que sufrió en actos públicos y que despertaron la preocupación mundial.
Al final de la cumbre del G-20 en Osaka, la canciller fue consultada sobre el estado de su salud, a lo que respondió que comprende que los periodistas le hagan preguntas sobre el tema, pero insistió en que está bien y que no tiene «nada especial para reportar».
La canciller de 64 años -en el poder desde 2005- apareció temblorosa en una ceremonia en Berlín el jueves último, justo antes de tomar un largo vuelo hacia Osaka para participar de la cumbre de líderes del G-20.
«Estoy convencida: esta reacción, así como ocurrió, pasará otra vez», dijo Merkel este domingo a los periodistas.
El antecedente más alarmante es el del 18 de junio, cuando todo su cuerpo tembló intensamente en un acto junto al flamante presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy. La canciller dijo después que se sintió bien luego de tomar tres vasos de agua, que era «aparentemente lo que necesitaba».
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