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¿Por qué nos importa el tricentenario de Adam Smith?

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Por Carlos Goedder, de Cedice Libertad

El 5 de Junio de 2023 se cumplió el tricentenario del nacimiento de Adam Smith, pensador  escocés cuyo legado muchas veces se simplifica o confunde. Para animar a explorarlo en varias de sus dimensiones, estas son las “píldoras smithsonianas” que se proponen a lectores interesados en cómo mejorar las condiciones de vida éticas y materiales en la sociedad.

1. Adam Smith quiso entender las motivaciones humanas que hacen viable la coexistencia social armónica. Su Teoría de los Sentimientos Morales, publicada en 1759, habla de la simpatía, que es equivalente al término contemporáneo de empatía: la capacidad de sintonizar con el sufrimiento del otro, lo cual nos aproxima a cualquier semejante, así tengamos diferencias.  Adicionalmente, sugirió que todos tenemos una capacidad innata para observar y juzgar nuestra conducta, al punto que de algún modo nos miramos a nosotros mismos “desde fuera” cuando evaluamos nuestros pensamientos y acciones.

2. Smith revela la polivalencia de un pensador sobre los asuntos humanos, porque en 1776 publicó otro libro completamente distinto, donde se ocupa de la prosperidad social. Tras haber abordado los desafíos de la realización moral en la Teoría, se lanzó a investigar cómo los países lograban el éxito material. Este nuevo libro es más publicitado y se conoce con el título resumido de La Riqueza de las Naciones. Simón Bolívar, como todo estadista respetable a inicios del siglo XIX, lo tenía en su biblioteca personal. Es una de las obras de las cuales hoy día se citan uno o dos párrafos, y casi nadie ha leído. Hay al menos dos razones para hacerlo:

2.1. Analiza la División del Trabajo, tras observar los procesos fabriles durante los albores de la Revolución Industrial.  Smith estudió la economía desde los hechos, en lugar de hacerlo desde la ideología – como haría Karl Marx, de quien se estima que nunca visitó una fábrica. Smith percibió que la productividad aumenta cuando cada cual se ocupa de lo que sabe hacer mejor, por lo cual surgen ganancias en eficiencia y en equidad al promover la libertad de elegir la ocupación. Si se amplía el razonamiento, un país gana al especializarse en actividades donde tiene ventajas, e importando aquellos bienes o servicios donde no es competitivo. Los proteccionistas que colocan barreras al comercio aún no entienden eso.

2.2. Smith aborda el interés como motor de cooperación. Señala que no esperamos nuestro pan de la bondad del panadero, sino que hemos de intercambiar con él algo que le interese. ¡Cuántas interpretaciones desafortunadas se han hecho de esa imagen!  Smith propone cimentar la prosperidad social en algo menos tiránico y volátil que la compasión o el altruismo. Invita a pensar en cómo ser productivos o hacernos valiosos, para obtener lo que deseamos mediante transacciones voluntarias y mutuamente benéficas con nuestros conciudadanos. Con ese modo de pensar entramos en una nueva perspectiva como individuos y sociedades. Nos alejamos del robo, el parasitismo o la mendicidad.

3. Smith es un punto de entrada para la “Ilustración Escocesa”, que ha tenido menos publicidad que la Francesa, u otros movimientos de renovación intelectual. Entre sus exponentes destacan:

  • James Steuart, que en 1767 se anticipó a Smith en publicar un tratado comprehensivo del conocimiento económico de su tiempo.
  • David Hume, cuyo Tratado sobre la Naturaleza Humana  también se ocupa de abarcar holísticamente la condición humana y la vida social, considerando temas morales, sociales, psicológicos y económicos.

4. La amistad entre Smith y Hume es el eje de un libro deleitoso, El infiel y el profesor, de Dennis C. Rasmussen (Arpa Ideas, 2018). El título proviene de que Hume tuvo el coraje de reconocerse como agnóstico en aquel contexto de fervor religioso. Smith no canalizó su rebeldía en esa esfera, sino en criticar las instituciones políticas o sociales que entorpecían la felicidad humana. Mediante correspondencia y visitas personales, ambos pensadores cooperaron en debates, edición mutua y camaradería que mejoraron sus respectivos escritos. Esta ética de cooperación es una buena referencia para que trabajen en equipo los académicos actuales, sin arrogancia o presunción.

Con Smith, tenemos una invitación siempre vigente hacia el pensamiento amplio, curioso y tolerante para mejorar nuestra vida en sociedad.

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