El papa Francisco, de 86 años de edad, pasó una buena noche en el hospital Gemelli de Roma tras su operación por una hernia abdominal, dijo el jueves el Vaticano, en un momento en que esta intervención agita las interrogantes sobre su salud.
El papa argentino tiene problemas de salud recurrentes desde que en 2013 sucedió a Benedicto XVI, que renunció por motivos de salud y murió en diciembre pasado a los 95 años.
«La noche pasó bien, habrá más informaciones al final de la mañana», indicó el servicio de prensa de la Santa Sede en un breve comunicado.
Francisco ha declarado en varias ocasiones que se plantearía dimitir, como lo hizo su predecesor, si su salud empeora, pero dijo recientemente que este no es el escenario actual.
El papa sufre dolores crónicos en la rodilla y las caderas, lo que lo obliga a desplazarse en silla de ruedas o con ayuda de un bastón, pero el miércoles presidió la audiencia habitual en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Después se dirigió al hospital Gemelli donde fue operado, una intervención de tres horas con anestesia general para eliminar unas dolorosas «adherencias» en la pared abdominal consecuencia de una operación de colon en abril de 2021.
Su cirujano, Sergio Alfieri, dijo que era una intervención «benigna» que no le dejará secuelas y subrayó que el papa no padece de otras patologías.
Ahora, Francisco debería pasar varios días ingresado en la décima planta de la Policlínica Gemelli, conocida como el «hospital de los papas», en la misma habitación que ocupó en numerosas ocasiones Juan Pablo II.
«Todas las precauciones»
Alfieri explicó que una intervención de este tipo requiere generalmente entre «cinco a siete días» de convalecencia y que se tomarán «todas las precauciones» para asegurar la salud del papa.
El Vaticano informó que como «precaución» todas sus audiencias fueron anuladas hasta el 18 de junio.
El obispo de Roma tiene un largo historial clínico y con 21 años sufrió una pleuresía, una afección grave que le supuso la ablación parcial de un pulmón, además de sus problemas de rodilla y de cadera.
En varias ocasiones ha reducido sus obligaciones debido a su estado de salud, lo que atiza la incertidumbre y las especulaciones.
A finales de marzo, el pontífice fue ingresado en el hospital Gemelli por una infección respiratoria que lo obligó a tomar antibióticos durante tres días, lo que generó preocupación.
Francisco confesó hace dos semanas en una entrevista con la televisión hispanohablante Telemundo que esta «neumonía» fue tratada «a tiempo», y que si se hubiera esperado más tiempo, podría haber sido más grave.
En los últimos meses, los rumores sobre una posible renuncia del pontífice se han intensificado.
Pero, pese a los reiterados problemas de salud, Francisco mantiene una agenda apretada, que a veces incluye una decena de entrevistas en una misma mañana.
Su frágil salud tampoco le impide viajar y en los próximos meses tiene planificado varios desplazamientos: una visita a Portugal a principios de agosto, una gira a Mongolia el mes siguiente y una misa multitudinaria en Marsella, en el sur de Francia, el 23 de septiembre.
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