El cine latinoamericano pasó discretamente por el 76º Festival de Cannes que terminó este sábado. Mientras que la presencia de España, invitada de honor en el mercado audiovisual paralelo, se vio empañada por la ausencia del director Víctor Erice.
Ninguna producción de América Latina participó en la selección oficial. Solo fue convocado el brasileño Karim Ainouz, que presentaba su primera película en inglés, «Firebrand».
Las cintas presentadas en secciones paralelas tuvieron recompensas menores. Esto, deja quizás presagiar el ascenso de una nueva generación, más interesada en temas como los indígenas o la sexualidad femenina.
El filme chileno «Los colonos» de Felipe Gálvez, sobre las matanzas de indígenas en Tierra de Fuego; y el brasileño «Levante» de Lillah Halla, sobre el aborto, fueron reconocidos con el premio de la crítica internacional en sus respectivas secciones (Una Cierta Mirada y la Semana de la Crítica).
También tuvo un reconocimiento la brasileña «Crowra», de João Salaviza y Renée Nader Messora, premiada en la sección Una Cierta Mirada por su reparto coral que evoca la vida del pueblo kraho del Cerrado brasileño.
Y la película española «Creatura», de Elena Martín, una exploración sin tabúes de la sexualidad femenina, ganó el premio a la mejor cinta europea dentro de la Quincena de Cineastas.
Larga gestación
En la mayoría de películas latinoamericanas, el tiempo entre la concepción del proyecto y su realización fue largo, durante años.
Unos nueve años en el caso de «Los colonos».
«La verdad, el tiempo tiene más que ver con buscar financiamiento que con otra cosa. Hacer cine en Chile es muy difícil. Recibimos muy poco apoyo, muy poco dinero», declaró a la AFP Felipe Gálvez, que filmaba un largometraje por vez primera.
En el caso de «Levante», otra ópera prima, Lillah Halla necesitó siete años. El covid-19 también fue un obstáculo para su gestación, como en tantos otros proyectos.
Ainouz, por su parte, reconoció que «Firebrand», una lujosa producción con Alicia Vikander y Jude Law, fue un encargo, después de quedarse sin su propio proyecto en Brasil en el año 2020.
«Hacer una película en inglés es también entrar en el mundo del cine comercial», reconocía a la AFP.
El caso Erice
Cannes empezó este año por todo lo alto para España: invitada de honor en el mercado del cine paralelo al festival, con récord de inscritos y decenas de actos oficiales.
Pedro Almodóvar presentaba además su esperado cortometraje «Extraña forma de vida», un wéstern gay que fue bien acogido.
El festival esperaba otro invitado de honor, el veterano Víctor Erice, que deslumbró precisamente hace medio siglo a la Croisette con «El espíritu de la colmena».
Este año presentaba «Cerrar los ojos» en la denominada Cannes Première; una sección con películas importantes que por alguna causa no entraron en ninguna sección competidora.
Fue en esta sección donde se estrenó el año pasado «As Bestas» de Rodrigo Sorogoyen, luego todo un éxito de crítica y taquilla.
Ausencia de Erice
Erice no acudió al estreno, en protesta por lo que considera una mala comunicación con el Festival.
El veterano director de 82 años, que volvía a presentar un largometraje de ficción después de más de tres décadas, aseguró en una carta abierta en el diario «El País» que su película estaba lista para ser incluida en la selección oficial desde el 24 de marzo.
La selección oficial se cerraba en abril.
«Puede que más de uno se pregunte: si la película estaba lista para ser proyectada en Cannes Première, ¿por qué no lo estaba para ser presentada a Competición?» explicaba Erice en su carta abierta.
Presentar una película a una u otra sección es una decisión importante para un cineasta que acude a Cannes: los calendarios son diferentes, y hay que calibrar las expectativas propias y las señales que recibe de los comités de selección.
«La selección de la película ‘Cerrar los ojos’ se desarrolló en las condiciones habituales del proceso», aseguró un comunicado del festival.
«El Festival de Cannes es el primer sorprendido» por la polémica, añadió el texto.
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