Lo que empezó con la publicación de un diario personal se convirtió ahora en una ola de denuncias que conmociona Bolivia.
La justicia de este país investiga a 23 religiosos por denuncias de pederastia, tras la difusión del diario personal de un jesuíta español que confesó abusar de 85 niños mientras era profesor en varias escuelas en América Latina; y director de un colegio en la ciudad de Cochabamba.
A partir de ahí en los últimos días se han sucedido las protestas, las denuncias de abusos tras años de silencio y ya hay un sacerdote arrestado.
Mientras la Fiscalía avanza con las investigaciones, el presidente boliviano, Luis Arce, envió una carta al papa Francisco para exigir una revisión de los acuerdos con el Vaticano; y advirtió que no admitirá el ingreso de sacerdotes extranjeros con antecedentes de abusos.
El Vaticano, por su parte, envío al país sudamericano a un experto en investigaciones de abusos en la iglesia.
Las víctimas buscan una «reparación integral» que garantice no solo indemnizaciones, sino «cambios en las estructuras institucionales» de la Iglesia que impidan el abuso de menores en el futuro, según dijo a BBC Mundo Pedro Lima Salazar, un exsacerdote jesuita que se prepara para declarar como víctima y testigo ante la Fiscalía boliviana.
Las denuncias
A finales de abril, el periódico español El País publicó extractos del diario personal del sacerdote jesuíta Alfonso Pedrajas, también conocido como el padre «Pica»; quien confesó haber abusado de 85 niños durante los años 70 y 80, cuando fue profesor en América Latina y especialmente como director del Colegio Juan XXIII de la ciudad de Cochabamba, en el centro de Bolivia.
Aunque Pedrajas afirma en el diario que notificó los abusos a sus superiores y a otros religiosos, nunca recibió un castigo ni lo apartaron de las responsabilidades docentes que lo vinculaban a los niños.
«El mayor fracaso personal: sin duda, la pederastia», escribió, según el diario publicado por El País. «Hice daño a mucha gente (¿a 85?), a demasiados». Y añade: «Lo conté tantas veces».
Pedrajas murió de cáncer en 2009 a los 62 años.
La publicación de este testimonio provocó una ola de denuncias ante la Fiscalía boliviana contra varios sacerdotes. Las autoridades precisaron que capturaron a uno de ellos la semana pasada.
Las víctimas
Pedro Lima Salazar es la única víctima que ha hablado públicamente hasta ahora.
Lima fue sacerdote jesuita y asambleísta por el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) durante la Asamblea Constituyente en 2009. Durante este proceso, ha sido criticado por no denunciar los abusos cuando gozaba de visibilidad política.
«Cuesta dar este paso por la estigmatización, la incomprensión. Romper el silencio es lo más difícil. Es un daño para toda la vida», dijo a BBC Mundo antes de participar este martes 23 de mayo en una reunión del Senado boliviano, en la que los parlamentarios discutieron la posibilidad de redactar una ley para evitar que estos delitos prescriban.
«Ha sido un abuso inhumano, cruel y violento, sin consideración por seres humanos indefensos. Ha sido brutal en algunos casos», aseguró Lima, que no quiso detallar los abusos de los que él dice haber sido víctima.
«En mi conciencia estoy en paz porque creo que estoy haciendo lo correcto. Me impulsa saber que todo lo que estamos haciendo es verdad».
Aunque dijo que no puede precisar cuántas víctimas están involucradas en las denuncias, señaló que buscan «una reparación integral para la no repetición».
«Son años de ver que el esquema de abuso de poder; abuso de conciencia y abuso sexual se repite. Es un esquema establecido, son instancias institucionales. No es un caso aislado. Es una institución que en sus jerarquías superiores ha permitido esto», señaló.
En la Iglesia «naturalizaron el abuso y criminalizaron la denuncia», dijo. «Queremos que se desestructuren esas jerarquías».
La asociación de exalumnos del colegio de Cochabamba, donde Pedrajas ejerció como profesor, también denunció el encubrimiento de los jesuitas superiores.
«Denunciamos el encubrimiento de parte de la Compañía de Jesús, que tenía pleno conocimiento no solo por las reiteradas confesiones de Pedrajas Moreno (…) sino por las denuncias interpuestas por los estudiantes», dijo Hilarión Baldivieso, presidente de los exalumnos del colegio Juan XXIII.
Los jesuitas pidieron perdón al poco de conocerse el diario de Pedrajas.
«Los abusos provocaron una herida profunda en las víctimas y las denuncias no pueden ser ignoradas, aunque el sacerdote involucrado en los hechos haya fallecido», afirmó Bernardo Mercado, máximo responsable de la orden en Bolivia, a comienzos de mayo.
Al mismo tiempo, anunció la suspensión inmediata de un número indeterminado de religiosos por el presunto encubrimiento de Pedrajas.
Conocido como «Pica», Pedrajas trabajó en Bolivia entre 1971 hasta 2009, cuando murió a los 62 años causa de un cáncer en un hospital de Cochabamba.
«Pedimos perdón por el dolor causado», enfatizó la autoridad de los jesuitas, que instó a las víctimas a presentar sus denuncias ante el Ministerio Público boliviano y ofreció el apoyo psicológico y legal de la Compañía de Jesús.
«Estamos realmente ante unos crímenes que son inconcebibles. No pueden quedar en la impunidad», dijo Mercado.
El reclamo del gobierno de Bolivia al Vaticano
El gobierno de Bolivia reclamó a la Justicia española, así como al Vaticano.
«Me dirijo a usted consternado e indignado por los hechos que recientemente se han revelado», dijo la ministra de la Presidencia boliviana, María Nela Prada, al leer públicamente la carta que el presidente Luis Arce envió al Papa, que es jesuita.
La misiva califica los delitos como «deplorables y aberrantes». Y asegura que «con absoluta impunidad fueron ocultos durante años».
«El Estado boliviano se reserva el derecho de admitir el ingreso de nuevos sacerdotes y religiosos extranjeros a territorio nacional que tengan estos antecedentes de abuso sexual contra menores, entre tanto, se proceda con la revisión de los acuerdos y convenios vigentes y se concluya la negociación del acuerdo entre el Estado y la Santa Sede que, además, deberá incluir recaudos para que no se repitan los hechos que motivan esta nota», añade la carta.
El gobierno de Arce solicitó que la justicia boliviana «acceda a todos los archivos referidos a las denuncias» y que pueda revisar los antecedentes de los religiosos extranjeros. «Nadie con antecedentes debe permanecer como educador o guía espiritual».
El procurador general de Bolivia, Wilfredo Chávez, dijo que hasta la semana pasada había denuncias contra 23 sacerdotes presuntamente implicados en casos de pederastia, que incluyen «violaciones a niños pequeños de entre 6 y 12 años de edad».
«Estos hechos y los autores merecen una sanción penal y nosotros merecemos saber la verdad», aseguró Chávez.
La respuesta del Vaticano
La carta del presidente Arce fue publicada horas después de la llegada este lunes a Bolivia de monseñor Jordi Bertomeu. El oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, un hombre clave en el entorno del Papa.
Conocido como el «súper agente», Bertomeu se especializa en investigar denuncias de pederastia contra sacerdotes de la Iglesia católica en otros países de América Latina.
Bertomeu llegó a Bolivia procedente de Paraguay, donde investigaba acusaciones de la misma índole.
Sin embargo, la Conferencia Episcopal Boliviana señaló que la visita de Bertomeu fue organizada hace tres años; dando a entender que no responde al escándalo.
Durante los últimos días, madres, padres y activistas se congregaron durante a las puertas de la sede de la Compañía de Jesús en La Paz para exigir justicia.
La asociación de exalumnos del Colegio Juan XXIII de Cochabamba, que agrupa a varias de las víctimas, rechazó la visita de Bertomeu a Bolivia.
«Nos preocupa que una institución que es investigada por posible comisión de delitos en grado de encubrimiento y complicidad se reúna con las víctimas», indicó la asociación en un comunicado.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional