Estados Unidos debe escuchar la voz de alerta del senador y presidente del Comité de Relaciones Exteriores, Bob Menéndez / Foto EFE
Tal como suelen presentarse en sagas de películas que aprovechan un conocido primer libreto, insistiremos hoy en este asunto, antes tratado por nosotros, de la migración. También les comentaré sobre las sanciones a dictaduras desde países democráticos -tanto de Estados Unidos como de Europa- que se constituyen en naciones que dicen rechazar hoy día las violaciones de los derechos humanos, apoyando su defensa como valores y principios fundamentales para la libertad, la democracia y la dignidad del ser humano.
Lo que debería ser una conquista universal, a esta altura de la historia de la humanidad, ya acercándonos al primer cuarto del siglo XXI después de Cristo, sigue presente la cultura del atropello y de la indiferencia del sálvese quien pueda. Ello sigue representando un reto de formación moral y cívica desde centros esenciales como: las familias, los religiosos o iglesias, los colegios y las universidades.
Los países llamados desarrollados están dando muestras de tener serias dificultades en la propia cohesión política y social en torno al tratamiento del espinoso asunto migratorio. También en el tratamiento contra las dictaduras; sean fascistas, monarquías absolutistas, teocráticas o comunistas. Estados Unidos, que se convirtió al fin de la Segunda Guerra Mundial en la tierra del sueño americano, no está interpretando por parte de sus élites partidistas actuales el tremendo error que están cometiendo en el modo como se manejan con su despreciativamente llamado “patio trasero” latinoamericano. Ese país debe escuchar la voz de alerta de su senador presidente del Comité de Relaciones Exteriores, Bob Menéndez, para que rehaga una política de Estado inteligente, coherente y fehacientemente eficaz, y para cada tiempo correcto, en sus periodos corto, mediano y largo plazo.
Si Estados Unidos sigue expulsando, como política federal y regional efectista, a los ojos de la galería electorera, a miles de familias latinoamericanas que acuden a su territorio en búsqueda de una oportunidad para dar a sus vidas un mejor futuro, sin prácticamente hacer nada más importante y profundo, se estará condenando definitivamente a sí misma.
Frente a la “política de guante de seda en puño de acero” de una China de 1.400 millones de almas y una India otro tanto, que hacen prácticamente la mitad del mundo, Estados Unidos fue desechando la efectiva acción política sobre estos territorios y su población, que podrían haber sido ya parte de su propia familia americana (cual Unión Europea). Estados Unidos ofrece en bandeja de oro (pudiera ser el oro negro del petróleo y de otros minerales) a China que sigue incrementando su influencia y acción en inversiones portuarias que vendrán seguramente para Nicaragua, Cuba, Venezuela, Perú, en general y poco a poco, como la ramita en el agua que se va calentando, se irá haciendo irreversible dicha influencia y futura dominación.
Grandes migraciones han sido a consecuencia de cruentas guerras, como sabemos. En caliente, durante la ocurrencia de las mismas, o luego por sus catastróficas consecuencias socioeconómicas. Dichas migraciones, catalogadas de terribles e indeseados productos, en algunos sectores de naciones agitadas por el chauvinismo, utilizan propagandas que van manipulando para propulsar sus organizaciones y partidos políticos (Le Pen en Francia) y provocar en sus bases los sentimiento de rechazo a la oleada inmigrante que, según ellos así lo muestran, vienen a complicar las carencias que ya puedan haber en la sociedad receptora. En los periodos de recesión estas agitaciones son extremadamente peligrosas por la alta probabilidad de desembocar en mayores enfrentamientos sociales.
Otras grandes migraciones han ocurrido a causa de la depauperación económica o por hambrunas que pudieran derivarse de causas como la climática. Tan importantes como las provocadas por las guerras, la aplicación de modelos de dominación en dictaduras comunistas como la de China, que luego que provocaron la huida de sectores productivos para el desarrollo (Taiwán), mediante la inventiva y la creación de la prosperidad económica, con mercados más abiertos y el respeto de la propiedad privada, y de los derechos democráticos a la expresión de ideas y al libre desarrollo del talento humano.
En los años sesenta de Nixon, Estados Unidos miró al Oriente para dar de comer al monstruo, y según el liderazgo de Henry Kissinger mediante su política de colaboración e intercambio con China podría responder a la amenaza al evitar su unión con los soviéticos, o con Vietnam. Hoy la tormenta nos explotó en la cara, al ver como se mueve el mundo comercial desde y hacia puertos operados por China y en miles de sus grandes trasatlánticos.
Cuando en un mundo, más comunicado que nunca, se pueden observar los modos de vida de otras sociedades frente a los padecimientos que se infringen por parte de aquellos sistemas de opresión, con represión sistemática, torturadora y asesina, nadie puede sojuzgar a los seres que huyen de esos lugares donde se les maltrata y se les veja mediante aparatos de ejércitos regulares al servicio del Estado totalitario, y de hordas fanáticas o mercenarias que subyugan al grito de libertad de sus pobladores. Por ello huyen las familias. Son guerras, sin bombas, como hemos sostenido antes de dichos aparatos de represión contra la condición indefensa de una sociedad que no ha sido organizada para que pueda practicar la real soberanía popular.
Sobre aplicación únicamente de sanciones económicas y políticas a las tiranías, sin atreverse a promover activamente, en unión de sectores patrióticos la promoción de acciones de liberación y democratización de todos los países para una sola América, con todos nosotros como leales aliados, no se provocarán los efectos de libertad necesarios.
En este día previo al día de recordación y homenaje especial a nuestras madres, por valores y principios de amor a toda la familia, por la fe en el Supremo Autor del Universo como guía del amor al prójimo, como nosotros mismos; y por amor a la libertad y a la vida, y a esa la madre, la expresión más sublime de la creación para el desarrollo más excelso de la civilización humana, les pido a las mandatarias y mandatarios del mundo, líderes de los países más avanzados que rectifiquemos y atendamos cabalmente las crisis migratorias y los retos de democratización y un progreso mundial más humanizan y equitativo para el planeta.
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