El comunismo internacional siempre ha tentado tomar el poder en América latina, pero el espíritu democrático de los pueblos se lo impidió, durante todo el siglo XX, la desesperación del comunismo internacional ante esa barrera en el continente lo llevó a incursionar la insurrección armada, con el triunfo de la revolución cubana cundió un optimismo por la vía guerrillera, la URSS fundó, financió y mantuvo esa vía de toma de poder en todo el continente, pero de nuevo la falta de colaboración popular hizo que las guerrillas se extinguiesen rápidamente, salvo en Colombia, en donde se sustentaron sobre la base del narcotráfico.
Curiosamente con la disolución de la URSS y la caída del comunismo en Europa cuando se preveía que este se extinguiría mundialmente, fue cuando renace triunfalmente en América Latina. Fidel y Lula se ingeniaron el lema de Socialismo del Siglo XXI, para llamar la nueva estrategia de toma del poder, estipulada en la Cartilla del Foro de Sao Paulo, esta consiste en llegar al poder por la vía electoral, para desde adentro destruir la democracia.
Se inició con Chávez y en la primera década del siglo se expandió por casi todo el continente, con triunfos en Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, y Argentina entre otros. La destrucción de la democracia se haría según la estrategia del Foro por medio de la convocatoria de constituyentes, que establecería un régimen a la imagen del déspota del partido único. La fuerza de la resistencia institucional desde el principio determinaría la continuidad del régimen del socialismo del siglo XXI, el cual tiene como fin último la instauración de la dictadura de ese neocomunismo, que es el socialismo del siglo XXI.
Así la dictadura del socialismo del siglo XXI, además de en Cuba, en la cual ya existía la dictadura comunista, se estableció con persistencia temporal en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador ( en este fue la traición del designado por Correa para la perpetuación del poder lo que impidió que allí siguiese ese régimen), modelos “light” del socialismo del siglo XXI se establecieron en Perú, Chile, Argentina y Brasil. En donde no pudieron establecer la dictadura , el régimen socialista fue derribado, llegando al poder candidatos de la centro-derecha e incluso de la derecha como Bolsonaro. Pero la constante del gradualismo, el miedo a enfrentar lo políticamente correcto, hizo que el descontento derribase los presidentes de esa tendencia para en forma pendular volver al socialismo del siglo XXI.
Aupado por el terrorismo urbano y el diletantismo de los presidentes Piñera y Duque, el SSXXI llegó el año pasado a Chile y Colombia. Boric, el chileno, llamó de inmediato a una constituyente, pero los partidos políticos democráticos han hecho un papel extraordinario en el Congreso, ejerciendo una firme oposición a las iniciativas socialistas del gobierno. La constituyente tuvo mayoría socialista pero su proyecto de constitución fue tan estrambótica que el pueblo la rechazó por una clara mayoría. El liderazgo firme de Kast, quien defiende ideas de derecha republicana sin complejos, sí hace la lucha ideológica frente al socialismo del siglo XXI y reivindica ideas de la ideología liberal-conservadora sin ambages, fue retribuido por una mayoría sólida en la elección de la nueva constituyente, el Partido Republicano que él lidera tuvo la mayoría relativa de los constituyentes electos, 23 de 51 y con los de la derecha tradicional llega a 34, de manera que si se unen como debe ser, pueden llevar a plebiscito un proyecto de reforma moderada de la constitución, basado en las líneas básicas de la actual, que tanto orden y progreso le ha dado a Chile en las últimas 4 décadas.
Insisto en el rol de una oposición firme desde el principio, como lo hicieron los partidos políticos democráticos en el congreso chileno, negándole por ejemplo la reforma tributaria, que sobre bases teóricas del poskeynesianismo, quería imponer un régimen fiscal extorsivo , base del poder de los gobiernos del socialismo del siglo XXI. La contundencia del liderazgo democrático supo encausar el descontento hacia el socialismo del siglo XXI de los chilenos, causado por un presidente que si bien con buenas formas, tiene en mente un proyecto socialista para el país.
Situación opuesta en Colombia, Petro desde el primer día tuvo la obsecuencia de los partidos del establishment (Conservador, Liberal y de la U), lo cual le permitió a Petro obtener la reforma expansiva del Estado que no obtuvo Boric, y en general, le permitió al régimen sentar las bases sobre la cual podría asentar la dictadura del socialismo del siglo XXI. Me atrevo a asegurar, como Vargas Lleras, que los proyectos legislativos de reforma radical serán aprobados, con reformas cosméticas que le harán salvar la cara a los partidos, pero que en lo fundamental retendrán los postulados socialistas de Petro. Ya este dejó ver su verdadera intención de establecer una dictadura cuando señaló su desprecio por la separación de poderes, al indicar creerse jefe del fiscal, el cual respondió erróneamente con un discurso político, verdadero pero no ajustado a su papel institucional, de todas maneras este combate sigue vivo y seguramente se impondrá Petro, repito por la colaboración del establishment a sus pretensiones totalitarias.
Así vemos, en conclusión, como Chile y Colombia han tenido en el último lustro vías paralelas: creación de anarquía y descontento por medio del terrorismo urbano, disfrazado de protesta social, que catapultó a los candidatos del socialismo del siglo XXI, Boric y Petro a la presidencia. Sin embargo, se observa una bifurcación de caminos de esos dos países, basado en la reacción del liderazgo democrático a las pretensiones autoritaria de Boric y Petro, el primero quiso establecer una constitución extremista instaurando el marxismo cultural en el poder, pero Kast lideró una resistencia firme a ese proyecto que le rindió frutos, pues tiene mayoría relativa y sobre todo poder de veto en la nueva constituyente, mientras que Petro ha obtenido la obsecuencia del liderazgo democrático, con pocas pero significativas excepciones, los dirigentes se han plegado a las pretensiones radicales de petro. Por lo tanto frente al descontento de la población ante los desastres socialistas, en Chile ese descontento se encauzó por un liderazgo de derecha firme y responsable, mientras que en Colombia, está ausente ese liderazgo que encauce la población hacia la resistencia al socialismo del siglo XXI.
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