En lo que va de año las expectativas salariales que tienen los venezolanos cada vez se esfuman, esto ante una crisis humanitaria que se agudiza especialmente en el estado Zulia. Incluso, tras los recientes anuncios donde solo hubo un mínimo incremento en los bonos que otorga el gobierno de Nicolás Maduro.
En la entidad zuliana se evidencia en las orillas de quebradas o vertederos de desechos sólidos a niños, jóvenes y adultos mayores, hurgando entre la basura hasta encontrar algo de comida.
En este contexto, el medio digital La Patilla, narró la situación específica de un pequeño de 13 años, quien prefirió que lo identificaran como “pájaro”. Él, aunque todavía sueña con ir al colegio, se ve en la necesidad de caminar hasta una cañada que está cerca de su hogar en la parroquia José Domingo Rus, en San Francisco.
“Sentir hambre y no tener qué comer es terrible. Mi mamá y papá trabajan vendiendo café y cigarrillo. Antes, cuando yo era pequeño, comíamos arroz, pollo, plátano. Ahora no nos alcanza para eso. Hacemos una comida al día y por lo general es arepa o arroz solo con mantequilla”, dijo.
“He conseguido huesos de pollo con carne, pedazos de arepas con queso, cambur a la mitad. Yo no entiendo cómo pueden botar cosas así, buenas, si somos tantos que no podemos comer bien”, añadió.
A juicio de especialistas, los trabajadores formales e informales no pueden acceder a una alimentación de calidad. El sociólogo Adnovio Suárez aseguró que esta situación se debe a la caída brutal del poder adquisitivo.
“Saciar el hambre es una necesidad biológica. Trabajar y cubrir las necesidades del hogar y personales son las aspiraciones de los ciudadanos del mundo de bien”, acotó Suárez.
“Recibir por su trabajo un pago que no pueda ni siquiera cubrir la alimentación de un hogar, es denigrante. De allí los miles de casos de depresión, indigencia y hambruna que se registran en Venezuela”, advirtió.
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