El presidente electo de Paraguay, Santiago Peña, cree que la imposición de sanciones de Estados Unidos contra su padrino político, el expresidente Horacio Cartes, pudo favorecer al Partido Colorado que ambos integran.
«En el balance creo que más que nada permitió unir al partido», dice Peña durante una entrevista con BBC Mundo, en referencia al establecimiento de sanciones del Tesoro de EE UU contra Cartes en enero por acusarlo de corrupción y de vínculos con el grupo islamista Hezbolá.
Peña, un economista de 44 años y exministro de Hacienda del gobierno de Cartes, ganó las presidenciales del domingo en Paraguay con el 43% de los votos, más de 15 puntos de ventaja sobre su seguidor más cercano, el opositor Efraín Alegre.
El conservador Partido Colorado que preside Cartes logró así mantener el poder que ha ejercido durante los últimos 76 años en el país suramericano excepto por el lustro de 2008 a 2013, y conquistar mayorías en el Congreso.
Peña anticipa ahora que Cartes será «un gran soporte» de su gobierno, descarta romper los vínculos históricos de Paraguay con Taiwán para entablarlos con China, y anuncia que restablecerá relaciones con Venezuela.
Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico con el hombre que se prepara para asumir la presidencia paraguaya a partir del 15 de agosto:
¿A qué atribuye su triunfo electoral por una diferencia mayor a la que muchos esperaban, confirmando la hegemonía del Partido Colorado en el poder en Paraguay?
Creo que mi candidatura representó una renovación dentro de la política paraguaya y dentro de un partido de 135 años, que ha sido uno de los grandes protagonistas a lo largo de la historia.
Ese protagonismo se ha dado porque ha sabido entender los diferentes momentos de la historia del Paraguay.
Hoy el Paraguay vive una situación donde ha habido avances en términos económicos, pero existen grandes deudas en materia social.
La calidad de la educación, el acceso a la salud pública, la infraestructura, requieren una visión más moderna de la política pública. La gente necesita más y mejores servicios públicos, empleos de mejor calidad.
Mi paso por la administración pública como director del Banco Central, ministro de Hacienda, haber sido una figura nueva dentro de la política que empezó a hablar de proyectos, de cómo unimos los puntos en el proceso de desarrollo, llegó a un electorado que estaba acostumbrado al intercambio de agravios y se encontró con un candidato que no respondía a los agravios, que planteaba propuestas y que mostró un camino hacia un Paraguay desarrollado, donde los paraguayos puedan estar mejor.
A los problemas que mencionó se podría agregar por ejemplo una economía con una pobreza que castiga a un cuarto de la población de Paraguay, o crecientes retos de seguridad relacionados con el crimen organizado. ¿Cómo piensa enfrentar esto?
Eso se enfrenta modernizando las instituciones de control, una burocracia pública que en algunos aspectos ha mejorado.
En el manejo económico claramente el Paraguay se destaca como una de las economías más estables y esto es mérito de dos instituciones: el Banco Central, una institución eminentemente técnica y blindada por las influencias coyunturales de los vaivenes políticos, y el Ministerio de Hacienda, que le ha permitido desarrollar una política económica con una visión de largo plazo.
Ese éxito tenemos que trasladarlo al ámbito de la seguridad. El Ministerio del Interior y la Policía Nacional necesitan ser fortalecidos. Se tiene que trabajar en la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Y lo mismo en las instituciones encargadas de la formación del capital humano.
Así que Paraguay ha generado algunos avances y en otros lastimosamente no hemos sido exitosos. Mi intención es acelerar ese proceso de mejora en los próximos años
¿Cree que influyeron de alguna forma en las elecciones las sanciones que EE UU aplicó al expresidente Horacio Cartes por «corrupción significativa»?
Creo que no. La verdad que sería muy difícil argumentar que sí, porque la diferencia que tuvimos fue la mayor en la historia democrática del Paraguay.
Hemos conquistado mayorías en ambas cámaras del Congreso y eso también es un hecho histórico: hace 25 años que no ocurría.
Eso también representa una señal muy importante. La gente entendió que este proyecto político tiene una visión muy clara sobre cuál es el Paraguay que queremos para los próximos años: un Paraguay moderno, desarrollado y que genere oportunidades para todos.
Le preguntaba porque cuando se anunciaron las sanciones algunos pensaron que podían perjudicar a su Partido Colorado. ¿Pero quizás usted cree que haya ocurrido lo contrario, teniendo en cuenta que la diferencia a favor de los colorados fue mayor que en elecciones anteriores?
Y hay argumentos en esa dirección: que los ataques que recibió el Partido Colorado, tanto los internos o los externos, lo que hicieron más que nada fue unir el sentimiento nacionalista, que es un poco la bandera del partido.
Es importante recordar que el Partido Colorado fue creado luego de la Guerra de la Triple Alianza, que casi llevó al borde de la extinción al Paraguay. Y el gran objetivo del Partido Colorado en su fundación fue la reconstrucción de la patria, la defensa del Paraguay y de los paraguayos.
Eso a lo largo de los años generó un sentido de identidad nacional desde el Partido Colorado, prácticamente el único partido en el mundo que tiene el 55% de todo el electorado nacional. Entonces, con una base tan amplia de afiliados, podemos decir que el Partido Colorado representa en gran medida el sentir de todos los paraguayos.
¿Entonces usted sí cree que quizás las sanciones hayan favorecido a su partido, más que perjudicarlo?
Yo creo que sí. En el balance creo que más que nada permitió unir al partido.
¿Qué papel va a jugar ahora el expresidente Cartes en su gobierno?
El presidente Cartes por mandato popular es presidente del Partido Colorado, que ha sido el gran ganador en las elecciones porque más allá de mi candidatura a presidente también tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso y de las 17 gobernaciones del Paraguay, en 15 ganaron candidatos colorados.
Tiene una gran responsabilidad de llevar a la práctica lo que él viene hablando, de tener un partido al servicio de todos los paraguayos, indistintamente de su identidad política.
Así que él va a tener que ser un gran soporte para mi gobierno y acompañar desde el partido la agenda de cambios que quiero llevar adelante.
¿Lo va a tener como una figura de consulta?
Más que de consulta, va a ser una figura de apoyo político.
A mí me tocó ser ministro de Hacienda en el tiempo que él fue presidente de la República y la agenda de reformas y liderazgo económico la llevé siempre yo. Él me dio siempre un apoyo político muy importante.
Existen antecedentes de cuál fue nuestra relación y no tengo ninguna duda de que eso va a ser nuevamente así.
Tengo la bendición de haberme formado en materia de políticas públicas, de tener amplia experiencia en gestión de gobierno, así que más que una consulta va a ser una fuente de apoyo para los planes que quiero llevar adelante.
Cartes es además considerado una especie de padrino político suyo, en el sentido de que lo convocó a las tareas de gobierno cuando él era presidente. Por eso mismo, una pregunta que muchos se hacen es cómo toma usted esas sanciones. ¿Cree que fueron injustas o merecidas las sanciones que aplicó EE UU por «corrupción significativa» al expresidente Cartes?
Creo que no hacen honor a la experiencia que nosotros tenemos.
Creo que el señor Cartes no solamente tiene el derecho a la defensa, sino que por el hecho de ser una figura pública está obligado a defenderse. Es lo que le hemos pedido y es lo que él está haciendo.
Desde el momento en que fue designado en julio del año pasado y nuevamente en enero de este año ya con sanciones económicas, él ha rechazado esas acusaciones y ha puesto todos los recursos necesarios para poder sentarse a conversar con las autoridades americanas, que le puedan mostrar cuál es la evidencia que ellos tienen y que él se pueda defender de esas acusaciones.
Creo que hay una responsabilidad política tremenda y que él es muy consciente que, siendo una figura pública que está al frente de un partido, tiene la obligación de demostrar que esas acusaciones no son ciertas.
¿Y qué haría su gobierno si llega un pedido de EE UU de extradición del expresidente Cartes?
Todo proceso de extradición en Paraguay tiene un historial de cumplir con esos pedidos. Estos están amparados por tratados internacionales.
Finalmente los pedidos de extradición son trámites en el ámbito judicial; no en el ámbito del Poder Ejecutivo.
Así que no es una decisión del presidente de la República permitir o rechazar una extradición.
Creo que el Paraguay ha demostrado una enorme predisposición para cumplir con los acuerdos y tratados internacionales, y eso no va a cambiar bajo mi presidencia.
¿Cómo espera que sea la relación de su gobierno con el de EE UU, teniendo en cuenta este antecedente inmediato de sanciones nada menos que al presidente de su partido y al hombre que lo introdujo en la política y en el gobierno?
Para aclarar, antes de conocer a Horacio Cartes, antes que Horacio Cartes fuera electo presidente de la República, yo ya era director del Banco Central, ya tenía una carrera a nivel internacional, había trabajado en el Fondo Monetario Internacional y era una figura pública conocida en Paraguay, pero más en el ámbito técnico.
Él, con base en mi experiencia y currículum, me nombra ministro de Hacienda. Y yo pude construir una carrera política. Fui candidato hace cinco años, perdí y seguí trabajando de manera independiente dentro del Partido Colorado, construyendo una base electoral muy importante.
El 18 de diciembre me convertí en candidato del Partido Colorado y desde ayer (por el domingo) presidente de todos los paraguayos.
Así que queda muy claro que yo pude haber pertenecido a un gobierno, pero soy mi propia persona y tengo los conocimientos y la personalidad para enfrentar el desafío de ser presidente de la República.
En cuanto a la relación con EE UU o con cualquier otro país, Paraguay ha sido históricamente un buen amigo de la comunidad internacional. En general mantenemos vínculos con todos los países del mundo y la relación bilateral con los EE UU ha sido históricamente muy, pero muy buena. Eso no va a cambiar bajo mi presidencia.
Entiendo que EE UU aplica sanciones en virtud de una ley que le autoriza a aplicar eso. Y claramente somos respetuosos de ese marco jurídico. No podemos más que pedir a las personas que han sido afectadas por estas sanciones que, si sienten que las designaciones no se ajustan a la realidad, se pongan en contacto para defenderse de estas medidas.
Este tipo de sanciones tampoco afectó la relación del actual gobierno, considerando que también fue sancionado el actual vicepresidente de la República.
Así que no veo que vaya a haber ningún cambio en ese sentido.
¿No ve entonces que usted tenga que dar ninguna señal particular para ganarse la confianza de Washington?
No, no tengo ninguna duda de que ellos me conocen y saben del tipo de gestión que voy a hacer.
Usted defendió en la campaña la continuidad de la relación de Paraguay con Taiwán. ¿Descarta completamente que su país pueda romper en los próximos cinco años este vínculo histórico para abrir relaciones diplomáticas con China?
Sí, descarto totalmente.
Le pregunto porque hay sectores muy importantes de la economía paraguaya, como el ganadero y el agrícola, que reclaman un mayor comercio con China. Incluso señalan que para eso es necesario que haya relaciones diplomáticas, para evitar tener que vender por terceros como se hace actualmente. ¿Es posible atender estos reclamos y tener un mayor comercio con China sin relaciones diplomáticas?
Sí, totalmente. Estoy convencido de que sí.
China continental es el principal mercado donde Paraguay se abastece de bienes. China, a través de una empresa pública china, es la mayor compradora de soja del Paraguay: opera y tiene inversiones en Paraguay, no hay ningún tipo de restricciones.
Paraguay opera en mercados competitivos de los commodities, que se mueven en virtud de la oferta y demanda a nivel internacional.
Creo que Paraguay tiene la capacidad de insertarse a los mercados más competitivos del mundo, tiene productos de altísima calidad. La soja paraguaya es de mejor calidad que la que se produce en otros países de la región, por la carga calórica de los granos.
Entonces China no va a comprar la carne o la soja de Paraguay porque hay un interés diplomático; va a comprar porque Paraguay tiene carne y soja de buena calidad a precios competitivos.
Voy a trabajar en los próximos años en fortalecer al sector productivo y principalmente avanzar en un proceso de industrialización.
El gigante chino, que claramente ofrece una gran oportunidad de acceder a un mercado de 1.400 millones de habitantes, también representa una situación muy desafiante para un país que hoy principalmente es productor de materias primas.
Entonces no podemos solamente concentrarnos en vender materia prima; tenemos que avanzar en un proceso de generar valor agregado a nuestras exportaciones. Es decir, un proceso de industrialización.
Creo que vamos a estar en una mejor posición si nos integramos a mercados como Taiwán, Japón, Corea y otros países del sureste asiático que en comparación con China continental, que tiene costos de producción más bajos en los productos manufacturados y siempre vamos a estar en desventaja.
Esto no es una cuestión meramente diplomática o afectiva. Es una combinación de principios y valores democráticos, pero también responde a una lógica del momento en el proceso de desarrollo en que se encuentra Paraguay y hacia dónde queremos avanzar.
Este año Paraguay debe renegociar con Brasil el acuerdo por el reparto de la energía generada en la represa fronteriza de Itaipú. ¿Piensa exigir algo en particular en esta negociación?
Más que exigir, sentarnos con el Brasil e imaginarnos nuestra relación para los próximos 50 años.
El 13 de agosto se van a cumplir 50 años de la firma del tratado, un hecho histórico. Más allá de las cuestiones económicas y financieras, el dato a resaltar es que hace 50 años paraguayos y brasileños se imaginaron la construcción y el repago de una hidroeléctrica que sigue siendo una de las mayores productoras de energía limpia y renovable del mundo.
Este es un logro magnífico de la ingeniería, la diplomacia, las relaciones bilaterales.
Mi mayor anhelo, más allá de poder conseguir más recursos, es sentarme con el presidente Lula de Brasil y que nosotros también nos podamos imaginar una relación que pueda perdurar los próximos 50 años.
Como bien sabe, en Paraguay muchos tienen la idea de que el acuerdo de 1973 que ahora caduca fue perjudicial para el país. Y algunos sugieren que el país debería ofrecer libremente en el mercado el excedente de su energía generada en la represa, en vez de dársela a Brasil a tarifas reguladas, lo cual aumentaría los ingresos para su gobierno. ¿Qué piensa usted?
Creo que Itaipú ha sido un gran logro para el Paraguay.
Creo que el Paraguay está muchísimo mejor hoy con Mercosur de lo que hubiese estado si no se hubiese firmado el acuerdo del Mercosur.
La pregunta es si podemos conseguir más. Estoy convencido de que sí podemos hacer muchísimo más. Pero eso depende de nosotros los paraguayos, no de una negociación.
El Paraguay tiene y goza de la libre disponibilidad de su 50%. ¿Qué necesita? Invertir en redes de transmisión y distribución. Esa es una decisión unilateral nuestra; no tenemos que negociar con el Brasil.
Lo que muchos han hablado por mucho tiempo de reivindicar la libre disponibilidad de esto no pasa más que de una simple retórica política.
Disponemos del 50%. Lo que tenemos hacer es la capacidad de utilizarlo, que es lo que quiero plantear. Que podamos hacer una revolución del empleo en Paraguay y que la inversión en líneas de transmisión y distribución sea la gran autopista que permita que industrias y empresas nacionales y extranjeras vengan a Paraguay para generar fuentes de empleo y beneficiarse de una energía limpia y renovable a precios muy competitivos.
En el otro elemento, que es la posibilidad de venderle a terceros países, tampoco hay ninguna restricción. El problema es operativamente cómo lo hacemos. La infraestructura para poder hacer eso necesariamente tiene que pasar por las redes de Argentina y Brasil para poder ir a mercados como el uruguayo o el chileno.
¿Qué va a hacer con las relaciones diplomáticas con Venezuela, que el actual presidente paraguayo Mario Abdo rompió en 2019 cuando Nicolás Maduro asumía un nuevo mandato que consideró ilegítimo?
Muchos veíamos con una grave preocupación el proceso electoral y la defensa de los derechos humanos en Venezuela, por muchos años.
Cuando estábamos en el gobierno teníamos una posición muy crítica sobre eso y reconocíamos al gobierno de Maduro.
Pasó lo que pasó en las últimas elecciones. Se hizo un intento de establecer a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea y que pueda ejercer la presidencia de la República. Ese intento no prosperó. Y claramente creo que Paraguay debe restablecer las relaciones con el pueblo de Venezuela.
Tenemos que avanzar en un proceso de integración y ser respetuosos de cada uno de los países. Tenemos todo el derecho de ser siempre una voz firme por la defensa de los derechos humanos y pedir la realización de elecciones limpias, participativas y que no haya ninguna duda sobre las autoridades que tienen que juzgar.
En términos concretos, quiero restablecer las relaciones con Venezuela, que podamos acercar a nuestros pueblos y ojalá el pueblo de Venezuela pueda encontrar a través del libre ejercicio de la voluntad popular la elección de sus autoridades.
¿Pero para usted el gobierno de Maduro es legítimo o ilegítimo como definió el presidente Abdo, que integra su mismo partido?
Hoy hay un solo presidente en Venezuela y ese presidente se llama Nicolás Maduro. No hay una alternativa.
Entonces tenemos que trabajar con Venezuela. Y trabajar con Venezuela no tiene que impedirnos tener una posición crítica, en contra de la falta de garantías.
La respuesta concreta es restablecer las relaciones con Venezuela, tener un embajador en Caracas y que podamos tener un diálogo con las autoridades de ese país.
¿Cómo se define ideológicamente?
Me defino como una persona que quiere ver el progreso de nuestros países sin prejuicio sobre aquellos que puedan tener una visión más sesgada hacia la derecha o la izquierda.
Lo que quiero para mi país es progresar. Creo en el Estado de derecho. Creo en el libre mercado. Pero también creo en una presencia fuerte del Estado en aquellas áreas en que tiene un rol indelegable: en la provisión de servicios públicos como la salud, la educación y la seguridad.
Probablemente podría sí identificarme a una persona de centro, con un fuerte convencimiento de las fuerzas del mercado y una enorme sensibilidad social. Que en países como los nuestros que tienen tantas riquezas no hay derecho de que haya gente en la pobreza.
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