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Guaidó: «La agenda de Gustavo Petro es con el régimen de Nicolás Maduro»

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El dirigente opositor Juan Guaidó empezó su exilio en Miami, sin fecha de regreso a Venezuela, tras protagonizar el desafío contra Nicolás Maduro durante cuatro años y una escapada polémica a través de Colombia. El expresidente encargado, que contó con el respaldo firme del anterior gobierno colombiano, lo tiene claro hoy: “La agenda de Gustavo Petro es con el régimen”.

Guaidó reconoce que es imposible mantenerse como candidato presidencial en el exilio y apuesta por la unión para derrotar a Maduro, que de momento le ganó la partida. Cuenta con el apoyo de Estados Unidos, a pesar de las diferencias con el liderazgo opositor venezolano, que ha vuelto a demostrar su falta de “empatía” tras terminar con el gobierno interino en enero.

El líder opositor venezolano Juan Guaidó. (AP Foto/Ariana Cubillos, Archivo)

—Su llegada al aeropuerto de Miami, con una mochila al hombro, sin nadie alrededor, simboliza como pocas veces la soledad del poder político.

—En el momento de esa imagen venía pensando justamente en eso, en migrantes y refugiados que pasan por el Darién [la peligrosa selva que separa Colombia de Panamá] y que no pueden hacer este mismo viaje. Y claro, también en mi familia. Y en los millones que han escapado. La salida del liderazgo tiene que ver con las consecuencias de enfrentar una dictadura y resistir cuatro años y tres meses con persecución y amenazas. Pero no nos vamos a detener.

—¿Ganó Nicolás Maduro?

—De alguna manera, también está resistiendo en el poder a un costo muy alto, señalado por lesa humanidad, aislado del mundo. Por supuesto de una forma distinta a la resistencia del pueblo de Venezuela, a mí mismo perseguido por la dictadura.

—¿Se sintió amenazado por el gobierno colombiano?

—Sí, me sentí amenazado con deportarme a la dictadura.

Llegada de Juan Guaidó al aeropuerto de Miami el 25 de abril de 2023 Captura de video

—¿Quién le hizo llegar la amenaza gubernamental?

—Diplomáticos me trasladaron las palabras del gobierno colombiano, que fueron bien duras. Y luego fue el mismísimo canciller Álvaro Leyva quien lo dijo públicamente, sabiendo muy bien lo que significa deportar a un perseguido político a una dictadura.

—¿Por qué ese maltrato del gobierno de Petro horas antes de una conferencia internacional sobre Venezuela en la que no se ha conseguido ni un solo avance?

—La única explicación lógica es que fueran presiones del régimen de Maduro. Las mentiras del canciller no tienen sentido, la única explicación es que las presiones del régimen de Maduro hayan sido más fuertes.

—¿A qué juega hoy Petro con Maduro?

—Petro tiene hoy una situación interna que atender en un país con instituciones, con posiciones políticas firmes. En Venezuela las instituciones están secuestradas por la dictadura. Petro no se ha puesto al lado de los venezolanos, ni de las víctimas ni de los perseguidos políticos. Ya será decisión de él si eso cambia o no. En sus [cuatro] visitas a Venezuela su agenda es simplemente con el régimen, no con la Plataforma Unitaria o con las víctimas de las violaciones de derechos humanos o los presos políticos. Incluso de detener el ecocidio que se está dando en Venezuela.

—El embajador colombiano descalificó a la oposición y especialmente a usted, con insultos como “huevón” y “pendejo”.

—El embajador Armando Benedetti, si se le puede llamar así, actúa como un operador político de Petro. Tuve la oportunidad de relacionarme con presidentes, cancilleres y embajadores y el contraste es gigante con el comportamiento de Leyva y ni hablar de Benedetti. Si representan a Petro no es positivo para la relación Venezuela-Colombia, distinto a la relación con la dictadura.

—En las últimas semanas recibieron confidencias de que la policía política preparaba su detención.

—Durante cuatro años hemos sufrido persecución muy intensa, directa, amenazas físicas, incluso asesinatos como el de Edmundo Rada [concejal de Voluntad Popular asesinado en Caracas]. Torturas a gente de mi equipo de trabajo, cerco a mi familia. A Miranda [su hija mayor, de 6 años de edad] la seguían al colegio. Entonces teníamos herramientas para resistir a un costo altísimo. Hoy hay mayor riesgo [tras la eliminación de la presidencia encargada y la puesta en marcha de la purga anticorrupción en el seno del chavismo] y se ha ido estrechando mucho más esa persecución directa a nuestro entorno.

—¿Cómo fueron los días previos a la salida? Hubo rumores de que se refugió en la Embajada de Francia.

—No estuve en la embajada francesa. Hay que tener mucha cautela cuando se enfrenta a una dictadura. Fueron días de muchas precauciones ante el asedio constante.

—Viajó por tierra desde Caracas hasta la frontera con Cúcuta, un camino de casi 900 kilómetros plagado de obstáculos.

—Conté 37 puntos de control [militares y policiales]. Cada alcabala era un momento de tensión, que te hace ver que vivimos en una dictadura y que el aparato del Estado completo está a su servicio. No puedo dar muchos detalles por seguridad, habrá otros perseguidos políticos que necesiten esta ruta.

—Usted es muy conocido, ¿cómo pudo atravesar tantos controles? ¿Iba disfrazado?

—No, digamos, pero sí distrayendo la atención a otros puntos…

—En 2019 cruzó a la carrera uno de los puentes fronterizos, llevado por la euforia que se vivía entonces, cuando se pensaba que la dictadura estaba a punto de caer. ¿Cómo lo vivió el pasado domingo?

—Crucé caminando, un paso bastante formal. Y muy distinto a 2019, sentí otro momento y otra Colombia. Muchos pensamientos se acumularon entonces.

Llegada de Juan Guaidó al aeropuerto de Miami el 25 de abril de 2023 Captura de video

—Su regreso a Venezuela es imposible hoy.

—Sin duda. Hay muchísimas amenazas y mucha persecución. No le vamos a regalar un rehén a la dictadura, no voy a permitir que Maduro calle nuestra voz. Hasta que no estemos seguros.

—¿Sigue siendo candidato a las primarias de la oposición?

—Sí, pero consciente que desde el exilio no se puede encabezar una candidatura. Hay que recorrer el país pueblo a pueblo y evaluar día a día con responsabilidad. Pero tampoco podemos ser presa de las amenazas de la dictadura. Es otra prueba para las condiciones electorales.

—¿Por qué candidato apostaría para reemplazarle?

—Apuesto a una coalición, a un equipo, una persona no es suficiente. Nos acercamos a un escenario como Nicaragua y aun así tenemos que participar en las presidenciales de 2024. ¿Por qué? Porque Maduro es derrotable, no tiene mayoría electoral. El candidato sigue siendo la unión, la mezcla. Y Maduro quiere evitarlo, porque sabe que la única forma de ganar es dividirnos.

—Cuando en 2019 atravesó corriendo el puente que le unía con Colombia cargaba un 80% de popularidad. Hoy, según encuestas, el apoyo a su figura ha caído en torno al 4%. ¿Es un castigo al interinato o al fracaso del cambio de régimen?

—El primer elemento es la frustración. Es frustrante para millones que no se haya logrado la salida, que no se haya terminado con la dictadura y que no se haya recuperado la democracia. Y ese es nuestro reto en el corto plazo. Cualquier estaría frustrado y con dolor al no lograr el objetivo. Hay que seguir insistiendo.

—Su mujer y sus dos hijas se han quedado en Caracas. ¿Cuál es el plan familiar?

—De momento resguardarlas, que estén seguras.

—¿Le chantajearon con la seguridad de su familia durante la presión del lunes?

—Amenazaron a mi familia y se sintió como un chantaje. Por una parte, la dictadura de Maduro directamente y por la otra sentí una especie de chantaje del gobierno colombiano en el tema de la seguridad y la deportación.

—Se ha puesto en duda la solidaridad de líderes de la oposición con usted, incluso bases y cargos medios presionaron para que se trasladara apoyo partidario. ¿Cómo lo sintió?

—Mucha empatía en general, también solidaridad. El liderazgo tiene unos tiempos distintos y tendrá que responder a sus bases y seguidores. Me gustaría que fueran más rápidos en empatía, que no fuera siempre un tema de cálculo. Si algo pudiera decir que le falta a la política es la empatía, no solo ponerse en los zapatos del otro, sino sentir en los zapatos del otro.

—Estados Unidos apoyó de forma firme a la presidencia encargada desde el día uno, ¿se mantiene hoy?

—Sin duda. Todo el proceso de mediación para mi seguridad de hoy se lo agradezco a Estados Unidos.

—¿Va a rechazar el asilo que ya han solicitado algunos parlamentarios?

-Lo que voy buscando es que todos regresamos lo más pronto posible, eso conlleva más tiempo. Más que asilo he buscado seguridad, y hoy la siento.

—El apoyo de Estados Unidos contrasta con el de Europa y España, que se ha ido desvaneciendo desde 2019.

—Esperamos más firmeza de un gobierno como el español. Mucho más. Pareciera que en este momento también le falta empatía.

—¿Qué ha sentido esta mañana al despertarte tan lejos de Caracas en esta nueva etapa?

—Expectativa, ganas de seguir, preocupación por las niñas… Es una mezcla de sentimientos. Me sentí como cuando salí de La Guaira tras la tragedia natural de 1999 [cuando la montaña se vino encima de la costa más cercana a Caracas, con miles de víctimas] cuando perdimos nuestra casa. Y la certeza de que vamos a regresar y de que vamos a reconstruir. Mi familia me abrazó en ese momento y hoy lo hace de nuevo. Y en un proceso simultáneo me puse en marcha para cuadrar la agenda de esta semana y de la semana que viene en Europa y Estados Unidos con los aliados de la democracia.

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