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Defiende tu campo de lentejas

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En una ocasión saltó a los ojos del entendimiento una historia carente de detalles, en la que un solo hombre defendía un pequeño campo de lentejas, arriesgando su vida contra todo un ejército. Me pregunto si acaso había algo de gran valor que yacía enterrado en aquel campo, o si el mismo significaba mucho más para el hombre. En tiempos donde se procura el hurto constante de los buenos frutos que se alcanzan a producir, esta historia resulta muy simbólica y  representativa.

Un campo de lentejas puede ser simbología de muchas cosas, un lugar fuente de sustento, una heredad que por años miembros de la familia han trabajado, de una generación a otra, un regalo del cielo como un don o talento, entre muchos otros ejemplos. Es curioso cómo tales tesoros se vuelven campos exuberantes y apetitosos, propensos a ataques enemigos por la simple razón de estar cargados de frutos. Tengo una frase personal, que repito en tiempos donde creo estar perdiendo algo y es: ¡nadie tiene nada, realmente si algo bueno hay viene del cielo!

Cavilar en tales cosas me lleva a procurar la mejor respuesta ante las circunstancias o la más efectiva quizás. Ante ataques siempre será necesario tomar una postura defensiva, organizar ideas, pensamientos y acciones pertinentes, así como el seguir avanzando hacia adelante, esforzándose por evitar el estancamiento que permite a otros la ventaja en territorios ajenos. Resulta interesante, aún más si se compara con un campo de frutos donde los mismos se reproducen con rapidez y en abundancia, cada paso del enemigo simboliza la pérdida de parte de la cosecha trabajada.

Identificar el campo de lentejas que se encuentra bajo ataque puede ser el primer paso para comprender la respuesta a la defensiva que se debe tener. Acaso es la familia un territorio lleno de corazones que como buenos frutos pueden ser infestados o robados para detrimento de todos. Tal vez el campo es un don poco común que muchos desean y pocos trabajarían realmente, o el apetitoso horizonte florido en frutos es tu área de influencia, donde te desenvuelves día tras día, y para bien o para mal ejerces un impacto allí.

Es preciso comprender la temporalidad de nuestras funciones para descansar cuando el cese oportuno ocurra, y para pelear cuando sea tiempo de defender lo que nos ha sido entregado. Mirando con justicia las situaciones y viendo a través de la neblina que produce opacidad frente al camino. Así, no se perderán ninguno de los días bajo el sol y más temprano que tarde, la justicia se expresará con el rigor y la sustancia que le caracterizan. El final de aquella historia es que Dios había otorgado al hombre una gran victoria por su valor, agraciadas palabras enriquecidas con bienestar, listas para ser escuchadas en tu historia también.

Esta semana solo comparto la afirmación imperativa que he recibido para mi propio campo de lentejas, no desistas ni te acobardes, no renuncies a tu bendición y lo que por derecho te pertenece. No te defraudes a ti mismo y sé fiel a los principios, porque más temprano que tarde serás contado entre los valientes irracionales de tu generación y degustarás abundancia de fructificación.

@alelinssey20

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