Los partidos políticos de vieja data e incluso algunos creados de manera coyuntural han perdido la confianza de la comunidad venezolana y se debilitaron ante su propia militancia dentro de su visión más bien oportunista y colaboradora con el modelo político vigente, en esta ocasión han diseñado un mecanismo cuyo objetivo central es ir a elecciones nacionales considerando previamente un proceso de consulta popular o de primarias; para tal fin han solicitado al CNE soportar la logística de dicho proceso el cual tiene la particularidad engañosa de ignorar y sacar del mismo a los votantes que emigraron al exterior y, además, pretenden excluir a la dirigencia emergente que consideran que afectan a sus conocidos intereses.
La plataforma así llamada busca fortalecer la falsa representatividad y ofrece una docena de potenciales candidatos cuyos perfiles y competencias dejan mucho que desear; ocultan sus debilidades y nivel de colaboración con el régimen, en el fondo se alinean con las tácticas del régimen para validar su continuidad a sabiendas de que no tienen que buscar sino solo una participación limitada que les permita la supervivencia como dirigentes políticos.
El descomunal éxodo de venezolanos significa para el país una gran tragedia cuyo impacto negativo se extenderá hacia el futuro, incluso pondrá en duda el calificativo de ciudadanía, la cual es puesta en peligro al ignorar a una cantidad no menor de 4 millones de electores e impedir que voten porque son ostensiblemente opositores, solamente por el hecho de obligarlos a irse de su país y esa votación potencialmente los haría salir del poder.
Las estrategias de cambio tal como la almibarada propuesta de la “plataforma de la unidad” de seleccionar en “consulta objetiva” a un candidato se percibe como una táctica que por muchas razones defienden algunos dirigentes y organizadores de una consulta con ayuda del Consejo Nacional Electoral y elegir al “candidato unitario” que realmente no tiene representatividad real. Es necesario reconstruir al país con una reformulación institucional con un claro afán por imponer la justicia en todos los terrenos gerenciado por políticos que entienden que su rol no es el de representar intereses de un grupo o partido sino de representar fielmente a la voluntad social y al interés público
Es necesario no olvidar los antecedentes sobre la materia en las elecciones del año 2018. Los partidos que se proclamaron opositores de verdad al régimen se negaron a participar porque consideraron que no había condiciones justas para una contienda electoral. Al efecto se citó la ausencia de condiciones para una contienda electoral auténtica y “la Asamblea Nacional” producto de esa elección, no es legítima y representativa del pueblo venezolano. Como se deduce fácilmente, los diputados electos en 2015 no son coherentes con sus propias actuaciones y como si fuera poco se apoyan en un Consejo Nacional Electoral que fue nombrado por una Asamblea Nacional usurpadora, con la particularidad de que todos sus actos jurídicamente son nulos, y en consecuencia las decisiones de la denominada “Comisión de Primarias” no pueden someterse a las reglas que le imponga el CNE ilegítimo ni solicitar ninguna clase de acompañamiento técnico, como, desafortunadamente ya lo ha hecho, y el corolario es evidente: “Unas elecciones auténticas, justas, libres y transparentes, como salida a la crisis que viven los venezolanos y la reinstitucionalización del país no pueden ser controladas por un ente que fue designado por el propio régimen».
No se puede ignorar la opinión calificada de tal cantidad de personas que emigraron al exterior y están dispersos por el mundo. Se les están coartando la libertad y sus derechos ciudadanos de participar en una consulta; y mucho menos se aceptan sus exigencias de que las elecciones no se hagan con un registro electoral viciado sino que debe ser actualizado, permitir conteos manuales en cada centro, la no participación del CNE, sin máquinas, especialmente captahuellas, y como si faltara algo, con tabulaciones de resultados fabricadas por ese organismo.
A todas luces y tomando en consideración los elementos anteriormente esgrimidos ninguna persona honorable, o partido democrático se prestaría a participar bajo esas condiciones; sin embargo, demandas hechas públicas por la comisión mencionada informa que tomarán en cuenta a los votantes que viven en el exterior agrupados en 70 mesas internacionales y en centros de registro para estimular su participación en el proceso por ellos organizados, pero lamentablemente hacen abstracción del corrompido de registro electoral, de su desactualización, la ausencia de más de 2 millones de nuevos electores, cambio de ubicación, de otros 2 millones que ni siquiera nunca se inscribieron, es decir, un simulacro parcial que toma en cuenta sola a una pequeña parte de los venezolanos.
Es obvio que existe una dicotomía de intereses entre los objetivos de los partidos democráticos y de personalidades que se considera tienen el perfil para dirigir un país; los objetivos de la llamada “Plataforma Unitaria” de que esta última irá a elecciones primarias para imponer un candidato, independientemente de las condiciones del Registro Electoral y sus procedimientos sean cuales sean se aprecian motivaciones interesadas como se ha afirmado tantas veces.
Frente a estas circunstancias, hay que tomar la decisión de concurrir a dicho proceso condicionado a una selección independiente incorporando a precandidatos de gran valor y honorabilidad Se no se hace de esta manera la decisión deja un margen de maniobra estrecho, si es que el régimen jugando adelantado los inhabilita, detiene o los reprimen, o incluso suspende o adelanta las elecciones. En caso de salvar todos los obstáculos, ir a un proceso sin la intervención del CNE el candidato de la oposición verdadera requerirá de su necesaria legitimización por parte de la ciudadanía. Para conseguir esa legitimidad se requiere movilidad popular, lo cual pudiese lograrse construyendo el Registro Electoral de la Diáspora y en Venezuela a través del procedimiento técnico de hacer intervenir una plataforma internacional, seria, confiable y auditable con el patrocinio institucional de la sociedad civil internacional y nacional, es decir, un acuerdo de todas las organizaciones civiles legítimamente constituidas y elegir en cabeza de una representación lícita apoyada por organismos internacionales para preparar un proceso de consulta rápida, eficiente, confiable, de mucha ética y confianza.
La factibilidad de hacer un registro nacional e internacional es factible y de corto plazo, en efecto, organizaciones internacionales disponen de métodos de inscripción y manejo de la data autorizada, inspirada en la biga data, y en su confidencialidad, con inscripciones muy rápidas con el celular, la PC, correo electrónico e incluso en centros de minería de datos. Insistíamos en que ello se ha hecho y se tiene la experiencia necesaria. El proceso toma muy poco tiempo, es robusto y genera mecanismos de consulta en tiempo real y su costo es relativamente manejable para una enorme data y su comparación con registros existentes que, de paso, pondrían de manifiesto la pésima calidad del RE.
Inscritos los votantes en tiempo récord por vía electrónica y simple, se haría la consulta bien sea electrónica, por mesas, conteo manual o informático, el resultado legitimaría al candidato que tenga la mayoría frente a la selección de la Plataforma Unitaria y al país, y dará los instrumentos necesarios para ir con gran respaldo para inscribir su candidatura el próximo año. Por supuesto que existe el riesgo de tener obstáculos de todo orden, los cuales estarán presentes y sometidos a descalificaciones por el FSP, y obviamente el régimen, incluso por la plataforma, pero esa legitimación soportada en un proceso independiente, éticamente concebido, permitirá enfrentarlos e incluso con la fuerza de la opinión pública construir la sinergia necesaria para desplazar el régimen de manera pacífica e incluso precipitar soluciones de otro orden.
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