Después del pico del episodio tres, el capítulo cuatro presenta la elaboración del duelo de los personajes y la búsqueda de un sucesor interino para la compañía Waystar Royco.
Sin embargo, la serie está lejos de hacernos perder el interés, tal como afirmó un crítico temerario de la red, al que tampoco le gustan las costumbres de HBO.
Se enteró tarde de que la cadena nos habituó a una dinámica de comentarios en directo, y que por eso es mejor mantenerse fuera del alcance de Twitter, Facebook e Instagram, si se quiere permanecer descontaminado del asunto, o sencillamente al margen de la discusión noticiosa sobre el tema.
En cuanto al episodio cuatro, decir que es más que un capítulo de trámite, uno que se disfruta por el peso de la historia, por el oficio de la dirección y la actuación, por la inercia de la saga en el encuentro de un cierre.
No obstante, redunda y estira la acción dramática, para aprovechar el momentum del fallecimiento de Logan, cuya ausencia notoria echamos en falta y anticipa que la serie sin él nunca será lo mismo, obviamente.
Para suplirlo, vemos algunas situaciones patéticas, como que Greg y Tom lucen como familiares huérfanos, que mendigan afecto y que solo poseen el crédito de su apoyo incondicional, para ponerse a la orden y prestar un servicio, conscientes de su caída y desamparo, donde no queda claro su futuro en el campo del poder de la empresa.
¿Siervos o bufones de la corte?
El Tom manipulador resulta puesto en evidencia, al apelar a los sentimientos primarios de Shiv, quien duda en origen, aunque posteriormente bloquea las intenciones del exmarido, producto de la desconfianza y del resentimiento que la carcome.
Además, espera por un bebito. Su embarazo nos plantea la idea de un próximo heredero. La princesa es una de las víctimas de la trama, que se teje tras las sombras de la junta.
Hay una reunión extraña en la que surge una especie de testamento de Logan, con sus últimas peticiones. Por la velocidad de los diálogos, inferimos que el deseo del patriarca era entregarle los destinos de su emporio, a la niña de sus ojos.
Aun así, los caballeros de la mesa, los conspiradores de las sombras, parecen convenir un pacto distinto, incluso pensando en desaparecer la carta de Logan.
En el medio, Connor compra el departamento del padre, afianzando más su valor simbólico y estratégico, a largo plazo. Está jugando en otra agenda secreta, que pronto descubriremos.
Su objetivo real es la Casa Blanca, y para ello debe rodearse de imágenes de status: una mansión propia en Nueva York, una esposa jarrón o decorativa, un aura de outsider libertario.
Deja a sus hermanos con sus traumas y sus problemas de sucesión.
El patetismo también aflora en el intento fallido de la amante de Logan, por recuperar sus pertenencias y obtener algo de reconocimiento en la dinastía. No pasará. Las venganzas se sirven en plato frío, cocinadas a fuego lento.
El trato con el sueco sigue en el aire, pendiente de una reunión. Un cabo suelto que causa intranquilidad en la alianza de los chicos, que finalmente se rompe por la decisión que toma la junta, más adelante, a favor de un curioso ensamble entre Kendall y Roman, para guiar los destinos del multimedio, temporalmente de modo de no afectar a los mercados.
Se utiliza el testamento de Logan como uno de los argumentos, donde el nombre de Kendall aparece tachado o subrayado. Ahí está el detalle.
¿Fue su última decisión? ¿Es un papel forjado? ¿La junta lo interpretó como quiso, porque en realidad significaba que Shiv era la que debía suceder a Logan en el trono, puesto que Kendall se eliminaba como opción?
En cualquier caso, arde Troya y la guerra civil entre hermanos ha comenzado.
A la distancia, observo que ciertas manos peludas, mueven el tablero, intentando quemar rápido las aspiraciones de los chicos, provocando una lucha interna entre ellos y que asuman el descalabro de la transición.
Es un reto importante, un conflicto que apenas inicia.
Kendall ha sido poseído por el espíritu de Logan, al que niega, pero que replica en sus primeras decisiones maquiavélicas que le pasarán factura.
Shiv aparenta tambalear, pero será una figura clave.
Cuídense de Roman y Connor.
Greg continúa arriba en las casas de apuestas, como el gallo tapado.
Hombres como Tom son peligrosos en las crisis. Mejor tenerlos cerca, a no tenerlos.
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