La extesorera nacional de Venezuela Claudia Díaz Guillén, también conocida como la enfermera de Hugo Chávez, pidió «compasión» al juez que le impondrá sentencia por lavado de dinero este miércoles, en una declaración en la que dice que le gustaría colaborar con EE UU pero no poder hacerlo por carecer de la información que ellos buscan.
La declaración fue incorporada al registro judicial del caso poco antes de la audiencia judicial en la que serán sentenciados ella y su esposo, Adrián Velásquez Figueroa, en Miami.
Según dice, decidió hacer este escrito por miedo a que sus palabras no sean traducidas correctamente durante la audiencia.
«Estoy aquí hoy como una mujer derrotada. Mi familia y yo hemos vivido bajo la amenaza de muerte, cárcel y tortura por más de diez años. Mis hijos han perdido a ambos padres en la tierna edad de 14 y 4», comienza el escrito de la llamada enfermera de Chávez.
Enfermera de Chávez
Ella y su esposo, que fueron extraditados desde España en 2022, fueron muy cercanos al que fuera presidente de Venezuela desde 1999 hasta su muerte en 2013 y dejaron el país y se trasladaron a España porque, según alega, sufrían persecución de parte del actual mandatario, Nicolás Maduro.
En 2022 fueron declarados culpables de cargos de lavado de dinero por un jurado de Fort Lauderdale (Florida) y enfrentan la posibilidad de penas de más de 20 años de cárcel.
La Fiscalía dice que hicieron una fortuna de 136 millones de dólares con una red de corrupción que aprovechaba el cargo de ella para beneficiarse del sistema de control de cambios vigente en Venezuela por entonces.
En el escrito Díaz Guillén dice que pecó de ingenua al aceptar ese cargo, que ejerció de 2011 a 2013, aparte de señalar las graves consecuencias que tendrá para su hijos y su madre el encarcelamiento de ella y su esposo en EE UU.
«Con todo este sufrimiento y la devastadora pérdida de mis hijos y mi familia, afirmo ante este tribunal que si pudiera cooperar con las autoridades estadounidenses, lo haría. Sin embargo, como les dije repetidamente a los fiscales, no tengo la información que ellos están buscando», dijo.
«No me asocié con las personas de las que quieren información», señaló sin dar detalles sobre esos supuestos requerimientos de la Fiscalía.
Díaz Guillen dijo que trabajó para el Gobierno durante 22 años y se vio obligada a dimitir por «cuestiones políticas».
«Mi marido fue expulsado de la país bajo amenaza de muerte. Nuestra propiedad fue confiscada. Los miembros de nuestra familia fueron torturados por la política. Fui tesorero durante 2 años de 22 años carrera de Gobierno. Si hubiera sabido que todo esto sucedería, no habría aceptado el puesto», afirmó.
Según Díaz Guillén, asumió con «la intención de arreglar los problemas en el Tesoro. Quería que Venezuela ganara dinero y gané dinero para el país como tesorera».
En el escrito cuenta sus penurias en las cárceles de Florida y afirma que es «una persona muy espiritual y religiosa» que ha formado grupos de oración en prisión y tratado de actuar como un consejero espiritual.
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