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Investigación exculpa de faltas graves a Luis Almagro, pero dice que violó las obligaciones éticas

Por EFE
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Una investigación independiente concluyó que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, no cometió faltas graves en una relación íntima con una funcionaria, pero sí violó las obligaciones éticas al no ejercer “buen juicio”.

«La Investigación Externa concluyó que el secretario general violó las Reglas y Regulaciones de la OEA en lo que concierne a las disposiciones sobre el sentido común y buen juicio, y las obligaciones éticas adicionales para el secretario general», apuntó el texto al que tuvo acceso Efe este lunes.

El informe precisó que «no violó las Reglas y Regulaciones de la OEA en lo que concierne a las obligaciones de supervisión, incrementos salariales, intimidación, viajes o conflictos de interés».

Almagro mantuvo la relación íntima a la vez que permitió que la funcionaria de la OEA continuara colaborando como parte integral de su equipo de asesores. Esto «violó sus obligaciones éticas adicionales y contravino el espíritu mismo del ‘sentido común y el buen juicio’. Algo requerido siempre para todos los miembros del personal y demás proveedores de servicios de la Secretaría General», apunta el texto.

Almagro, canciller de Uruguay entre 2010 y 2015, está al frente de la OEA desde 2015. Fue sometido a una investigación para determinar si, en el marco de su relación sentimental con una subordinada, infringió reglamentos de la OEA.

Actuación no intencional

Las pesquisas externas determinaron su conducta: «No refleja el nivel de intencionalidad necesario para sustentar la ocurrencia de una violación de carácter intencional».

Almagro analizó internamente y consultó con sus asesores el alcance de las obligaciones sobre conflicto de interés bajo el Código de Ética y mantuvo una distancia administrativa y jerárquica con la funcionaria suficiente para evitar la configuración de una relación superior-supervisado. Así lo informó el gabinete de abogados Miller & Chevalier, encargado de esa evaluación.

Asimismo, «se recusó de participar en procesos administrativos que afectaran los intereses» de esa trabajadora. «No permitió que la relación íntima interfiriera en el desempeño de sus funciones y no la ocultó, ni disimuló, permitiendo que la relación íntima se hiciera de público conocimiento desde sus inicios».

«Al no haber recibido quejas, denuncias o comentarios formales o informales dentro o fuera de la OEA aludiendo a posibles incomodidades frente a la relación íntima, el secretario general mantuvo su convicción de que con su conducta no infringía sus obligaciones éticas con la OEA», añadió el documento.

Miller & Chevalier estimó que la violación al código ético surge precisamente de «no haberse abstenido de trabajar en estrecha colaboración y cercanía con la funcionaria» tras haber iniciado la relación íntima. O, en su defecto, haber continuado con la relación mientras trabajaba en estrecha colaboración y cercanía con esa empleada.

La firma no pudo corroborar que Almagro «hubiera buscado asesoría-verbal o escrita-de los directores de las tres áreas señaladas en el Código de Ética».

La sugerencia para la OEA: revisar las reglas y regulaciones

En cuanto a la polémica, esta se desató después de que la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) decidió en septiembre por mayoría destituir a su presidente, Mauricio Claver-Carone. Acusado de tener una relación amorosa con una subordinada, algo que este último negó.

Miller & Chevalier apuntó que sus hallazgos sugieren una revisión de las reglas y regulaciones de la OEA. «De manera tal que en el futuro se evite este tipo de situaciones».

«La OEA se beneficiaría de una regulación más exhaustiva frente a las conductas relacionadas con relaciones íntimas para ampliar su campo de aplicación. Y que se cuente con un procedimiento a seguir frente los riesgos, reportes y medidas de mitigación aplicables», concluye su análisis de 121 páginas.

En un documento adicional a la investigación, donde Almagro responde a los hallazgos, el secretario general mantuvo su postura de que en ningún momento incurrió en «faltas o deficiencias» en sus funciones al haber mantenido una relación con la funcionaria.

“Todo es evidencia objetiva de que mi acción e intencionalidad era conducirme de forma pública y privada. Teniendo altamente presente la respetabilidad del rol de secretario general y el prestigio de la OEA, así como de cada uno de los Estados miembros que hacen parte de ella”, escribió en su réplica.

El uruguayo aseguró que el sentido común es «difícil de definir». Y sostuvo que se apegó a los «fundamentos más objetivos que pueden existir respecto al mismo», buscando opinión de terceros y documentándose legal y éticamente.

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