Sánchez, Ábalos, Cerdán y el elefante

El jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Alejandro Luzón, tomó el lunes una medida por la que estoy seguro que Pedro Sánchez le estará agradecido: pedir prisión provisional sin fianza para Santos Cerdán. Cuando digo que Sánchez le estará agradecido, no pretendo decir que Luzón le ha hecho un favor a Sánchez. Para nada. Estoy seguro […]
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El jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Alejandro Luzón, tomó el lunes una medida por la que estoy seguro que Pedro Sánchez le estará agradecido: pedir prisión provisional sin fianza para Santos Cerdán. Cuando digo que Sánchez le estará agradecido, no pretendo decir que Luzón le ha hecho un favor a Sánchez. Para nada. Estoy seguro de que Luzón actuó con todo el rigor que corresponde a un caso de la gravedad que nos ocupa.

Y, ¿por qué está Sánchez encantado de que se ponga de manifiesto la gravedad de este caso? Porque ante las dimensiones del lodazal que está a la vista de todo el mundo, no tiene más remedio que echar toda la culpa al «trío del Peugeot» e intentar hacer creíble que él no sabía nada. Algo que no se cree ni un niño en edad de hacer la Primera Comunión.

En la historia de Colombia hay un precedente que me ha evocado a Sánchez cuando dijo que él se enteró por la UCO. Se trata de cuando el narcotráfico financió en 1994 la campaña electoral de Ernesto Samper. Samper se valió de esa financiación para derrotar a Andrés Pastrana. Cuando quedó fuera de toda duda que ese dinero había ingresado a la campaña de Samper, éste salió a decir que eso podía haber ocurrido, pero que él no sabía nada. Exactamente igual que Pedro Sánchez. A las palabras de Samper replicó monseñor Pedro Rubiano, a la sazón arzobispo de Bogotá y más tarde cardenal, diciendo que el dinero del narco hubiera financiado la campaña de Samper sin él saberlo era como que «te entre un elefante en el estar de tu casa y tú no te des cuenta». La imagen del elefante fue tan poderosa, que el Santander, que en la segunda mitad de la década de 1990 era mundialmente conocido como «el banco del elefante» en Colombia tuvo que convertirse en el banco del hipopótamo.

Volviendo a la actuación de Luzón, imagínense qué hubiera ocurrido si hubiera creído que no procedía pedir prisión incondicional. Probablemente todos, y yo el primero, hubiéramos clamado diciendo que se nota quién manda en la Fiscalía. Afortunadamente, parece haber un gran consenso sobre la profesionalidad de Luzón que no creo que nadie entre la retroprogresía describa como un fiscal de la caverna.

Este momento de descomposición política nos debe llevar a otra reflexión sobre lo que sucedió el lunes. Es tal la degradación que vive el partido que nos gobierna y que más años ha dirigido España desde que se estableció esta democracia, que echar la culpa de toda la corrupción a los dos últimos secretarios de organización parece un mal menor. No olvidemos que desde que Sánchez asaltó la Moncloa con una moción de censura basada en una falsedad, quienes han estado al frente del PSOE en Ferraz son Ábalos y Cerdán. Porque desde el 1 de junio de 2018 hasta ahora, Sánchez no ha aparecido por Ferraz a dar una rueda de prensa. La del 13 de junio representó el primer día que volvía allí en siete años a dirigirse a algunos medios. Ábalos y Cerdán han tenido el mando sobre la estructura del partido en toda España. ¿Nadie en ningún punto de España tuvo sospechas de los secretarios de Organización? ¿Tampoco en el Comité Federal? Es el elefante más que nunca.

Y el peso de Ábalos ya era enorme antes de ser secretario de Organización como se demostró el lunes al conocerse el papel que atribuye a su contacto con Antxón Alonso, su socio en Servinabar, en la negociación con el PNV para derrotar a Rajoy en la moción de censura. ¿Tampoco se le ocurrió a Sánchez preguntar por esa relación?

La conclusión más benévola para Sánchez y su equipo es que no leen los periódicos. Que sólo se nutren de la propaganda del Equipo Nacional de Opinión Sincronizada. Porque de la catadura moral de Ábalos y Cerdán tiene noticia todo el que haya querido tenerla. Antes del demoledor informe de la UCO en varios periódicos, El Debate entre otros, había datos sobrados para saber que Santos Cerdán era un personaje bajo sospecha. Pero todo el mundo en el PSOE ponía la mano en el fuego por él. Todos estaban ciegos. O, lo que es más probable, no querían ver.

La única conclusión a la que podemos llegar es una obviedad: Sánchez no puede gobernar. Por su incapacidad de gestión si de verdad no se enteró de lo que ocurría en su inmediatez o por su amoralidad si sabía algo. Amoralidad que es más que probable que acabe con él procesado. El elefante en estado puro.

Artículo publicado en el diario El Debate de España

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