Caracas — julio 17, 2025

¿Hay menos muertos?

Por buenas razones, los partidarios de la 4T señalan la seguridad y la violencia como el rubro de la gestión gubernamental que más éxitos ha cosechado durante estos primeros nueve meses. No existen muchos más, y han logrado generar la sensación de que hay un cambio con relación al sexenio anterior, y que pueden presentar […]
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Por buenas razones, los partidarios de la 4T señalan la seguridad y la violencia como el rubro de la gestión gubernamental que más éxitos ha cosechado durante estos primeros nueve meses. No existen muchos más, y han logrado generar la sensación de que hay un cambio con relación al sexenio anterior, y que pueden presentar buenas cuentas al respecto.

Sobre el cambio y la novedad se ha escrito mucho y yo mismo apunté mis dudas en una nota en El Universal (México). Transformar una respuesta táctica para Sinaloa en una estrategia nacional es hábil, pero no necesariamente válido. En cuanto a las buenas cuentas, también se han publicado comentarios escépticos sobre peras y manzanas, que ponen en tela de juicio la proclamación oficial de una caída de más de 20 puntos porcentuales en el número de homicidios dolosos durante estos meses. La crítica se basa en la contabilidad: ¿hay menos muertos, o los están contabilizando de una manera diferente?

La duda es pertinente incluso para el 2024. Ese año, de acuerdo con las cifras del SESNSP, hubo 30 048 homicidios dolosos: casi la misma cifra que en 2023 (29 721). Cesó el alza de estos muertos. Pero si vemos los números de personas desaparecidas y no localizadas del registro del mismo nombre (RNPDNO), el total creció casi 30%: de 10 547 a 13 083. En otras palabras, si sumamos homicidios dolosos y desapariciones (sin incluir las “defunciones violentas con intencionalidad no determinada”, un maravilloso eufemismo mexicano…) tenemos 40 000 en 2023, y 43 000 en 2024. Se trata de un incremento de casi 9%.

Disponemos de cifras análogas para los primeros 5 meses de este año. La de homicidios dolosos es de 10 767; si la extrapolamos para todo el año, nos daría 25 800. La de desaparecidos es de 7 323; si la extrapolamos para todo 2025, nos daría 17 500. Si sumamos los dos, nos arroja un total de 43 300 muertos por estos conceptos para todo el año: casi exactamente la misma cifra que el año anterior. 

Se podrá replicar que ha descendido el ritmo, y que la simple extrapolación no toma en consideración esta tendencia. Tal vez, aunque estará por verse. Pero en ese caso, podemos comparar las cifras de los primeros 5 meses de 2025 con el equivalente de los 2 años anteriores. En 2023, la suma de desapariciones y homicidios dolosos de enero a mayo fue de 16 700; en 2024 fue de 17 600, y en 2025, como ya dijimos, alcanzó el total de 18 000, un poco más que durante el bienio previo. No hay tal disminución de muertos por estas 2 causas, sin incluir otras posibles.

El problema yace obviamente en el incremento de los números de desaparecidos. Estos se pueden deber a una mejor contabilidad y acopio de datos, o a una mayor propensión por parte de los autores de los asesinatos a desaparecer cuerpos, o a una maniobra de las autoridades de clasificar homicidios y desapariciones de manera diferente, o a una combinación de estas explicaciones. Asimismo, es posible que ahora la proporción de desaparecidos que siguen con vida haya cambiado. Pero una disminución de muertos simplemente no parece existir. Ahora sí que “les venimos con el cuento de que los muertos son los muertos”. Allí están.

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