El conflicto del Medio Oriente y Venezuela

Un análisis basado en el intercambio conceptual, de ensayos, informes ejecutivos y declaraciones oficiales, ha permitido aproximar una interpretación sobre el papel de Venezuela dentro del marco geopolítico global y regional tomando en cuenta la influencia de  loa elementos fundamentales que lo integran, y de los efectos parciales de la crisis en desarrollo en el […]
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Un análisis basado en el intercambio conceptual, de ensayos, informes ejecutivos y declaraciones oficiales, ha permitido aproximar una interpretación sobre el papel de Venezuela dentro del marco geopolítico global y regional tomando en cuenta la influencia de  loa elementos fundamentales que lo integran, y de los efectos parciales de la crisis en desarrollo en el Medio Oriente. La política de seguridad de Estados Unidos y sus implicaciones han marcado el camino del conflicto entre Irán, Israel y sus colaterales, lo cual ha permitido apreciar que los recientes ataques bélicos buscan prioritariamente, entre otros muchos factores, prevenir el desarrollo del programa nuclear ofensivo iraní, percibido este como una amenaza existencial global, y como consecuencia, la política de Estados Unidos se hizo reactiva, buscando concatenar su visión y estrategias contra  la globalidad progresista, sumadas a las pretensiones de las políticas de algunos países bajo gobiernos dictatoriales o autoritarios, intentando construir un "Eje de Resistencia". 

La respuesta de Irán ha sido la de desarrollar acciones orientadas a mantener el poder omnímodo fundamentalista religioso, que de pronto se puso en peligro e igual, que su visión antioccidental, desarrollando en extremo su determinación y objetivo de producir armas nucleares con el propósito de imponer sus políticas, las cuales han sido complementadas con amenazas potenciales, entre ellas la muy particular de presiones y chantajes, como por ejemplo la intención de restringir la ruta comercial por el Estrecho de Ormuz, lo cual supone tener un impacto significativo en el comercio mundial y, de paso, desviar la atención de la situación Israel-Palestina, intentando aumentar la presión internacional en relación con Gaza y sacar ventajas ideológicas extremas a los deseos de dominación.

Existe, y se ha confirmado, la fuerte presencia diplomática de Irán en América Latina, cuya estrategia ha sido favorecida por el régimen venezolano al permitir crear una cabeza de playa iraní en el continente americano, centrada en una relación sólida y persistente, caracterizada por una profunda cooperación económica, militar  y de seguridad. Estas acciones han permitido potencialmente al régimen venezolano evadir parcialmente las sanciones estadounidenses y, correlativamente, apoyar la política iraní mediante el establecimiento de acuerdos, asistencia militar y financiera. Más allá, dando soporte a elementos ofensivos, apoyado por el aparato controlado de la fuerza militar local, incluyendo el  entrenamiento de  personal y, los programas estratégicos relativos a la localización de sistemas ofensivos y transferencia armamentista. 

El apoyo del régimen venezolano -ilegítimo en su origen- a Teherán se ha expresado públicamente, acompañado de la difusión interesada de un supuesto apoyo integral al mantenimiento y legitimación del poder madurista, que incluso ha llegado al extremo bilateral y peligroso en mítines públicos, con la presencia de círculos chavistas y la intervención bochornosa de funcionarios de primer nivel y de la Embajada  de Irán, mostrando una narrativa retadora y belicista con el propósito de sensibilizar a la opinión pública, sustentada en un lenguaje agresivo o acciones como la tradicional quema de símbolos patrios frente a la actitud "silenciosa" de los involucrados y de lo que podría haberse esperado.

La postura de Estados Unidos ha sido de una manera u otra, desarrollada para estimular a los países latinoamericanos a "elegir un bando" y, considerar de manera clara, la influencia iraní en la región señalando una amenaza a su seguridad nacional, en consecuencia, aumenta la presión diplomática y potencia la lucha contra las redes financieras ilegales, la corrupción generalizada, y el  involucramiento para detener  la movilización terrorista en territorio americano, no solo de activistas, como los del Tren de Aragua, sino contra la de grupos de desestabilización cuya acción ha alcanzado cierto tipo de influencia, penetración en instituciones públicas, y privadas incluyendo, el activismo político universitario.

La creciente confrontación diplomática en América Latina sobre Israel usando los argumentos de la guerra en Gaza, se destacan en los planteamientos oficiales de varios países, como Chile, Brasil, Bolivia y Colombia, los cuales han tomado medidas alineadas al poder progresista global induciendo la  ruptura de relaciones diplomáticas, desarrollando actividades contestatarias y ofensivas contra la actitud de otros países como por ejemplo,  Argentina la cual mantiene lazos estrechos con el gobierno judío cuyo objetivo se alinea con el intento de balancear o incluso, interferir con las acciones de Venezuela, Cuba, Nicaragua,  Bolivia y de Rusia en el conflicto con Ucrania. 

En este contexto existe un impacto muy claro en la estabilidad interna de Venezuela, incluyendo su situación política y económica cuya crisis se extrema y su capacidad de respuesta a las presiones externas tienden a debilitarla.  Si bien la situación es muy compleja, el escenario más probable para América Latina, y específicamente para Venezuela, se puede analizar desde varios ángulos: El conflicto genera volatilidad en los mercados, especialmente energéticos. La fluctuación en los precios del petróleo es aleatoria y tiende en el papel a beneficiar a Venezuela para romper las medidas de control, pero también eleva los riesgos y costos, profundizando  los problemas comerciales ante el tráfico disruptivo y las medidas de restricción impuesta por medidas regulatorias. El conflicto del Medio Oriente, ahora atenuado por un alto el fuego, agudiza la polarización en la región, en ese sentido, algunos países de América Latina ya han expresado su apoyo o, en una u otra parte, han adversado las acciones estadounidenses y manifestado su respaldo a Irán. Otros, como Brasil, México, Chile y Perú, han optado por pronunciamientos más moderados, llamando al diálogo y la desescalada; sin embargo, tienen una posición tomada frente a otros países que han mostrado una postura más alineada con Estados Unidos e Israel.

Aunque el riesgo directo de ataques terroristas en la región tiene baja posibilidad, se hace previsible de ciberataques o represalias indirectas por parte de actores proiraníes, lo cual mantiene en alerta a diversas instituciones, especialmente, en países con comunidades judías significativas tales como en Estados Unidos, Brasil y Argentina, donde se han documentado aumentos de incidentes antisemitas. Se observan, movimientos de prevención militar norteamericana en el Caribe, Guyana y en el Pacífico, en especial, sobre el canal de Panamá ante el riesgo de sabotaje terrorista. La tensión en el Medio Oriente podría llevar a una reordenación de las rutas marítimas y los flujos energéticos globales, lo que repercutiría en la logística y los costos para los países latinoamericanos. Venezuela, con su estrecha relación con Irán, se encuentra en una posición particular frente a este conflicto, depende de Irán para procesar y comercializar el crudo cuya operación ha sido sancionada por Estados Unidos. Si el conflicto tiende a complicarse, afectará  los ingresos nacionales de Venezuela, los cuales ya están muy mermados. Sin embargo, paradójicamente, un alza significativa en los precios del crudo podría ser vista como una "oportunidad" para Venezuela como proveedor del contrabando energético, especialmente si se relajan las sanciones americanas o si China se ve forzada a buscar crudo venezolano ante la imposibilidad de adquirir petróleo iraní o de otras fuentes. Esto podría incluso llevar a Venezuela a posiciones de debilidad financiera y política como en efecto, ya es un hecho.

La alianza entre Caracas y Teherán ha crecido peligrosamente en los últimos años, mediante el señuelo de cooperación en tecnología, energía, agricultura y defensa la cual viene estratégicamente inducida por la  penetración iraní, fortaleciendo la intervención de larga data de origen cubano, y que comienza a extenderse a otros países, especialmente a  Estados Unidos representada por un activismo frontal de migrantes dotados con documentación venezolana. Se destaca la presencia de miembros de efectivos de la Guardia Revolucionaria iraní y de Hezbolá en diversas localidades, lo que genera preocupación internacional. 

El gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro ha profundizado públicamente el apoyo a Irán y ha propuesto una "cumbre mundial de la paz" parafraseando al presidente Trump, intentando promocionarse como como actor principal de un cese al fuego inmediato entre Israel e Irán, jugando cínicamente por adelantado y alertando sobre "una crisis con consecuencias catastróficas de naturaleza nuclear". Esta postura busca posicionar a Venezuela como un actor relevante en la diplomacia internacional, busca el apoyo y defensa de su régimen, e intenta legitimar el gobierno usurpado y arrebatado a la dupla González-Machado, líderes naturales de la verdadera oposición venezolana. También existe la posibilidad de que una crisis energética global fuerce a Estados Unidos y otros actores a reconsiderar o flexibilizar ciertas sanciones petroleras si la estabilidad del suministro global se ve comprometida. 

El escenario más probable está centrado en una mayor polarización política, con un evidente impacto en los mercados energéticos (beneficioso para exportadores, perjudicial para importadores) y una vigilancia constante sobre posibles amenazas a la seguridad nacional y regional. Para Venezuela, la situación presenta más riesgos (mayor impacto de sanciones, interrupción de la asistencia iraní) que por supuesto beneficios como posibles oportunidades (precios altos del petróleo solo si puede comercializarlo). La postura del régimen venezolano seguirá siendo a todo riesgo de apoyo a sus aliados circunstanciales, buscando un papel estratégico y a la vez mediático, tratando de sacar el mayor provecho posible de la crisis, mientras enfrenta las complejidades de la enorme oposición interna y resuelve el tema contradictorio de las alianzas geopolíticas, sanciones internacionales y supervivencia en escenarios más complejos. Rusia, a pesar de su "delicado equilibrio" y su relación estratégica con Irán, ha sido cautelosa en el conflicto y no prevé ayuda militar directa de este lado del mundo; China ha mantenido una reacción más "silenciosa", aunque se le asocia con el apoyo a Irán en la rivalidad con Estados Unidos. Brasil, por su parte, principal socio comercial regional de Irán tiene manos libres en materia armamentista y su presidente ha criticado duramente las acciones de Israel en Gaza tomando partido en un liderazgo que se ha visto mermado a nivel latinoamericano.

El país enfrenta un aislamiento internacional y una dependencia muy clara sustentada en actividades ilícitas. Esta fragilidad interna, junto con la represión política que ejerce para el control político, y la falta de reconocimiento internacional, limita o moldea las opciones de la fallida política exterior de Venezuela que obviamente, limita su capacidad de maniobra, así como su resiliencia ante presiones externas, afectando específicamente la capacidad de Venezuela para exportar petróleo y desaparecer la probabilidad de un alivio de sanciones por parte de Estados Unidos. También es de cuidado el tema de las rutas de exportación de petróleo de Venezuela y de sus compradores actuales más allá de Irán, tal es el caso, de los requerimientos petroleros de China y España, sin dejar de tomar en cuenta, los intereses estratégicos de Rusia en América Latina dentro del contexto global y regional

En Venezuela se ha hecho evidente el conflicto interno que tiene el régimen, la gradual pérdida de poder y el rechazo público, agravado por las purgas de sus dirigentes. La huida hacia adelante es evidente, respaldada por un falso lenguaje de paz y amor contradictorio con la represión creciente para mantenerse en el poder. Es evidente, la manipulación informativa para intentar debilitar las medidas de control internacional no puede con la fragmentación de la situación económica y su consiguiente impacto social, el descontento e incapacidad de gobernar; tiene la desventaja de que su narrativa se le volvió en contra y que la población los rechaza mayoritariamente. Se les ve aislados y, tienen una apreciable merma operacional, contradicciones decisionales y miedo interno, escenario importante para considerar su caída súbita y sustitución por un nuevo modelo transicional que permita recuperar la política democrática venezolana. 

Es cuestión de tiempo, de variables que hacen implosión rápidamente, debilidad operativa que se deteriora sistemáticamente y, ya no funciona el sistema de premios y castigos  provocando el abandono del poder de muchos de sus lideres, de la búsqueda de protección personal donde muchos de ellos como dirigentes se transan para su seguridad. El escenario es complejo pero favorable al cambio y, muy especialmente, los efectos de ausencia de apoyo y carácter internacional, y el peso muerto, que significa la asociación con países derrotados o en vías de revisión y cambio.

Tiempos de cambio se precipitan en América Latina con un efecto dominó que se inicia en Venezuela. Pero esa cronología habrá que reconducirla hacia el logro de recuperación democrática del sistema con un liderazgo evidente, pero que tiene que dar la cara de manera integral, mostrar a todos los dirigentes comprometerse en la lucha, mostrar a ejecutivos compatibles con un programa de transición, sin miedo y en el país frente a los riesgos de la lucha interna y de vinculación  con la diáspora que, incluso adversan a la administración republicana dejando un hoyo en las estrategias operativas del gobierno norteamericano. 

Un gobierno de transición se hace evidente para dar una visión coherente, y disponer de una estructura operativa dispuesta a jugársela en este momento, y no en otro, neutralizarlo con inteligencia y acciones directas al régimen. Ese mecanismo, planeado y apoyado internacionalmente deben en principio neutralizar a los oportunistas, de participar en esquemas electorales ya vividos cuyas evidencias de pérdida gradual del poder se ven claramente, independientemente del manejo de la gobernanza y maniobras oportunistas como lo es el espejismo electoral. Todo conduce a su desplazamiento dentro de una coyuntura donde todos los vectores de poder se debilitan y su estructura va deslizándose rápidamente con la pérdida de sus bases, las cuales serán asumidas por los elegidos lícitamente en elecciones presidenciales quienes deben echar a andar la transición dentro de un espíritu democrático, participativo, amplio e inteligente, cuyos elementos no dudamos que pondrán en práctica al día siguiente del derrumbe de un régimen autoritario y represor.

Referencias

-Americasquarterly.org Trump Irán Strikes Shook Theo Muidle East—and Perchas U.S.-Venezuela Times

-English.almayadeen.net. -Latinoamérica intensifica la ruptura diplomática con Israel por Gaza Al Mayaren English

-As-coa.org La relación de Irán con Latinoamérica - 

. Inss.org.il Una oportunidad para bloquear la influencia iraní en Latinoamérica - INSS

-Americasquarterly.org Venezuela: Una instantánea de 2025 - 

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