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Terrícolas lanzando mensajes al océano intergaláctico

Los datos sobre la Tierra y sus habitantes, transportados en las naves Voyager, enviadas al cosmos en 1977 y el año pasado en la Europa Clipper, son como el mensaje en una botella lanzado por un náufrago, en el que cifra la esperanza de ser encontrado por alguna inteligencia extraterrestre. El disco de oro de las […]
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El disco de oro de las Voyager titulado The Sounds of Earth, son dos discos fonográficos que acompañan a las sondas espaciales Voyager lanzadas en 1977. © NASA

Los datos sobre la Tierra y sus habitantes, transportados en las naves Voyager, enviadas al cosmos en 1977 y el año pasado en la Europa Clipper, son como el mensaje en una botella lanzado por un náufrago, en el que cifra la esperanza de ser encontrado por alguna inteligencia extraterrestre. El disco de oro de las Voyager titulado The Sounds of Earth contiene sonidos e imágenes sobre la diversidad de la vida y la cultura de los habitantes de nuestro planeta. Se diseñaron hace 48 años con el objetivo de dar a conocer la existencia de vida en la Tierra a quien los encontrase y pudiera leer, escuchar y entender esos diseños. Los dos discos de las Voyager son de cobre bañado en oro de 30 cm de diámetro a bordo de las sondas espaciales que se encuentran actualmente a 24.000 Km de la Tierra y tardarán siglos en alcanzar las proximidades de la estrella más cercana a nuestro sistema solar. 

La Europa Clipper es una sonda espacial interplanetaria, lanzada por la NASA el 14 de octubre de 2024. Se estima su arribo a Júpiter en abril de 2030, con el objetivo de sobrevolar y estudiar la luna Europa. La misión continuará los estudios realizados por la sonda espacial Galileo que giró durante ocho años en torno a Júpiter, permitiendo determinar la existencia de un océano salado debajo de la superficie helada de Europa. Este satélite ha sido identificado como uno de los lugares del sistema solar con posibilidades de albergar vida extraterrestre microbiana.

Las razones que impulsan al ser humano a explorar el cosmos son múltiples y combinan motivaciones científicas, tecnológicas, filosóficas, económicas y hasta emocionales. Sobre esto último, La misión Europa Clipper llevará a bordo una placa triangular elaborada en Tántalo (Ta), que contiene las ondas sonoras de la palabra “Agua” en 103 idiomas y un poema titulado Elegía al misterio, de la poeta estadounidense Ada Limón.

Placa triangular a bordo de la nave espacial Europa Clipper. Contiene las ondas sonoras de la palabra “Agua” en 103 idiomas y un poema. © NASA

Las sondas espaciales Voyager 1 y 2 de la NASA fueron enviadas al espacio con 27 piezas musicales insertas en los "Discos de Oro", pero el popular Vals del Danubio, no se incluyó. Para conmemorar el aniversario de Strauss, el 31/05/2025, la Orquesta Sinfónica de Viena ofreció un concierto interestelar interpretando el Vals del Danubio de Johann Strauss II, que se transmitió en tiempo real al universo como una onda electromagnética a la velocidad de la luz, a través de la Antena de Espacio Profundo DSA 2 de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Cebreros, España. Desde allí, el vals se teletransportó a la Voyager 1. La señal alcanzará a la sonda espacial de la NASA, que ha estado viajando desde 1977 para transmitir obras maestras de nosotros los terrícolas a hipotéticos seres extraterrestres.

Según un estudio de 2016 realizado con datos del Telescopio Espacial Hubble y simulaciones avanzadas sobre la estructura del cosmos, se calcula la existencia de 2.000 millones de galaxias que danzan en el espacio infinito, incluyendo la Vía Láctea, una galaxia de forma espiral con un diámetro aproximado de 105.000 años luz entre sus extremos más distantes. Formando parte de esta galaxia, se encuentra nuestro pequeño sistema solar, donde orbitan en orden de cercanía al Sol: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. 

Europa, luna de Júpiter © NASA

Resulta extravagante que intentemos comunicarnos con seres inteligentes intergalácticos mientras aquí en la Tierra no encontramos la manera de entendernos para detener el caos, las guerras y la destrucción de la naturaleza, buscando el mar en una luna remota mientras contaminamos nuestros océanos. Como dice el poema que Ada Limón envió a la luna de Júpiter: “Desde la Tierra leemos el cielo como si fuera un libro infalible del universo, conocido y evidente. Sin embargo, hay misterios ocultos bajo nuestro cielo: el canto de la ballena, el canto del pájaro, su trino en la rama de un árbol agitado por el viento. Somos criaturas en continuo asombro, curiosos ante el latido, la hoja y la flor, ante el dolor y el placer, el sol y la sombra. Y no es la oscuridad lo que nos une, ni la fría distancia del espacio, sino la ofrenda de agua, cada gota de lluvia, cada arroyo, cada pulso, cada vena. Oh segunda luna, nosotros también somos de agua, de vastos y atractivos mares. Nosotros también estamos hechos de maravillas, de amores grandiosos y cotidianos, de pequeños mundos invisibles, de una necesidad de llamar a través de la oscuridad”.

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