El pensamiento es lo único que no pueden arrestar

“El revolucionario más radical se convertirá en conservador al día siguiente de la revolución” Hannah Arendt El pensamiento es lo único que no pueden arrestar, esta cita es atribuida de manera errónea a Hannah Arendt; sin embargo, no es una frase literal, más bien es una exégesis interpretativa de su obra. Para Arendt, el pensamiento […]
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El revolucionario más radical se convertirá
en conservador al día siguiente de la revolución
Hannah Arendt

El pensamiento es lo único que no pueden arrestar, esta cita es atribuida de manera errónea a Hannah Arendt; sin embargo, no es una frase literal, más bien es una exégesis interpretativa de su obra. Para Arendt, el pensamiento es una condición inextricable del ser humano, una condición inmanente al plano ontológico, “un esencial” usando la lógica y Heidegger (Heidegger, 2012), el pensamiento se mantiene indemne ante los embates del mal, ante situaciones innominadas, es el pensamiento inherente al ser y por ello así no exista libertad para expresarlo libremente, por la terca y necia postura de las tiranías hacia su limitación única, el acto de pensar no puede ser dominado, ni domado, menos inhabilitado, por la fuerza podemos incluso claudicar sin abandonar la idea del expolio de los principios, en situaciones de supervivencia.

No hay ergástulas para el pensamiento, de allí el odio y la repulsa que sienten las tiranías hacia los lugares en donde se fomenta un ambiente de libertad del mismo, el aula, por ejemplo, “lugar en el cual el profesor y el alumno deben de establecer un clima de libertad y confianza, que produzca la posibilidad humana de pensar” (Miguelez, 1997), en estas líneas de esta dura columna debo reconocer que el hecho de pensar libremente y crear un contradiscurso, ha sido tomada, por el cancrum totalitario, para la desgracia de los académicos sin apelar el opresor a mecanismos de violencia, sino de compra de conciencias, intereses crematísticos o cosificando a la academia, usándola más de felpudo que de escabel. 

Sin embargo, es imposible, por mucha vigilancia del hecho áulico, por muchas presiones y ostracismos impuestos, que el pensamiento de las aulas, al menos de las muy escasas y autónomas de nuestro expaís queden nubladas de libertad, somos una suerte de la obra de Théodore Géricault: Le Redeau de la Méduse (La balsa de la Medusa), unos náufragos de libertad, de democracia, de prosperidad, en medio de un bravío mar proceloso, que intenta con un oleaje escatológico hacernos naufragar, nuestra vela devenida trapo que impulsa el hecho de pensar es la dignidad, eso que nos va quedando y al cual nos aferramos.

Nuestro drama, no tener salario, pero nuestra silente protesta e irredenta postura constituye y se subsume en el hecho de todavía formar para, por y con la libertad de las ideas, en un ambiente absolutamente hostil, sin condiciones mínimas y sujetos a la posverdad de que todo funciona bien, de que nada pasa, esa normalización perversa y pastosa de la mentira como política de Estado, pero las ruinas hablan y mucho, la decadencia cognitiva del estudiantado dan cuenta del daño antropológico infligido en veintisiete años de horror chavista, ese daño se “mide en miedo, indiferencia, exilio e insilio” (Aguilar, 2020), estamos frente a Escila y Caribdis, por un lado la posibilidad de la represión y por el otro una generación privada de las más mínimas habilidades cognitivas lingüístico-formales, que configuran el drama del “fracaso de la escuela, su degeneración progresiva y exprofesa” (Herrera, 2009). Estas duras pruebas no nos hacen caer en pesimismo, nos permiten intentar reparar al hombre a través y por medio de la educación, como proceso de transformación social.

Entendida esta no como una frase hueca, sino como el deseo que llevó a Theodor Adorno a publicar: “Sí la educación tiene algún sentido, es evitar que el horror de Auschwitz se repita” (Adorno, 1998). 

En nuestro muy particular drama, educar para que la revolución de la kakocracia no se repita, intentar modelar hábitos en el carácter de esta juventud enferma, darle medicina al homo saucius del chavismo, antes de que estemos administrando medicamentos a un cadáver, esta no es una lucha perdida y sí estamos derrotados, entonces nos asiremos a la dignidad, para no desmayar en nuestra libertad de pensar, en nuestras mentes siempre derrotaremos al chavismo, le daremos lecciones axiológicas y los defenestraremos a la herrumbre de su grosería y horror, en los intersticios de la psique jamás el chavismo será un Tótem al cual rendirle culto y menos un tabú para calificarlo como una ominosa tiranía, esas nuestras trincheras en estos oscuros tiempos de la traición, de la engañifa y de la política trocada en mentidero fétido.

El miedo es banal, ya lo demostró Hannah Arendt en su obra Eichmann en Jerusalén. Allí señala cómo este hombrecillo “justificaba su carga de maldad, encubriéndose en el cumplimiento de órdenes, en la obediencia al Reich” (Arendt, 2013), son justamente estos hombrecillos, inocuos, pequeños en estatura, casi insignificantes, quienes pueden y tienen toda la capacidad exclusiva para hacer el mal y son esos mismos hombrecillos sin talento, expoliados de virtud, pletóricos de vicios, mitómanos y moralmente enajenados, quienes nos hunden en este caldo viscoso de oscuridad, reversión y primitivismo, una suerte de momento hobbesiano.

¿Es libre el pensamiento si no se puede expresar?

Esta entrada o subtitulo, representa un oxímoron , se puede ser libre en nuestra psique, derrotar al chavismo, pero sí cada vez es más complejo expresar el pensamiento, entonces la libertad de pensar es una tortura, estamos gobernador por: “ locos morales o locos sin delirios, afectados por lo que la psicóloga Silvana Santoro llama anestesia afectiva y a quienes se les atribuyen los siguientes rasgos: Locuacidad y encanto superficial, Autovaloración exagerada, arrogancia, ausencia de empatía, impulsividad y falta de autocontrol, necesidad constante de halagos, conductas delictivas, porque se sitúan por encima de las reglas” (Mendoza, Plinio; Montaner Carlos; Vargas, Alvaro, 2014), esta cruda realidad nos somete a la constante amenaza, la existencia en incertidumbre, el miedo general a ser presa de la irascibilidad y la locura, es una suerte de reedición del reinado de cayo Calígula, en donde todos estaban expuestos al filo de la espada, al horror de la muerte, a la ergástula. 

Muchos comunicadores, de trayectoria han optado, por el divertimento infinito, por la distopia lúdica de Huxley, “ esa que nos propone que la sociedad no se le prohíba informarse, sino que no le interese hacerlo” (Huxley, 2003), en esta conducta entramos en decepción total, una suerte de bancarrota del alma, sin embargo la historia cribará a quienes optaron por la esclavitud tranquila o por la libertad insegura, emulando al célebre patriota argentino Mariano Moreno, Clío es implacable en sus juicios y colocará a cada cual en su justo puesto, en el de la traición o en el de la dignidad.

Finalmente, solo nos queda la dignidad, la decencia, la propiedad del relato y de nuestros actos, cierro esta columna, exhortándolos a ser libres en la mente, a buscar maneras creativas de rebeldía y protesta, sin caer en el hoyo de una mazmorra, en la fría humedad de una ergástula o en la lista de los que jamás vuelven y se desaparecen, entendamos que estamos frente al mal, pero en palabra de su santidad León XIV, la maldad no prevalecerá, porque Dios nos quiere y nos ama, todos estamos en sus divinas manos, asumámoslo así para sortear esta trampa del destino, hermanos venezolanos del insilio y del exilio.

“Dios siempre puede más”
San Juan Pablo II        

Referencias

Adorno, T. (1998). Educación para la emancipación. México: Morata.

Aguilar, L. (2020). Reflexiones sobre Cuba y su futuro. Miami: Universal.

Arendt, H. (2013). Eichmann en Jesusalen un estudios sobre la banalidad del mal. Madrid: Penguin Random Hause.

Haidegger, M. (2012). El ser y el tiempo. Madrid: Trotta SA.

Herrera, M. (2009). El Fracaso Escolar. Madrid: Universidda Autonóma de Madrid UAM.

Huxley, A. (2003). Retorno a un Mundo Feliz. México: Porrua.

Mendoza, Plinio; Montaner Carlos; Vargas, Alvaro. (2014). Últimas noticias del nuevo idiota ibeomericano . Bogotá: Planeta.

Miguelez, M. (1997). El paradigma Emergente. México, DF. Trillas.

 


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