El principal aeropuerto internacional de Seúl tiene previsto albergar una clínica de cirugía plástica en su apartado de conexiones, decisión que ha desatado la polémica ante los riesgos que puede suponer volar tras someterse a una operación estética.
El proyecto, en el que se especifica que la zona de conexiones de la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto de Incheon acogerá una clínica estética de 240 metros cuadrados, ha sido denunciado por el parlamentario del gobernante Partido Democrático Kang Hoon-sik.
Kang ha considerado que el operador del aeropuerto quiere poner la rentabilidad por delante de la seguridad de los viajeros y ha afirmado que “el plan debería ser revaluado”.
Aprovechando la fama que ostentan las clínicas de cirugía plástica surcoreanas -especialmente entre los ciudadanos de otros países asiáticos- el proyecto busca atraer a Incheon un mayor número de escalas internacionales al permitir a los viajeros operarse sin siquiera tener que entrar en el país.
El año pasado el turismo médico creció en Corea del Sur 22,7% interanual hasta los 364.000 viajeros, de los cuales 11,3% (unos 48.000 turistas, la mayoría chinos y japoneses) se sometieron a intervenciones de cirugía estética o a tratamientos dermatológicos.
El gremio de cirujanos plásticos surcoreano y asociaciones médicas han condenado también la idea tras conocerse el proyecto, y han subrayado el peligro que encararía un paciente que incluso se someta a las operaciones más sencillas, como por ejemplo la de doble párpado, muy popular en Asia.
Ante los cambios de presión durante el vuelo existe el peligro de que se suelten los puntos, explican, además de subrayar el aumento del riesgo de infecciones a causa de la fatiga y la bajada de defensas que se pueden producir durante un viaje aéreo.
Denuncian también la falta de previsión en materia de responsabilidad legal ante la posibilidad de que un viajero pueda perder su vuelo por haberse sometido a una operación durante su escala.