1. Datincorp ha publicado unos gráficos que revelan el histórico electoral de Venezuela durante los últimos 17 años y cuya mayor conclusión es que hay 7,3 millones de electores del chavismo y la oposición que andan extraviados en un limbo político y electoral.
2. El chavismo. Con el fallecimiento de Hugo Chávez y con el surgimiento de 5 mega crisis simultaneas bajo el gobierno de Nicolás Maduro, el chavismo entró en caos. Desde 2013 hasta hoy, 4.1 millones de venezolanos abandonaron las filas del chavismo. O sea, la mitad de sus electores originarios ya no están.
3. La mayoría de los chavistas que se marcharon quedaron en un limbo político. No quieren el liderazgo de Maduro-Cabello, pero tampoco se sienten representados por la oposición, especialmente la oposición radical.
4. ¿Y qué aspiran esos chavistas inconformes? Ellos son propensos a un cambio pero sin odios, ni venganzas, ni persecuciones. Son partidarios de la reconciliación de los venezolanos, del perdón (principio fundamental del cristianismo), y de la unidad nacional.
5. En territorio venezolano deben quedar aproximadamente 3,3 millones de chavistas “extraviados”, quienes en su mayoría quedaron en el limbo político y pertenecen a los No Alienados o independientes. 20% de estos se unieron al éxodo (investigación Datincorp).
6. ¿Puede Nicolás Maduro recuperar esos votos extraviados del chavismo? Sin duda, puede recuperar una parte significativa si se dan tres condiciones mínimas: que el país se recupere económicamente y los inconformes vuelvan a recibir beneficios personales, que se restablezca la conexión emocional con Chávez, y que la oposición siga ignorándolos (especialmente esta última).
Un mínimo de electores “extraviados” está en Venezuela
7. La oposición. Con la activación de la estrategia insurreccional civil y militar (bajo el paraguas estratégico del “Maduro vete ya”), la oposición perdió desde 2016 hasta hoy más de tres millones de votos. Casi ninguno de ellos se fueron al chavismo, la mayoría sigue siendo opositora, pero se encuentran abrumadoramente en el exterior y, por tanto, incapacitados para votar. 70% del éxodo (o más) está conformado por electores opositores. Una mínima parte de estos electores “extraviados” está en Venezuela.
8. ¿Puede la oposición recuperar esos votos extraviados y/o convertirse en una opción de victoria para 2024? Claro que sí. Pero deben ocurrir al menos tres cosas: la máxima unidad posible, trabajar por el retorno de una cifra mínima de un millón de electores del éxodo, y seducir a los chavistas inconformes.
9. La máxima unidad opositora depende del nivel de madurez del liderazgo y de su compromiso con todo el país. La oposición necesita construir una base electoral confiable para una victoria en 2024. Reconciliar a los opositores es un paso obligatorio antes de propiciar la reconciliacion de todo el país. Imposible comprender que puedan tertuliar con Maduro y su equipo y no lo hagan entre viejos compañeros.
10. El retorno de más de un millón de venezolanos de la diáspora. Esto sólo será posible mejorando la calidad de vida de los venezolanos. 82% de los que se fueron lo hicieron por razones económicas y por la inseguridad ciudadana. Apenas 6% se fue por razones políticas. Por tanto, es de vital importancia estratégica para la oposición mejorar la calidad de vida de los venezolanos ¿Están conscientes de eso?
11. Seducir a los chavistas inconformes. En caso que fracase el retorno de los opositores de la diáspora, hay que trabajar en la conquista de los chavistas inconformes. Y esta es una tarea política que corresponde esencialmente a aquellos partidos y líderes que tienen mayor acceso al pueblo chavista.
12. Para 2012, 58% de los chavistas dijeron haber pertenecido a Acción Democrática. Y la mayoría absoluta abandonó a ese partido por el mal comportamiento de sus dirigentes (especialmente por la relación utilitaria y el engaño). Apenas 10% lo hizo por descontento con los gobiernos de AD. (Datincorp). Un partido blanco transformado y conectado con los cambios será sin duda uno de los factores decisivos para las elecciones de 2024. Por eso me atreví a opinar recientemente sobre el caso AD.