Nuevo confinamiento, cifras en ascenso, hospitales y clínicas saturadas: Venezuela se enfrenta a una segunda ola de coronavirus que parece más fuerte que la primera y que preocupa tanto a las autoridades como al gremio de la salud.
Nicolás Maduro anunció el domingo de noche un confinamiento de dos semanas, tras meses de flexibilización, que abarcará la Semana Santa, un periodo importante en el país.
«Lo hacemos por la salud de la familia, por la salud de nuestro pueblo», indicó.
Caracas tuvo más presencia policial este lunes: se instalaron alcabalas en avenidas y autopistas para restringir el paso. Había menos gente, aunque en general los comercios estaban abiertos.
La segunda ola es «mucho más virulenta de la ocurrida en los meses de agosto y septiembre del año 2020», dijo el viernes la vicepresidenta del régimen, Delcy Rodríguez, quien subrayó que el alza de contagios responde a la aparición en el país de la variante brasileña del virus.
«Exponencial»
Venezuela venía intercalando una semana «radical» —en la que se restringe la circulación y solo pueden abrir comercios esenciales— con una «flexible», en la que se permite salir.
«El nuevo confinamiento me repercute económicamente, pero la salud es primero», dijo Lercy Rodríguez, una peluquera que abrió su salón por la mañana. «Conozco mucha gente que ha muerto».
«Es duro», señaló por su parte Zourith Willegas, madre de dos niños que vende caramelos en la calle. «Si uno no sale a trabajar, ¿cómo lleva el pan a la casa para los hijos?».
El régimen afirma que el país de 30 millones de habitantes supera los 151.000 contagios confirmados y 1.500 muertos de covid-19. Y mientras en diciembre y enero se registraban entre 200 y 500 nuevos casos por día, en marzo se dispararon, superando la barrera de los 500 y llegando a 937 el 19 de marzo y 1.161 un día después.
Los números oficiales son cuestionados por la oposición y las ONG, al denunciar que esconden un elevado subregistro en medio de un limitado acceso a pruebas diagnósticas PCR.
Maduro indicó que «ha aumentado la ocupación en las camas hospitalarias» sin precisar cifras. Pero testigos hablan de hospitales públicos saturados.
En el sector privado, la situación también es preocupante.
«Al día de hoy tenemos ocupación completa en el pabellón covid», explicó a la AFP el doctor Herman Scholtz, presidente del Centro Médico Docente La Trinidad, una de las clínicas más prestigiosas de Caracas. «Esto ha ocurrido en la última semana».
«En diciembre atendimos en la emergencia 55 pacientes, en el mes de enero aumentó a 100, en febrero, a 170. En la primera semana de marzo se atendieron 140 pacientes», añadió Scholtz.
«Es exponencial. De las 11 clínicas privadas de Caracas, hemos tenido 100% ocupación en terapia intensiva», siguió. «El número de pacientes ha aumentado y los casos son más graves».
Scholtz explicó que se ha triplicado el uso de oxígeno. «El flujo normal de rellenado era una vez por mes, actualmente se está realizando una vez cada cinco días».
El doctor explicó además que el abastecimiento de medicamentos y suministros ya no es un problema, como ocurría hace unos meses en este país golpeado por sanciones económicas de Estados Unidos.
La hospitalización en un centro privado cuesta entre 1.000 y 3.000 dólares al día. Se trata de una suma que solo puede permitirse la clase alta con seguro médico, aunque la clínica atiende a algunos pacientes «gratuitamente».
«Detener el virus»
El régimen lanzó un plan de vacunación en febrero con fármacos rusos y chinos. El país también recibirá 60.000 vacunas procedentes de Cuba, su aliado más cercano.
Mientras, el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por Estados Unidos y medio centenar de países, anunció la liberación de 30 millones de dólares de fondos congelados por las sanciones y en su control, para acceder a vacunas del sistema Covax.
A través de ese mecanismo de la Organización Mundial de la Salud, Venezuela tiene reservadas entre 1,4 y 2,4 millones de dosis de AstraZeneca, una vacuna que las autoridades del país se niegan a aprobar por sus posibles efectos secundarios.
«Esta es la mejor oportunidad que tenemos hasta el momento para poder detener el virus», afirmó Guaidó el viernes pasado. «Vamos a hacer todos los esfuerzos para que de forma eficiente y rápida entre esta vacuna».
En el terreno, la policía hace operativos en barriadas para hacer cumplir el confinamiento.
«La variante brasileña nos está forzando a ir al punto cero», advirtió Maduro. «El factor multiplicador es el relajamiento de las medidas de prevención», dijo, al denunciar que el sábado se identificaron fiestas en varias ciudades.
«Impresionante, rumba por aquí, rumba por allá», afirmó.