El madurismo denunció este miércoles que la Embajada de Venezuela en Oslo, Noruega, fue objeto de actos vandálicos e invasión por parte de grupos señalados como “elementos fascistas”.
Aunque no se ofrecieron nombres ni detalles específicos sobre los responsables, la declaración incluyó una condena hacia quienes considera opositores a los intereses del país.
El canciller Yván Gil utilizó su canal oficial de Telegram para expresar su rechazo: calificó a los autores de los hechos como “desquiciados fascistas” y señaló que este tipo de acciones atentan contra los venezolanos.
Además, recordó que la seguridad y protección de las sedes diplomáticas es responsabilidad del Estado anfitrión, por lo que exigió a Noruega identificar y sancionar a los responsables de manera inmediata.
En días recientes, Gil también reportó ataques similares contra consulados venezolanos en varias ciudades, incluyendo Lisboa (Portugal), Frankfurt (Alemania), Medellín (Colombia), Vigo (España) y San José (Costa Rica).
Según el funcionario, estas acciones estarían supuestamente coordinadas por grupos asociados con la campaña del presidente electo Edmundo González Urrutia, a quienes denominó “comanditos del fascismo”.
Nicolás Maduro juró sin publicar pruebas
Las denuncias surgen en un contexto político tenso tras la juramentación de Nicolás Maduro para un tercer mandato presidencial, luego de un polémico proceso electoral celebrado el 28 de julio.
Aunque el Consejo Nacional Electoral declaró a Maduro como ganador, hasta la fecha no ha publicado los resultados desglosados, lo que ha reforzado las dudas sobre la transparencia del proceso.
La oposición, encabezada por González Urrutia y la Plataforma Unitaria Democrática, ha divulgado las actas electorales recopiladas por sus testigos, que demuestran que su candidato obtuvo la mayoría de los votos.
Estas cifras están disponibles en línea, mientras el oficialismo denuncia falsificación.
El reciente juramento de Maduro también enfrentó rechazo internacional, incluyendo declaraciones de la Unión Europea, que cuestionaron la legitimidad democrática del proceso.
En este ambiente de incertidumbre, los incidentes reportados en las sedes diplomáticas aumentan la tensión entre el gobierno venezolano y sus críticos, tanto internos como externos.