La mesa está servida para que 20.710.421 venezolanos voten en las elecciones parlamentarias pautadas por el CNE del régimen para el 6 de diciembre. Sin embargo, solo un tercio de ellos se siente llamado a participar y apenas una décima parte dice estar segura de acudir a las urnas en estos comicios, en los que la abstención será nuevamente la protagonista.
Así lo estima el más reciente estudio de la encuestadora Datanálisis que, sin dejar de mencionar un puñado de variables que incidirán en esta contienda, llega a la ineludible conclusión de que la intención de participar es tan baja que bien podría traducirse en un 70% de abstención.
El panorama no es fortuito, pues obedece entre otros factores al llamado abstencionista hecho por los principales partidos de oposición, que consideran estos comicios fraudulentos, por lo que no los reconocerán, al igual que la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea.
Un tercio de participación
El director de Datanálisis, Luis Vicente León, explicó a Efe que, al menos en Venezuela, siempre será más fácil predecir quién ganará unas votaciones que cuánta gente acudirá a las urnas porque el electorado se desmotiva y motiva conforme se mueven las variables, lo que arroja una complicación de estimación.
Haciendo esa salvedad, señaló que hasta ahora 34% de los venezolanos dice estar dispuesto a votar en diciembre, entre ellos alrededor de 10% está «muy seguro» de participar y otro 24% «podría» llegar a hacerlo. Se trata entonces de un 34% que podría ser más bajo, pues usualmente vota menos gente de la que dijo que lo haría.
Pero, matizó León, la falta de testigos de la oposición en los centros de votación, el ventajismo del oficialismo permitido por el árbitro electoral y otros aspectos que han provocado críticas sobre la transparencia del proceso pueden inflar el número de participación.
«Si nosotros pudiéramos auditar completa la elección parlamentaria y no se pudieran generar votos adicionales, no habría una abstención inferior a 70%», insistió.
Antecedentes abstencionistas
Si bien la proyección es baja, no es nueva. De hecho es similar a lo ocurrido en las legislativas de 2005, cuando la oposición tampoco participó y solo 25,26% del padrón acudió a las urnas. Aunque la legitimidad de la elección fue puesta en duda en esa ocasión, el oficialismo consiguió un Parlamento completamente partidario durante cinco años.
Y en 2020 la abstención sigue sonriendo al chavismo, que ganó la reelección presidencial de Nicolás Maduro en 2018, aunque estos comicios no son reconocidos por buena parte de la comunidad internacional, con la participación más baja de la historia democrática del país en contiendas de este tipo.
Mientras la oposición mayoritaria reitera que no validará al régimen de Maduro y por ello no ha participado en los comicios convocados en el último trienio, los aliados del chavismo siguen quedándose con los espacios de poder, al punto de que hoy en día controlan 19 de los 23 gobiernos regionales y 94% de las alcaldías.
«El 6 de diciembre vas a tener una abstención elevada pero con una participación suficiente para que el madurismo controle esa Asamblea, ese Parlamento, como él quiera, y le urge hacerlo para conseguir, aunque sea, un poco de financiación internacional», advierte León.
La consulta opositora
Entretanto, la parte mayoritaria de la oposición que se reúne en torno a un gobierno interino liderado por Juan Guaidó pidió a sus simpatizantes que no voten en las legislativas y, en cambio, participen en la llamada Consulta Popular que, sin ser vinculante, busca medir el rechazo al Ejecutivo de Maduro en la misma semana de las parlamentarias.
«No es un evento que tenga gran pasión o que tenga un interés masivo en la población venezolana», consideró León, que pronostica igualmente una alta abstención en este proceso aunque, prosigue, tampoco podrá ser auditado de manera independiente y por ello la transparencia se complica y la confianza en el resultado se debilita.
El analista político dijo que, con esta idea, Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por unos 60 países, está llamando a que todo se quede igual, con una continuidad administrativa de la Asamblea Nacional, que lidera el opositor y cuyo período vence el 5 de enero de 2021 por mandato constitucional.
A su juicio, la oposición no tiene una propuesta para sacar a Maduro del poder ni una estrategia de lucha conjunta, por lo que se derrumba todo, incluida la confianza en la abstención y en la lucha electoral, así como la esperanza de cambio del venezolano, cuando actualmente solo 23% cree que es posible lograrlo el próximo año.
Diagnóstico y desenlace
Un 77% de los venezolanos, más o menos el porcentaje de la población que vive en pobreza extrema en el país, desean un cambio político, algo que siempre han querido conseguir a través de la vía electoral.
Pero, prosiguió el director de Datanálisis, la mayoría de los ciudadanos se encuentran en una gran confusión ahora mismo porque no quieren al Ejecutivo de Maduro ni la pasividad de la propuesta abstencionista, sino una acción para proponer una elección que conduzca a cambios y eso no es posible en la actualidad.
«¿Qué va a ocurrir? Que muy pocos opositores van a votar, que la mayoría de la población se va a abstener porque no tienen una oferta atractiva para votar», dijo el analista, al recordar las trabas puestas a algunas formaciones opositoras para participar y que muchos de los aspirantes tampoco son atractivos para el electorado.
Por lo anterior, concluyó, se vislumbra una campaña muy débil, en la que solo el oficialismo tendrá aspirantes fuertes, aunque al régimen le conviene que ganen algunos opositores para legitimar los comicios, y usará todos los mecanismos de control social para empujar al mayor número de votantes hacia las urnas.