
La salida de Chevron de Venezuela el próximo 3 de abril (a menos que se le conceda alguna prórroga) tendrá efectos significativos en el sector petrolero y la economía del país. El impacto inmediato será una fuerte reducción en la producción de petróleo, una pérdida de tecnología y experiencia especializada, y en términos generales una disminución en la eficiencia operativa.
En lo económico, se reflejará en una reducción en los ingresos del Estado, en el mercado cambiario y el tipo de cambio con el bolívar, y en la necesidad de buscar otras fuentes de fondos, petroleras y no petroleras, que la sustituyan.
Y si se considera que desde 2022 Chevron llegó para poner orden en el negocio, que estaba a la deriva, es casi natural que, cuando se retire, regrese el menosprecio a la inversión y el mantenimiento con el correspondiente deterioro acelerado de la infraestructura petrolera, la pérdida de capacidad tecnológica, y el regreso a las “soluciones” de emergencia con los iraníes, los rusos y los chinos, ninguno de los cuales ha resultado de mejora, sino de “parches” que no llegaron a nada.
Y por supuesto, su salida tendrá un importante impacto social que se reflejará en la pérdida de empleos directos e indirectos con mayor presión sobre la economía familiar… Más todo aquello que podía haber sido financiado con ingresos públicos, como los servicios de combustible, electricidad, agua, salud y educación.
Pero no nos llamemos a engaño… esos fondos casi no llegaban a esos destinos nobles, sino que se quedaban en el camino como corrupción rampante (confesada por el mismísimo Maduro) y como fuente para fortalecer los aparatos de represión y tortura. Así que el impacto social de la salida será realmente bajo.
Todo lo anterior puede reflejarse en los siguientes números aproximados (todos de fuentes oficiosas confiables), los cuales se evidencien en el sector energético en general, y en la infraestructura petrolera en particular, así como en el tejido social. Y, según el escenario, pudieran resultar optimistas y el daño de la salida resulte mayor:
- Ingresos estatales
- Reducción de 1,2 mil millones de dólares en ingresos anuales.
- Pérdida de 2,6 mil millones de dólares en inversiones previstas.
- Impacto acumulado de 3,8 mil millones de dólares en el PIB.
- Producción petrolera
- Disminución de 150.000 barriles diarios de producción.
- Reducción de 12% en la producción nacional.
- Pérdida de 30 plataformas de extracción operativas.
- Empleo
- Pérdida de 1.800 puestos de trabajo directos.
- Impacto en 7.200 empleos indirectos.
- Afectación a 15.000 familias dependientes.
- Servicios públicos
- Reducción de 25% en la capacidad de refinación.
- Disminución de 30% en la producción de combustibles.
- Afectación a 40% de la red de distribución.
- Instalaciones
- Abandono de 45 instalaciones petroleras.
- Deterioro de 120 kilómetros de ductos.
- Pérdida de 75 equipos especializados.
- Capacidad operativa
- Reducción de 35% en la capacidad de mantenimiento.
- Disminución de 42% en la capacidad de perforación.
- Pérdida de 50% en la capacidad de procesamiento.
Para tener un cuadro completo es bueno conocer el impacto individual de las compañías de servicio que también se irán, porque sin ellos no habría producción petrolera en el mundo. Son tan importantes que en algunos casos llegan a hacer el trabajo completo de la operadora. Y lo más importante, son capaces de encontrar solución a problemas específicos por la red internacional que cada una ha formado.
Halliburton es esencial por sus servicios especializados de cementación, especializada en pozos profundos, mantenimiento de pozos, con capacidad de perforación direccional, y tal vez lo de mayor ayuda al negocio en Venezuela y la mayor pérdida con su salida sea el servicio de optimización de producción.
Schlumberger es fundamental por sus servicios de evaluación, tecnología de registro de pozos, análisis de yacimientos y evaluación de formaciones, y su experiencia reconocida con tecnología propietaria para optimización de producción.
Baker Hughes es crucial por su tecnología especializada en perforación, sistemas de completamiento de pozos, y equipos de producción. Son el complemento necesario de cualquier compañía petrolera.
Weatherford es esencial por los servicios de Intervención, mantenimiento preventivo de pozos existentes, reparación de equipos, y una vez más, pero desde sus habilidades, la optimización de producción.
Estas empresas son fundamentales para la industria petrolera por sus servicios especializados y tecnología avanzada. Su salida dejará un vacío técnico y operativo que afectará significativamente la capacidad de producción y mantenimiento del sector petrolero venezolano.
El no contar con sus servicios especializados representa una pérdida de inversión de conocimiento y capacidad técnica y un desafío importante para el desarrollo futuro del sector energético del país, mientras el chavismo siga en el poder; y, por supuesto, el peso de las sanciones en su contra, siga afectando a Venezuela por el solo hecho de negarse a entregar el poder que perdieron en buena lid, en unas elecciones que demostraron que ya el pueblo de Venezuela no los quiere más… y que tienen que irse.

Petróleos de Venezuela. Foto: EFE
Pdvsa enfrenta ahora el reto de mantener operaciones complejas sin el soporte de empresas que durante décadas fueron fundamentales para el desarrollo del sector. La pregunta que todos se hacen es: ¿cómo mantener la producción sin la tecnología y el expertise que estas empresas aportaban?
En otro orden de ideas, la situación financiera de Pdvsa es particularmente crítica, pues enfrenta una deuda en bonos de deuda externa que supera los $45 mil millones, con intereses acumulados durante más de siete años en default.
Además, mantiene una deuda pendiente con empresas operadoras de servicios de pozos por más de 5.000 millones de dólares, y enfrenta demandas en tribunales internacionales que superan los 14.000 millones de dólares, siendo la más significativa la demanda de Conoco por 12,5 mil millones de dólares, recientemente ratificada por el Ciadi.
La deuda externa de Pdvsa presenta características particulares que complican su reestructuración, pues fue emitida como deuda de empresa comercial sin cláusulas de acción colectiva (CAC), por lo que requiere la anuencia de 100% de los bonistas acreedores para cualquier modificación de contratos.
Esta situación se complica aún más cuando se considera que la República misma está endeudada por más de 100.000 millones de dólares, con siete años en default, y una deuda externa en bonos que cerró 2024 en 55.000 millones de dólares. Más una situación complicada de alter ego que cierra espacios de negociación y dificulta las opciones a futuro de reestructurar la deuda externa venezolana.
Toda la información numérica fue tomada de fuentes oficiosas confiables por su seriedad y no identificadas por razones obvias para nosotros que vivimos en un ambiente de persecución y zozobra que hace que la labor escribir se convierta en una actividad de alto riesgo… Porque estar en esta trinchera se ha convertido en un ejercicio extremo… y también para el que lo lee, si en una alcabala le revisan el teléfono y le encuentran el artículo. ¡Qué desastre!
En este escenario complejo, las posibilidades de recuperación son limitadas, pues la entrada de nuevas empresas de servicios enfrenta múltiples barreras, desde las sanciones internacionales hasta los riesgos operativos en un país con infraestructura deteriorada. El desarrollo de capacidades locales, aunque necesario, requiere tiempo y recursos que escasean en la actualidad.
A lo anterior hay que sumarle la pérdida de reputación al vincular su nombre con las peores prácticas de negocio y estar involucrada en narcotráfico, lavado de dinero, tráfico de armas y vinculación con el terrorismo; operando ya desde hace años en el mercado negro con prácticas de apagado de trasponder de los tanqueros en altamar, y en entregas (casi siempre de calidad discutible) a clientes que pueden estar relacionados con operaciones criminales. En fin… es una empresa a la que, en el supuesto negado que se quisiera conservar, al menos, habría que cambiarle el nombre.
La situación actual del sector petrolero venezolano refleja los desafíos más profundos de nuestra economía y nuestra sociedad. La salida de estas empresas de servicios petroleros no es solo un evento económico, sino un síntoma de una crisis más amplia que requiere soluciones estructurales y urgentes. El futuro del sector energético venezolano, y con él el de miles de familias, depende de nuestra capacidad para encontrar soluciones creativas y efectivas a estos desafíos sin precedentes.
Por todo lo anterior hay que preguntarse si Pdvsa tiene la capacidad técnica para operar sin las empresas de servicio mencionadas más arriba. Y la respuesta es que, con recursos propios pudiera mantener una capacidad básica limitada para operaciones simples, contando con que tiene experiencia en operaciones convencionales; y el personal con que cuenta solo está capacitado en procedimientos estándar.
Por lo que, a partir de mayo próximo quedarán en evidencia sus limitaciones técnicas que serán observables en la falta de tecnología especializada para pozos complejos, dificultades en mantenimiento de equipos sofisticados, y limitaciones en su capacidad de perforación profunda, entre otras tantas eventualidades.
Lo que sí podría enfrentar son las operaciones básicas, con capacidad parcial para mantener producción actual, y también, aunque con limitaciones, la optimización de pozos existentes; y ni siquiera pensar en expansión de operaciones porque como les decía más arriba, no podría enfrentar operaciones especializadas en pozos complejos, en operaciones offshore, y en proyectos de recuperación mejorada.
Y pensando en la búsqueda de socios alternativos, o colaboración con empresas de otros países, se encuentra la limitación de las sanciones actuales, más la posibilidad mencionada por Trump en la reunión con las petroleras norteamericanas, de colocar aranceles muy altos a los que compren-adquieran el petróleo venezolano. Y esto es importante porque la única manera de pagar cualquier apoyo sería con petróleo y eso ya involucraría a esos aranceles… además del riesgo de entrar internacionalmente en las listas negras de los gringos impidiéndoles usar los sistemas de pagos y transferencias.
Bueno… si buscaban que se los coma el tigre… se los está comiendo.
Todo lo mencionado es una realidad del tamaño de una catedral que solo podrá ser superada con la salida del chavismo del poder, porque con ellos ya está claro que no hay solución posible. Y eso está tan claro (para todos menos para ellos) que la población masivamente votó (y volvería a hacerlo, pero con mayor fuerza) por su salida, y porque Edmundo González y María Corina Machado se hagan cargo de la solución.
Precisamente los dos anteriores, María Corina Machado y Edmundo González, presentaron en Houston, durante la Conferencia CERAWeek, sus propuestas de solución energética, como una oportunidad que podría cambiar el rumbo de la industria, con la reforma de las leyes de hidrocarburos, el país se abre a un mundo de posibilidades para las compañías petroleras globales, incluyendo a aquellas con raíces en Estados Unidos.
En un mundo ideal, habría que liquidar a Pdvsa y avanzar en una desestatización ordenada y la apertura total a la inversión privada, incluyendo el petróleo y el gas; donde la participación del estado será subastada en forma transparente y basada en reglas claras, y el gobierno será el regulador transparente que ponga los límites que protejan al medio ambiente y a la sociedad.
También se hará énfasis en la seguridad jurídica para ganar confianza internacional; garantizando mecanismos de arbitraje internacional y se trabajará con el FMI y el Banco Mundial para renegociar la gigantesca deuda externa que nos deja el chavismo, porque antes de ellos, nosotros no solo no pedíamos dinero, sino que éramos quienes aportaban y lo prestaban.
Se trabajará en los temas impositivos y laborales para acelerar la inversión y el crecimiento de la economía, con énfasis en el sector energético. Y como muy importante, extraer las reservas en el subsuelo, porque ahí, bajo tierra, no le sirven a nadie. Hay que extraerlas masivamente y convertirlas rápidamente en riqueza para todos los venezolanos. Venezuela tiene el potencial de producir varios millones de barriles por día. No se trata de aumentos marginales, sino de una revolución en la industria energética.
Y habría que considerar la permanencia en la OPEP, porque con un pensamiento liberal es difícil conciliar actuar cartelizado. Además, habría que reemplazar el mercado spot en el que estamos actualmente, y regresar a las sanas prácticas de los contratos de largo plazo entre partes, con mecanismos individuales y diferenciados para establecer los precios del barril.
Porque contando con las mayores reservas de hidrocarburos del mundo, costos de producción bajos y una ubicación estratégica en el hemisferio occidental, Venezuela puede volver a convertirse en un actor clave en el mercado global. Y por supuesto, para lograr lo anterior hará falta una inversión masiva en infraestructura y educación.
Con Edmundo González presidente, y con María Corina Machado vicepresidente, lo que se busca es una transformación radical y no solo un ajuste incremental. Ambos presentaron una hoja de ruta clara, que representa un beneficio tanto para los venezolanos como para los inversionistas. Y dejaron en claro lo esencial: nada de esto será posible sin libertad.
Esta iniciativa no solo promete atraer capital, sino que también establece un marco regulatorio que podría generar un clima de confianza para los inversores: «Venezuela abre su sector energético a inversionistas de todo el mundo», ofreciendo condiciones que, de concretarse, resultarían sin precedentes.
Con planes para elevar la producción de petróleo muy por encima de tres millones de barriles diarios, un objetivo no alcanzado en quince años, suenan esperanzadores, aunque el promedio de 920.000 barriles diarios del año pasado revela la difícil realidad actual. Y menos aún con la caída que se prevé con la salida de las petroleras mencionadas más arriba, que pondría el piso de salida en los 450 a 500 mil barriles por día.
En resumen, un modelo 100% abierto a la inversión privada, con seguridad jurídica y reglas claras, abriendo todos los campos petroleros y gasíferos a la inversión, garantizando derechos de propiedad y transparencia; se crearán incentivos para atraer capital y tecnología. El Estado regulará, no producirá.
Hay que hacer las cosas correctas y hacerlas bien… y pronto… lo antes que se pueda.
Para responder a la pregunta del título: ¿qué viene para Venezuela sin Chevron?, la respuesta es: un colapso económico por la profundización de la caída de los niveles de actividad, sin que aun Chevron se haya retirado.
Porque en realidad, Chevron es solo un indicador de la inviabilidad del modelo actual que está solo sostenido por una precaria política monetaria y cambiaria, la cual saltará por los aires cuando se dispare la emisión inorgánica de bolívares para intentar reemplazar la falta de dólares; y cuando el efecto subsecuente de esa acción vuelva asintótica a la inflación, dispare el tipo de cambio y profundice la recesión por escasez. Y como parte de la escasez será difícil recuperar las caídas de frecuencia y los apagones eléctricos.
Lo que viene no es bueno, y el gobierno se quedó sin herramientas para enfrentar la situación. Porque, además de la confianza de la que no goza, una situación como esta requiere de contar con una caja de herramientas sofisticadas, con las cuales no cuenta… y no solo eso … porque la herramienta que siempre ha tenido y utilizado, ha sido un martillo… y esto que estamos por vivir, no se arregla a los martillazos.
Recomendación
- Al gobierno: que, a la luz de los acontecimientos en el mundo petrolero venezolano, y la deriva política que está en marcha, vaya preparando el negocio petrolero como para adelantar los pasos que ya expresó que va a dar el gobierno electo. Tiene visos de realismo comprender el sentido de dirección e ir adaptándose. Aunque tarde, aún están a tiempo de buscar una transición que les permita continuar en el campo de la democracia, aunque ahora fuera del poder… Demostrar el mismo pragmatismo que mostraron hasta ahora, pero con sentido patriótico.
- A la dirigencia opositora: que comprenda que con o sin ayuda de los gringos, deben dar pasos decisivos para recuperar la libertad. No deben distraerse con elecciones o cambios constitucionales, sino concentrarse en movimientos que los convenzan que tienen que irse… eso sí… ahí no puede haber tibiezas. Los americanos ya están haciendo su parte… ahora les toca a los venezolanos de calle hacer la suya impulsando asertivamente la entrega del poder.
- A la dirigencia empresarial: que hagan un acto de constricción y entiendan que se están inmolando por una causa perdida. Algunos de los que están allí, ven árboles y se confunden… desde afuera y desde arriba, se ve el bosque en su conjunto y todo indica que, así como vamos, no hay ni economía ni empresas viables. Miren el consumo, el nivel de actividad, el tamaño de la economía, el nivel de precios y el tipo de cambio… y ahora súmenle la salida de Chevron y de las trasnacionales de servicios petroleros… como dirían en Argentina, “estamos en el horno”.
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