1. La victoria de Lula en Brasil terminó de conformar el nuevo mapa político latinoamericano. La llamada “izquierda moderada” se ha hecho cargo del mando en casi todo el continente.
2. Esta nueva ola “izquierdista” tiene ahora un liderazgo diferente al que conducía Hugo Chávez durante la primera década de este siglo (y que Nicolas Maduro no pudo ni supo preservar).
3. Ahora hay un nuevo panel de líderes, donde Lula, Petro, Boric, Bukele y López Obrador son los referentes más destacados. Pero sin duda alguna, Lula será el más relevante de todos ellos por dos principales razones: dirige el país más grande y poderoso de América Latina y es el político más experimentado de la región.
4. La victoria de Lula era la ficha que faltaba en el continente para marcar una nueva pauta política con alto poder de decisión. Algunos dicen que América Latina se vistió de rojo, con lo cual deberíamos inferir que Cuba ahora es líder absoluto en la región.
5. Nada más alejado de la realidad. Díaz Canel y Ortega serán unos parias dictatoriales en la región. La mayoría absoluta de los gobiernos que están surgiendo en America Latina está conformada por izquierdistas más propensos a navegar en el mundo democrático.
6. La llamada “nueva izquierda” o “izquierda democrática” viene a llenar el vacío dejado por una camada de políticos envejecidos, atados a su vieja zona de confort y que aún no entiende que el mundo cambió y que ellos representan un obstáculo para el avance de sus pueblos.
7. Obvio, la alternativa izquierdista es una ilusión que también está atada al pasado, sólo que luce más fresca y promete soluciones mágicas ante una población desesperada.
8. La nueva izquierda promete la implantación del viejísimo “estado del bienestar” que tiene atascada a Europa respecto a las demás naciones que lucen elevados niveles de productividad. Es una izquierda que promete protección, soluciones y justicia social pero que nunca dice “quién pagará la cuenta” de tanto proteccionismo.
9. Claro, la cuenta la termina pagando el sector productivo a través de elevados impuestos, excesivos controles y confiscaciones cuyo desenlace fatal es el estrangulamiento de la gallina de los huevos de oro. Venezuela es el ejemplo más crudo y dramático de esa experiencia fallida.
10. Sin embargo, la “izquierda rosada” tiene tres características en común que les permite evadir la tragedia generada por la “izquierda roja”: Son ajenos a la estridencia antiimperialista y se esfuerzan en mantener relaciones normales basadas en el respeto mutuo con los Estados Unidos; creen en el juego democrático, en la cohabitación política y saben perder; y respetan los principios de la economía capitalista.
11. En la renovación cíclica de los gobiernos medianamente democráticos en el continente, el péndulo beneficia hoy a esa izquierda rosada. Quizás mañana volvamos a votar por los que hoy fueron expulsados del poder. Pero seguiremos atascados.
12. Es definitivo. America Latina surgirá cuando sus líderes decidan asumir los nuevos paradigmas de la política. Mientras tanto continuaremos en este columpio redundante que siempre conduce al mismo lugar.
13. Respecto a Venezuela, el presidente Nicolás Maduro debe decidir a cuál corriente plegarse definitivamente. Creo que ya está convencido que las políticas económicas heredadas de Chávez fueron un fracaso total y que la tiranía política tampoco conduce a una revolución justa y próspera. Lula y Petro se esforzarán en unirlo a su equipo.
14. Es hora de un viraje. Por ahora, y a diferencia de Cuba y Nicaragua, en Venezuela aún se realizan elecciones y aún permanecen espacios para el ejercicio de la política. Todos los candidatos opositores que andan en campaña abierta por todo el país denunciando al “régimen” así lo demuestra.
15. El juego duro aún persiste entre los factores políticos enfrentados y las negociaciones pueden conducir a una mayor flexibilidad y transparencia. Lo importante es que Venezuela comience a construir una alternativa distante tanto de los gobiernos fracasados del pasado como de la estela de la izquierda roja y rosada que también forma parte del pasado.