La recta final hacia las elecciones presidenciales en Venezuela está llena de incertidumbre, que aumenta tras la decisión de retirar la invitación a la Unión Europea para que observe un proceso que según expertos está plagado por ventajismo hacia la campaña de Nicolás Maduro.
Maduro, que busca la reelección, enfrenta en principio al diplomático Edmundo González Urrutia, una inesperada alternativa ante el bloqueo de candidaturas opositoras. No obstante, a dos meses del 28 de julio las piezas aún están en movimiento.
El poder
La elección presidencial es «un proceso diseñado en pro del interés de Maduro de mantenerse en el gobierno», explica a la AFP Ignacio Ávalos, director de la ONG Observatorio Electoral Venezolano. «Vemos ventajismo, comenzando por la fecha», que coincide con el natalicio del presidente Hugo Chávez.
Las autoridades vetaron en el camino a dirigentes como María Corina Machado, favorita en las encuestas pero inhabilitada para ejercer cargos públicos, un arma habitual del gobernante chavismo para neutralizar adversarios.
Maduro es omnipresente en la red de medios de comunicación públicos, incluso representado como Superbigote, un superhéroe al estilo Superman en un dibujo animado de propaganda. Y tiene al servicio de su campaña todo el aparato del Estado, que ha aumentado el gasto público en programas sociales, usados según Ávalos como «mecanismo de control social».
«Aquí el único que garantiza la paz se llama Nicolás Maduro», dijo el propio dirigente oficialista de 61 años de edad, con una popularidad que no supera 30%, según la encuestadora Delphos.
Posible deslegitimación
El Consejo Nacional Electoral (CNE), de línea oficialista, anunció el martes el retiro de la invitación de la UE a las elecciones en Venezuela, parte del acuerdo entre el gobierno y la oposición para las presidenciales.
Elvis Amoroso, presidente de ese organismo, justificó la decisión por la «actitud hostil e irrespetuosa de este bloque», que ratificó sanciones contra unos 50 funcionarios chavistas, pese a que suspendió la de él y otros tres exdirectivos del CNE.
La UE por su parte llamó a «reconsiderar su decisión».
Están invitados el Centro Carter, los BRICS y la Unión Africana, pero «que la Unión Europea no venga deslegitima de alguna forma el proceso electoral», estima Giulio Cellini Ramos, director de la firma LOG Consultancy.
«El gobierno busca generar desconfianza en el proceso electoral, que la oposición lo objete, algo que luce muy improbable, y desmotive al elector para generar abstención», añadió.
Es un escenario que favorecería a Maduro, coinciden expertos.
La unidad
González Urrutia, de 74 años de edad, fue registrado a última hora por la Plataforma Unitaria, que denunció el bloqueo de la inscripción de quien había sido elegida como sustituta de Machado, la académica Corina Yoris. Aunque en principio su postulación fue provisional, acabó ratificado.
«Nunca, nunca, nunca había pensado estar en esta posición», reconoció en una reciente entrevista con la AFP.
Machado ha encabezado su campaña, potenciando un mensaje de «unidad». «Cualquier candidato, siempre que sea fruto de acuerdo unitario, tiene apoyo. Cerca de 50% vota con los ojos cerrados por la oposición», comenta Félix Seijas, director de Delphos.
Pero las amenazas llegan desde varios frentes.
Un dirigente que se dice antichavista pero la oposición tilda de «colaboracionista» de Maduro solicitó a la corte suprema, acusada de servir al chavismo, la anulación en la boleta electoral de la Plataforma Unitaria, usada para postular a González Urrutia. «Es una especie de espada de Damocles», alerta Ávalos.
En caso de emergencia…
El exrector electoral Enrique Márquez se inscribió presentándose como una «alternativa» opositora, aunque sin entrar en confrontación con González Urrutia.
«Yo no descarto ni apoyar a quien tenga que apoyar ni recibir el apoyo de quién lo tenga que recibir», manifestó Márquez en una rueda de prensa.
Y están los doppelgängers: dirigencias acusadas de «colaboracionistas» de Maduro en partidos tradicionales de oposición que lanzaron candidatos a presidente, también, según expertos, para dividir el voto.