Los zombis no fueron invitados al Venezuela Game Show 2023. Ese fue el foco de una de conversas entre grupos de chicos, algunos disfrazados de sus personajes virtuales favoritos, que atravesaban a paso veloz los pasillos del CCCT para llegar a la soleada terraza del recinto, el punto de encuentro. Se llegaban a escuchar frases como «hubiese sido chévere formar parte de The Last of Us ¿verdad?», «yo quería susto, hongos, repulsión». Habían asistido tanto viernes como sábado, y el domingo 26 todavía se mostraban emocionados.

Así como ellos hubo otros que se unieron al comentario sobre los muertos vivientes. Los «infectados» con hambre de carne, sed de sangre e instinto voraz y aterrador en forma de Clicker (con sus asquerosas extremidades y cabezas inundadas de hongos) eran de las arenas más esperadas por los fanáticos de los videojuegos.

No obstante, y muy a pesar de que Dead Rising, Resident Evil, State of Decay o The Walking Dead, no dijeran presente, Call of Duty sí lo hizo. Era el único, pero su montaje sería suficiente entre un universo plagado de Fórmula 1, fútbol, animé, baile y peleas encabezadas por Fortnite, Freefire, Gran Turismo, Just Dance y muchos más.

En el espacio destinado para la convención, cuya duración fue de 3 días, 7.500 metros cuadrados de experiencia, trasportaron a los asistentes al imaginario colectivo de un videojuego cuyo epicentro fue Caracas.

Dentro de la enorme carpa, luces de neón multicolores, extravagantes pantallas, paredes intervenidas, stands de maquillajes, tatuajes o piercings, tarimas y plataformas segmentadas (arenas de juego y coreografía), caminos laberínticos alfombrados y un sinfín de disfraces minuciosamente confeccionados, le daban tanta vida al espacio como el sonido de las diferentes melodías y compases, conciertos alegóricos en el área destechada y la animación de los más experimentados gamers nacionales e internacionales desplegados a lo largo y ancho del lugar. Hasta un podcast se grabó, en vivo y directo, durante largas horas. Algo a lo que Jhon Da Silva y Juan Carlos Martínez, por supuesto, están acostumbrados con Vacílate esto.

De esta manera, sobresalieron todas las facetas imaginables de los online games favoritos entre los venezolanos y el resto del mundo. Así pues, lo que se vivió en el CCCT por casi treinta horas en tres días fue no menos que una celebración. Una que según cuenta Dani Goncalves, director de industria y producciones del Venezuela Game Show 2023, el país necesitaba.

“Venezuela Game Show 2023 es felicidad”

El evento hizo que el país dejara un puntito en el mapa desde su realización aquel 2020, cuando el único tópico predominante en el planeta era la pandemia y sus secuelas. La organización, a pesar de todo, jamás imaginó desacelerar el plan de hacerlo realidad y resolvieron desarrollando el proyecto en un canal de TV.

«En aquella primera edición no solo la situación del covid era preocupante sino, sobre todo en Venezuela, el gran problema de la conectividad», señala Goncalves haciendo énfasis en los inicios de la movida.

No desistieron y a medida que fueron pasando los años, también lo hizo el país, su internet y sus redes alámbricas, inalámbricas u ópticas. «Venezuela fue avanzando y también nosotros», dice. Y, cómo no, la comunidad gamer.

«Al día de hoy hay muchos equipos desarrollándose, sobre todo atletas. Todos quieren formarse, llenarse de conocimientos y ser parte de esta gran comunidad geek que, poco a poco, ha ido floreciendo en el país», expresa. «Aquí tenemos a México, Argentina, Brasil e incluso Japón brindándonos no solo su experiencia, sino también sus valiosos consejos en materia de participación, estrategias, rankings, y hasta en el universo Cosplay», describe.

El Venezuela Game Show 2023 contó con la presencia de 13 de los mejores videojuegos a nivel mundial: Valorant, Mortal Kombat 1, EAFC 24, Freefire, Fortnite, Rocket League, Super Smash Bros Ultimate, Call of Duty Mobile, Just Dance, Counter Strike 2 y Gran Turismo 7; experiencias que, a modo de torneo, se convertirían en premios en metálico para los vencedores, quienes solo debían valerse y demostrar todas sus habilidades, destrezas y estrategias.

En esta edición, la organización tuvo previsto la entrega de 50 mil dólares aproximadamente en premios durante la competencia en la que al menos 5.300 inscritos, según conteos finales de producción, concursaron.

De conectividad, juegos favoritos y géneros

Una de las asignaturas pendientes en la VGSE3 era consolidar la conectividad de la cultura de entretenimiento electrónico, así como impulsar los e-Sports y el talento de la juventud venezolana. Algo que, asegura los organizadores, se logró.

En cuanto a preferencias de videojuegos, todo en Venezuela es muy relativo. «Los que a veces creemos que no llegarán a ser populares lo son. De los trece que tenemos, seis se presentaron con arenas oficiales y 7 están en exhibición. Todos autorizados por las casas productoras a nivel internacional y con una expectativa detrás altísima», manifiesta Dani Goncalves.

“Cumplimos así nuestra promesa. Congregar 143 equipos de 4 personas para competir en Free Fire, por ejemplo, nunca fue planeado y se logró”

Cuenta que Counter Strike, Call of Duty, League of Legends y Just dance, no obstante, marcaron distancia en materia de asistencia. Algo que quedó en evidencia con las colas kilométricas de gente y sus arenas repletas. «Gran Turismo es una de las innovaciones de este año, esa tampoco tiene tiempo ocioso. Ninguna para», subraya.

Algo que también destaca Goncalves es que el género no existe como patrón, al menos no en la comunidad geek o dentro del Venezuela Game Show. «No se podría decir que hay un 50/50 entre hombres y mujeres, pero sí un 65/35, tomando en cuenta que hay juegos en donde la balanza se inclina por género. No obstante, existen algunos que son considerados más masculinos en donde ellas son las que llevan las riendas. «El ranking es tan brutal en las competencias y están tan posicionadas, que le llevan una morena a cualquier chamo», apunta.

El productor solo describe este evento como celebración, luego de pensarlo por varios minutos. «Es una fiesta geek donde todos están felices, en lo suyo, sintiendo que, verdaderamente, también es algo de nosotros», ratifica. Y para él, es verdad. Porque a pesar de tener un carácter internacional en el cual se adecuan a uno de los circuitos más fuertes a nivel regional, el Game Show es alegría, felicidad. Es Venezuela, afirma.

El disfraz como catalizador

Conversar, tomarse fotos, pedir autógrafos y quedarse boquiabiertos con los costume play, o cosplay según su contracción, que formaron parte del Venezuela Game Show 2023, era de esperarse. Al menos 20% de los asistentes eran su personaje: Xayah, Tristana o Qiyana de League of Legends dijeron presente, así como Pikachu de Ash u Otaku. También la popular Bowsette, reina guerrera caminaba airosa con su divertido tutú mientras chocaba hombros con Sub-Zero de Mortal Kombat.

Laura Lisa, de 30 años, es una de las que se siente «como en casa» ataviada de pies a cabeza como Lux Onda Espacial de Leagues of Legends. Se disfraza desde 2011 gracias a su hermano mayor, «un freaky que me metió en esta cultura de la cual me enamoré». Perder el miedo y la pena fue el principal objetivo. Aun sin poder conquistarlo, sigue vistiéndose como sus personajes favoritos porque siente que pertenece a algo.

Sobre el costo de sus vestidos -aquel domingo tenía uno distinto a los que usó el viernes y el sábado- resalta que invirtió al menos 100 dólares. «Sesenta en la braga que salió más económica porque me la hizo mi hermana a máquina y a mano», dice orgullosa. «Pero las pelucas, lentes de contacto y maquillaje son aparte».

Los costos pueden variar dependiendo no solo del personaje sino de lo que se quiera realmente invertir en el proceso de transformación. Algunos de los encuestados, quienes ostentaban un mayor trabajo de producción en sus disfraces, hablaban de 300 y hasta 500 dólares de inversión por día solo en cosplay.

«Si eso no es dedicación o amor por la movida geek, ¿qué lo sería?», argumenta Laura, quien afirma que el mundo de los videojuegos está en auge y que aún falta mucho que ver en este tipo de convenciones. Está casada y quiere tener hijos, tal vez su tiempo está a punto de culminar en ese mundo, pero nuevas generaciones se encargarán de seguir construyendo el legado en el país.

«En estos casi 12 años en los que vengo formando parte de estos eventos, hemos evolucionado muchísimo y eso es bueno. Poder reunirnos, expresarnos y enseñarles a las personas lo que somos, es grato», enfatiza. «Es increíble que Venezuela se entere de esto y a pesar de no ser para todo el mundo, se siente el interés, el cariño y la admiración por lo logrado… Al final, todos somos uno».