Sentado en una oficina con aire acondicionado y un cuadro con la figura del fallecido presidente Hugo Chávez detrás, Néstor Reverol, ministro de Interior, Justicia y Paz, anunció el 5 de septiembre que se reforzaría el sistema de seguridad dentro y fuera del Metro de Caracas, pero no dijo que a casi ocho meses del 12vo plan implementado para esa tarea, la inseguridad sigue en el sistema de transporte subterráneo.
Mientras Reverol hablaba con el mayor general César Vegas, presidente del Metro de Caracas, decenas de venezolanos sudaban en un vagón sin aire de la Línea 2, cerca de la “hora pico”. Muchos de los que estaban a bordo hicieron la transferencia a Plaza Venezuela y ahí, en medio de la estampida de usuarios, se distinguió un chaleco fosforescente, era el de un guardia nacional que estaba parado en una de las columnas de la estación más concurrida. En sus manos un teléfono celular.
Paralelo a esto, en Capitolio se abrieron las puertas de un vagón que llevaba a las personas hasta Palo Verde y luego de que salieran más de 10 usuarios y entraran cerca de 20, se escuchó a un hombre decir varias groserías. Todo el vagón lo miró y al verlo tocándose y revisando los bolsillos de su bolso fue obvio: lo habían robado.
La situación del pasajero es común en el sistema de transporte subterráneo que usan a diario más de dos millones de venezolanos, es por esto que el 24 de enero de este año Reverol anunciaba un despliegue policial, en el marco de la llamada “Campaña Carobobo 2021” y el “Plan Patria Segura”, para resguardar a los usuarios, trabajadores e instalaciones del Metro.
1.100 funcionarios entre policías, militares y Guardia Patrimonial del Metro estarían encargados de la seguridad en dos grupos: día y noche. Reverol indicó que el plan abarcaría las 48 estaciones del sistema, además adelantó que se instalaría una oficina del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) para atender los delitos en las instalaciones. También aseveró que se colocarían, en los próximos días (enero 2017), paletas detectoras de metales. Pero a pesar de todo esto, la inseguridad superó un plan que no se concentró en su totalidad.
Aunque no existe una estadística que dé cuenta de la cantidad de sucesos relacionados con la delincuencia que ocurren en el transporte subterráneo, la realidad es que cada día hay más robos y hurtos, mientras que se observan cada vez menos efectivos.
Las tres primeras semanas de febrero, luego de la activación del plan, hubo hasta 10 policías y militares en estaciones como Capitolio y Plaza Venezuela, en la actualidad ver cuatro es mucho y estos desaparecen después de las 7:00 pm. Algunos están a bordo de los vagones o conversando entre ellos, pero hay quienes detienen a jóvenes que ven “sospechosos” para revisarlos.
Casi ocho meses después de que se activara el plan, Reverol “recicló” sus palabras y anunció un reimpulso. Luego de sostener encuentros con el presidente del Metro y otros agentes de los cuerpos de seguridad, el ministro aseguró que realizaban el diagnóstico para evaluar las necesidades y fortalecer las acciones de seguridad. Reiteró que más de 1.000 funcionarios tenían la responsabilidad de resguardar el sistema de transporte subterráneo y que se activaría una oficina del Cicpc en las estaciones del Metro, mas no ofreció ningún resultado de la gestión.
La participación de los funcionarios que tienen como función y trabajan para investigar hechos delictivos es lo distinto del plan iniciado este año, aseguró Ricardo Sansone, de la organización Familia Metro.
Sansone destacó que este 2017 se llegó al 12avo plan de seguridad y mencionó que los Cicpc son la novedad. Detalló que los efectivos están en puntos específicos, pero lo que hacen es “pedir papeles” y pierden su capacidad investigativa, lo que consideró un mal uso de recursos.
“Los ves (a los policías) con los guardias patrimoniales, con guardias nacionales en Plaza Venezuela y ahora, si vas a agarrar una policía investigativa estás perdiendo su capacidad investigaba. Estás haciendo mal uso de recursos, eso quiere decir que esto va a llegar a lo mismo que los otros 11”, expresó.
Recordó que la Policía Nacional Bolivariana (PNB) tenía un servicio llamado “Servicio Metro de Caracas” y era una cantidad de funcionarios cubriendo el sistema, pero “hoy en el día no los ves, los ves esporádicamente”.
Sostuvo que por el “boom del momento” se observa gran presencia policial, pero esa fue disminuyendo y los delincuentes al notar eso “vuelven a las andanzas”.
me imagino que están de incógnito, o son los mismos choros porque yo no los veo nunca.
— Alejandro García. (@Ale_aunon) 5 de septiembre de 2017
El telefonito
Un recorrido por varias estaciones, principalmente las más concurridas de Línea 1, 2, 4 y 3, muestra que cada día hay menos efectivos. El número máximo que en un día de suerte se puede ver es cinco en una estación, la mayoría policías y en muchos casos dedicándoles su atención a su teléfono celular “chateando”.
Cuando el ministro Reverol anunció la reestructuración del plan de seguridad, varios venezolanos le escribieron vía Twitter y coincidieron en algo: los pocos funcionarios que están en las estaciones se la pasan pendientes de sus celulares, absortos en otro mundo sin velar por la seguridad de todos.
Respetuosamente recomiendo que no chateen tanto con los celulares y estén muy pendientes con el arma de reglamento.
— José L. Morales T. (@JLMT65) 5 de septiembre de 2017
Puro bla bla estan unos dias hechando chistes todos reunidos en un peloton mientras el hampa hace de las suyas.
— El Calaboce#o (@rodriguez19581) 6 de septiembre de 2017
Coño @NestorReverol pero estos funcionarios se la pasan es mandando mensaje de texto , eso es parte de la vigilancia?
— Ines (@Inesmz) 10 de septiembre de 2017
EL DATO
Entre 2010 y 2017 se han implementado al menos cinco planes de seguridad en el Metro de Caracas. En 2010 y 2012 se anunció la custodia policial. Al iniciar 2016 el entonces jefe de Distrito Capital, Daniel Aponte, impulsó un plan piloto, similar al probado en 2015, y ocho meses después se informó sobre una estrategia de seguridad para reducir la presencia de vendedores ambulantes.