Luisana de los Ángeles tiene 16 años de edad, es cantante lírica y exhibe con naturalidad la cabeza rapada. El diagnóstico de tumor canceroso alojado en la glándula pineal no le arrebata la sonrisa, a pesar de llevar siete meses trasladándose desde La Guaira, donde vive, hasta el Hospital San Juan de Dios, en Valle Arriba, para recibir cada 21 días sesiones de quimioterapia en el área oncológica.
Ella es uno de los 80 pacientes, entre niños y adolescentes, que atiende semanalmente ese hospital, uno de los pocos que disponen de tratamiento de alto costo y que también recibe a pacientes de otros centros de salud especializados, como el J. M. de Los Ríos, que no cuentan con los medicamentos.
Karina Pérez, gerente general de la Fundación Amigos de San Juan de Dios, indicó que la sala de oncología está habilitada con 8 sillas para atender a pacientes desde las 3 semanas de nacidos hasta los 18 años de edad. «En los últimos meses se incrementó en quimio el número de pacientes de 50 a 84. Pero nos las ingeniamos a beneficio de quien lo necesita».
Pérez añadió que finalizada la sesión de quimioterapia, que dura hasta cuatro horas, los pacientes reciben una merienda que consiste en bebida nutricional que los alimenta y contrarresta los potentes efectos del tratamiento. «Desde hace tres años nos propusimos combatir la desnutrición que vimos en nuestros niños para ayudarlos en este proceso», dijo.
Vanguardia médica
Aproximadamente 30 especialidades pediátricas ofrece el San Juan de Dios. Nefrología, ortopedia, oftalmología, odontología, oncología, neurología, otorrinolaringología y gastroenterología figuran entre los servicios más requeridos.
La cirugía de corrección de desviación de columna, que practican los especialistas en ortopedia, les restituye semanalmente la curvatura hasta a cuatro niños cada semana.
Aunque esta intervención requiere de un costoso material de síntesis, la fundación logró establecer un convenio con el Ministerio de Salud para la donación de los equipos necesarios. En 2017 fueron operados 400 niños con la dolencia, mientras que otros 4.000 fueron atendidos en consulta.
Corina Trujillo, coordinadora de recaudación de la Fundación Amigos de San Juan de Dios, afirmó que la efectividad de las intervenciones ortopédicas es reforzada con una rutina de terapia física y ocupacional a la que acuden niños y adultos. Un total de 10 camas de rehabilitación, 8 ortopedistas y más de 30 máquinas de ejercicio multifuerza integran el equipo, orientado a ayudar a los pacientes a recobrar la movilidad.
Destacó que la especialidad de otorrinolaringología es una de las pocas que ofrece en el país la cirugía de implante coclear, intervención quirúrgica que consiste en insertar en el oído un dispositivo electrónico que ayuda a los pacientes sordos a percibir el sonido. «Es hermoso ver cómo se le dibuja la sonrisa a un niño que nunca había podido escuchar nada en su vida. Es único».
Los niños que nacen con atresia esofágica, anomalía en la que el esófago no se desarrolla completamente, son operados con el padrinazgo de colaboradores. «Tuvimos el caso de un niño que jamás había probado alimento. Después de su intervención cumplió su sueño de comerse una hamburguesa, gracias a la colaboración de un contribuyente», relató.